El diario estadounidense describe cómo además de tener que padecer las acciones militares de Israel —con financiamiento y equipamiento brindado por EEUU y Alemania— que han decimado al territorio palestino y a su población en los últimos 13 meses, los residentes tienen que soportar vivir prácticamente sin electricidad.
Esto ha llevado, asegura el medio, a que los ciudadanos que no han sido desplazados ni asesinados por el Ejército del Estado hebreo en su lucha contra Hamás tras los ataques del 7 de octubre del 2023 tengan que conformarse con alternativas que están «muy por debajo» de sus necesidades básicas.
«La electricidad es un componente fundamental de la vida moderna, y Gaza ha tenido muy poca desde que Israel tomó medidas para cortar su suministro al principio del conflicto. Ese apagón que dura un año es la base de casi todas las privaciones (…) y ha convertido las necesidades básicas —desde equipos médicos en funcionamiento hasta luces nocturnas en los dormitorios— en lujos», admite la nota.
El periódico reconoce que incluso antes de que se desatara la ofensiva militar, años de conflicto entre israelíes y palestino y un bloqueo económico impuesto por la nación hebrea habían hecho que la red eléctrica de Gaza solo sea capaz de proporcionar solamente un puñado de horas de energía por día.
Los daños causados por anteriores enfrentamientos entre Hamás [que gobernó desde el 2006 el territorio palestino] e Israel ya habían dejado la infraestructura eléctrica del enclave «en condiciones deplorables», incluso antes de que comenzara el actual conflicto, sentencia el diario, citando la conclusión de un informe del Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos, un grupo de expertos de la Universidad Bar-Ilan, la segunda más grande de Israel.
Según el reportaje, los habitantes del territorio, previo a la actual operación del Gobierno de Netanyahu, se las arreglaba con un sistema improvisado en el que la mitad de su electricidad se generaba en Israel y la otra mitad en Gaza. La energía de la Franja, explican, provenía de una combinación de fuentes, incluida una planta de energía alimentada con diésel de Israel y Egipto, generadores privados también alimentados con diésel y paneles solares en los techos de casas y negocios.
En la actualidad, «algunos palestinos han podido recurrir a generadores o energía solar, pero Israel ha restringido severamente la capacidad de traer nuevos paneles solares o combustible para hacer funcionar los generadores, argumentando que Hamás ha almacenado combustible destinado a los civiles para utilizarlo en ataques con cohetes», se lee en el medio.
Estas medidas para ahogar a la población de la Franja de Gaza se han mantenido vigentes durante los 13 meses de conflicto, con apenas algunas líneas eléctricas conectadas a la red eléctrica de Israel con infraestructura clave del territorio palestino todavía funcionando.
El apagón ha llevado a los hospitales a pedir repetidamente combustible para hacer funcionar sus generadores, reporta el diario, mientras que, en contraste, «la corriente eléctrica fluye libremente en las ciudades israelíes a unos pocos kilómetros de distancia».