Cuando los rusos modifican su doctrina nuclear, «no es una estratagema de comunicación, no es un truco, ello significa que se modificó y habrá consecuencias», valoró el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en un programa televisivo este viernes.
A continuación, mencionó la advertencia del presidente ruso, Vladímir Putin, pronunciada en el mensaje televisado del 21 de noviembre por la noche: si un país entrega ciertas clases de misiles a Ucrania, Moscú se considera «autorizado a utilizar sus armas contra objetivos militares» de esa nación. «Esto no es un truco de comunicación, por lo que hay que ser inteligente», exhortó el político húngaro.
Asimismo, recordó que hubo una advertencia diplomática de Moscú previa al estallido del conflicto a gran escala y los rusos se mostraban preocupados por la posible adhesión de Ucrania a la OTAN. Las reacciones desde la Unión Europea venían «en un tono bastante grosero» y como si fuera «un tema de comunicación» el derecho de cada país a unirse a la Alianza Atlántica y de la propia alianza de admitir o no una nueva membresía, criticó.
Orbán admitió que Rusia es un país diferente a los países de Europa central y occidental, porque «básicamente basa su política en el poderío militar; su posición en el mundo; el hecho de que tienen uno de los ejércitos más fuertes del mundo, que es el más moderno, desempeña un papel clave en sus ideas sobre el futuro y tiene el mayor control sobre las armas de destrucción masiva». Por lo tanto, insistió, cuando los rusos dicen algo sobre este tema, «se lo debe tomar tal cual«.
En este sentido, el líder húngaro propuso dejar de partir «de las leyes de la política de Europa occidental basada en la comunicación» durante los próximos dos meses y considerar cada frase y palabra, actuar con cuidado y de acuerdo con las reglas del sentido común. «De lo contrario, habrá un problema», advirtió Orbán.