Lorenzo Maria Pacini*— Una nueva doctrina de disuasión nuclear. Es la respuesta de la Federación Rusa a una nueva provocación de la OTAN, que ha autorizado e iniciado el uso de sistemas de misiles de largo alcance en territorio ruso para atacar al país.
En la lógica más simple y elemental, esto se llama “otra declaración de guerra”. En la doctrina militar, es una declaración destinada a verificar determinadas posiciones del enemigo respecto de determinados elementos necesarios en la ecuación estratégica.
Todo raya en lo absurdo, porque en una fase tan delicada como la de la transición entre los gobiernos de Biden y Trump, el establishment estadounidense parece no tener nada mejor que hacer que arrojar a toda Europa al precipicio de la destrucción. Pero en Moscú son más inteligentes.
De doctrina en doctrina
Veamos primero la doctrina militar anterior sobre armas nucleares y disuasión, fue emitida en junio de 2020 mediante decreto ejecutivo del presidente Vladimir Putin.
El decreto define los principios básicos de la política estatal en materia de disuasión nuclear, piedra angular de la estrategia de defensa del país; describe la opinión oficial de Rusia sobre el uso de armas nucleares, identifica los riesgos, amenazas y las condiciones específicas que podrían llevar a su uso, además de establecer directrices para la gestión de la disuasión.
La disuasión nuclear se define como un conjunto de medidas políticas, militares, económicas y diplomáticas coordinadas para disuadir a un adversario potencial de emprender acciones hostiles contra Rusia y sus aliados.
La política, de naturaleza manifiestamente defensiva, tiene por objeto preservar la soberanía nacional, la integridad territorial y la seguridad del Estado manteniendo un nivel suficiente de capacidad nuclear para prevenir la agresión y el conflicto armado. En caso de conflicto militar, esta política tiene por objeto evitar la escalada y llevar las hostilidades a una conclusión aceptable para la Federación Rusa.
Rusia considera que las armas nucleares son un instrumento de extrema necesidad, cuyo uso está reservado para situaciones críticas. La decisión de utilizarlas corresponde exclusivamente al Presidente, quien, en caso necesario, puede informar a otros países u organizaciones internacionales de su voluntad o decisión de hacerlo.
Entre las condiciones para su uso se incluyen la respuesta a un ataque nuclear o con armas de destrucción masiva contra Rusia o sus aliados, una agresión convencional que amenace la existencia del Estado o un ataque a una infraestructura crítica que comprometa la capacidad de respuesta nuclear.
El decreto identifica además varias amenazas que requieren disuasión nuclear, entre ellas el desarrollo y despliegue de sistemas de armas avanzados por parte de Estados considerados adversarios, la expansión de alianzas militares hostiles y la proliferación descontrolada de armas nucleares. Otras preocupaciones incluyen el despliegue de armas ofensivas cerca de las fronteras rusas y el posible uso del espacio con fines militares.
Los principios rectores de la disuasión nuclear rusa incluyen el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia de control de armamentos, la continuidad de las actividades defensivas, la adaptabilidad de la estrategia a las amenazas emergentes, la centralización del control estatal y el mantenimiento de un arsenal nuclear mínimo pero suficiente para garantizar la seguridad nacional.
La disuasión se basa en una combinación de fuerzas nucleares terrestres, marítimas y aéreas, mantenidas en un estado de preparación constante.
La responsabilidad de la aplicación de esta política se distribuye entre los distintos órganos estatales. El Presidente dirige la estrategia general, mientras que el Gobierno se ocupa de los aspectos económicos, diplomáticos y tecnológicos para mantener el potencial nuclear. El Consejo de Seguridad coordina las actividades de las instituciones implicadas y el Ministerio de Defensa supervisa la planificación y ejecución de las medidas militares.
Existe un compromiso declarado de la Federación Rusa de reducir las tensiones internacionales y prevenir y desactivar los conflictos, reservándose al mismo tiempo el derecho a defenderse por todos los medios necesarios, incluida la fuerza nuclear, contra cualquier amenaza existencial.
El nuevo anuncio
Putin anunció la nueva doctrina de disuasión nuclear, y aunque aun no hecha pública en los canales gubernamentales está disponible en traducción no oficial en los canales de Sputnik
Las diferencias más importantes, o mejor dicho, las especificaciones añadidas en el nuevo decreto ejecutivo, se refieren a los siguientes puntos:
- La naturaleza del enemigo, que puede ser único o una alianza o bloque. El documento amplia su definición, en perfecta coherencia con los repetidos anuncios de funcionarios del gobierno ruso sobre ataques de la OTAN y sus países miembros;
- Los tipos de amenazas identificadas, que se extienden a una amplia gama de sistemas estratégicos, integra también tecnologías espaciales;
- Establece el mapeo de dominios, redefiniendo la proximidad a la Federación Rusa y sus sistemas militares.
La racionalización y actualización de la doctrina de disuasión nuclear plantea una advertencia importante a todo Occidente: Rusia está lista para una guerra nuclear.
El presidente hizo referencia a los sistemas de misiles hipersónicos rusos Oreshnik, que no habían sido revelados hasta ahora, lo que no fue una sorpresa para Occidente, que se había centrado en la información que el Kremlin había filtrado para distraer la atención de su preparación para un conflicto directo. Un sistema, el Oreshnik, capaz de alcanzar Mach 10, superando los sistemas de defensa occidentales que conocemos.
El anuncio fue reiterado por las palabras de Putin el 21 de noviembre, cuando se dirigió al mundo dando un verdadero ultimátum:
“Repito: estamos probando el sistema de misiles Oreshnik en condiciones de combate en respuesta a las acciones agresivas de los países de la OTAN contra Rusia.
La cuestión del despliegue futuro de misiles de alcance medio y corto la decidiremos nosotros en función de las acciones de los EE.UU. y sus satélites.
Los objetivos que se atacarán durante las pruebas posteriores de nuestros sistemas de misiles más modernos los determinaremos nosotros en función de las amenazas a la seguridad de la Federación Rusa.
Nos consideramos autorizados a utilizar nuestras armas contra las instalaciones militares de aquellos países que permitan a Ucrania utilizar sus armas contra nuestras instalaciones y, en caso de una escalada de acciones agresivas, responderemos de forma igualmente decisiva y especulativa.
Recomiendo a las élites gobernantes de aquellos países que planean utilizar sus contingentes militares contra Rusia que lo piensen seriamente”.
A la locura de la potencia hegemónica estadounidense, Putin responde apelando a los países europeos, que saben muy bien que son ellos los que serán sacrificados en una guerra fratricida sin precedentes. ¿Hasta cuándo seguirá Europa la idiotez occidental? ¿No ha llegado el momento de elegir estar del lado correcto de la historia?
Rusia, por tanto, responde con un contraataque y una promesa: seguiremos utilizando armas «convencionales», porque reservamos el postre nuclear para un momento mejor. La elección del menú está en manos de Occidente.
* Profesor de Geopolítica italiano