Protestas y bloqueos paralizaron virtualmente a esta isla caribeña, en protesta contra las imposiciones de la Francia continental, con lo que se reaviva un conflicto latente entre París y este territorio considerado de ultramar, comentó Telesur.
Desde las primeras horas de la mañana, barricadas en llamas bloquearon importantes vías de circulación. La policía intervino para despejar la carretera RN2, una de las principales arterias, pero los manifestantes lograron instalar controles en puntos estratégicos, añadió el despacho.
El transporte público se vio afectado y solodos líneas locales funcionaban, mientras otras quedaron completamente paralizadas.
Estas acciones son la respuesta a un llamado del RPPRAC (Agrupación Popular de Resistencia y Acción en el Caribe), que el sábado 19 de octubre convocó a un mitin masivo en el mercado mayorista de Dillon al que acudieron más de mil personas, lo que demostró el fuerte respaldo popular al movimiento.
Rodrigue Petitot, líder del RPPRAC conocido como «R», había declarado que «tenía que preguntar al pueblo cómo veía la continuación de la lucha». La respuesta unánime de los presentes fue continuar con las protestas, dijo el reporte.
La nueva ola de manifestaciones estalló por el desacuerdo con un memorando firmado el 16 de octubre por la Colectividad Territorial de Martinica (la autoridad en la isla bajo el estatus de «colectividad territorial de la República francesa» con que se denomina a Martinica), que establecía una rebaja de precios para 7000 referencias de productos, mientras que el RPPRAC exigía una reducción generalizada en todos los productos alimenticios.
El conflicto se enmarca en una larga historia de tensiones entre la isla (considerada como territorio francés de ultramar) y el Gobierno en París. Los manifestantes denuncian la carestía de la vida y las decisiones económicas impuestas desde Francia, que consideran desconectadas de la realidad local.
Gladys Roger, otra figura del movimiento, calificó la masiva participación como «una demostración de solidaridad» que reflejó el sentir de muchos martiniqueses, quienes ven en las protestas una forma de resistencia contra lo que perciben como un control excesivo desde el continente europeo.
A medida que avanzaba la jornada, las autoridades locales y la policía mantenían una fuerte presencia en los puntos neurálgicos de la isla, mientras los organizadores anticipaban que las manifestaciones podrían intensificarse a lo largo de la semana, apuntó Telesur.
