Citado por la prensa aquí, el representante permanente adjunto de Siria ante las Naciones Unidas, Al-Hakam Dendi, exigió durante una sesión del Consejo de Seguridad dedicada a debatir los asuntos políticos y humanitarios en el país árabe, detener el saqueo del Pentágono a las riquezas nacionales y su apoyo al terrorismo y sus milicias proxy.
Estas formaciones ilegales de tendencia separatista lanzan ataques criminales contra personas inocentes que defienden sus familias, aldeas y propiedades en las provincias de Deir Ezzor y Hasakeh y en la ciudad de Qamishli, con el apoyo directo de las fuerzas estadounidenses, denunció el diplomático.
Aseguró que no existe base legal para tal presencia militar estadounidense sin la aprobación siria y en contravención de las disposiciones establecidas del derecho internacional, tanto convencional como consuetudinario.
Las mentiras y afirmaciones estadounidenses sobre garantizar la derrota del grupo terrorista Daesh como justificación para la continuación de esta presencia ilegal no son más que pretextos débiles que no se sostienen en ninguna base legal. Por el contrario, esta presencia en realidad obstaculiza los esfuerzos para combatir el terrorismo en Siria, denunció.
Al-Dandi aseguró que la injerencia de Washington limita los esfuerzos nacionales realizados en el marco de la Estrategia de las Naciones Unidas contra el terrorismo, que destaca claramente la prioridad de la implicación nacional del Estado en los esfuerzos de lucha contra el terrorismo y la garantía del respeto de su soberanía.
Esto requiere poner fin a la presencia militar extranjera ilegal en territorio sirio, poner fin a los actos de agresión asociados, al apoyo a entidades y milicias terroristas y al saqueo de la riqueza nacional, y restablecer la autoridad estatal y el Estado de derecho en todo su territorio nacional, concluyó el delegado su intervención.
Según denuncia Damasco, Estados Unidos traslada y entrena en sus 14 bases a combatientes de la organización terrorista Daesh y planifica sus ataques contra las tropas gubernamentales y sus aliados en el desierto.
El gobierno sirio rechazó repetidamente esa presencia ilegal, la cual calificó de ocupación, y aseguró que las acciones de Washington en Siria incentivan la actividad terrorista.
Asimismo, denunció recientemente la intensificación del saqueo y contrabando de las riquezas naturales del país, en particular el petróleo, por parte del ocupante norteamericano y consideró estas acciones como bandolerismo que viola el derecho internacional, empobrece al pueblo sirio y prolonga su sufrimiento.
Reveló que los daños en el sector petrolero como resultado de estos actos ascendieron a 115,2 mil millones de dólares y exigió a la administración estadounidense que deje de jugar el rol de piratas y bandidos, detenga este saqueo y pague una compensación al pueblo sirio.
Siria producía antes de la guerra, en 2011, más de 380 mil barriles diarios de crudo, pero esta cifra se redujo a solo 80 mil, 66 mil de los cuales son saqueados por las tropas norteamericanas y las FDS.