Durante más de un año, el Partido Conservador parecía encaminado a obtener una victoria decisiva en las próximas elecciones canadienses, al tiempo de que la coalición de Gobierno del saliente primer ministro, Justin Trudeau, parecía desmoronarse. Ahora nada parece garantizado, y la razón es Donald Trump.
Así describe Bloomberg la situación política actual en Canadá de cara a las elecciones generales, comicios que deben llevarse a cabo antes del 20 de octubre de este año y que se han visto trastocados, primero por la renuncia adelantada de Trudeau como líder del Partido Liberal y primer ministro y luego por los numerosos embates de Trump contra Canadá en sus primeras semanas tras regresar a la Casa Blanca.
Si bien la imposición de aranceles del 25% por parte de EEUU a las importaciones canadienses se pospuso por un mes, el mandatario republicano anunció la entrada en vigor de tarifas para el acero y el aluminio, impactando a los productores canadienses.
De acuerdo con la agencia, la actitud de Trump hacia el país vecino, que numerosos políticos canadienses y analistas han coincidido en calificar de «hostil», ha hecho que el «humor nacional cambie, y con él, también el panorama electoral».
Si bien el Partido Conservador todavía registra una mayor intención de voto que los liberales —quienes aún no eligen al sucesor de Trudeau—, la ventaja de la fuerza opositora se ha reducido a apenas 7 puntos, de acuerdo con encuestas recientes, muy lejos de la diferencia de casi 30 puntos que registraban los sondeos hasta hace semanas.
«Ahora, de repente, el enemigo no está en Ottawa, el enemigo está en Washington. Cambió completamente la dinámica política», dijo a la agencia Sebastien Dallaire, vicepresidente ejecutivo de la firma encuestadora Leger.
«Es mucho más difícil seguir usando el mismo lenguaje de antes, seguir hablando de los mismos oponentes que antes, porque eso no es lo que los canadienses quieren escuchar ahora», añade el experto.
En ese sentido, la publicación señala que el más perjudicado podría ser el líder y candidato conservador Pierre Poilievre, ya que, señalan, sus argumentos de que el país está en decadencia y necesita de un cambio absoluto de manera urgente contrastan con la ola nacionalista que los ataques de Trump ha despertado en la ciudadanía canadiense.
«No te puedes pasar los últimos dos años diciendo que Canadá está quebrada y luego, de repente, decir que es grandiosa y que es el mejor país del mundo», concluye Grover.
