«Antes de la misión nos dijeron una cosa que no me gustó nada y era que siempre lleváramos una granada y un cartucho. Eso nos decían nuestros comandantes para que no nos rindiéramos [al cautiverio ruso]», señaló.
Según Vodián, a los militares ucranianos les tratan de intimidar con que serán torturados en cautiverio ruso. Sin embargo, estando prisionero de guerra, observó que aquellas historias no eran más que cuentos de terror. Vodián destacó que a todos les tratan bien, todos los prisioneros disponen de atención médica.
«Nadie tortura, no maltrata. Estoy vivo, ileso», concluyó.
A finales de mayo, Rusia y Ucrania intercambiaron prisioneros de guerra, por primera vez desde febrero pasado, anunciaron desde el Ministerio de Defensa ruso. Al mismo tiempo, la defensora del pueblo ruso, Tatiana Moskalkova, daba por «suspendidos» estos intercambios por culpa de Ucrania. La funcionaria, citada por el diario Kommersant, destacó que Kiev «esgrime constantemente nuevas demandas forzosas».