Parafraseando libremente a Bertolt Brecht osaré afirmar que ha habido y hay pueblos que luchan muchos años y son admirables pero que también los hay que luchan toda la vida, son los imprescindibles, es decir, pueblos ejemplares para la humanidad combatiente. Es el caso del heroico pueblo palestino. Paradigma de abnegación y coraje revolucionarios en defensa de sus derechos inalienables y de su mortificada tierra. La de sus ancestros, la que les vio nacer, morir y renacer constantemente de sus cenizas. No Otra Tierra. De eso, y de otras cosas más, va este veraz, hiperrealista e impresionante documental realizado colectivamente en 2024 por Basel Adra, Hamdan Ballal, Yuval Abraham y Rachel Szor. Una coproducción Palestina-Noruega que muestra de manera espeluznante la barbarie que a diario cometen las hordas sionistas (militares sádicos y colonos voraces) en materia de allanamientos, desalojos y demolición de viviendas y escuelas palestinas. Atrocidades a las que asiste el espectador estupefacto y con los puños cerrados de rabia durante el deambular desesperado del joven activista palestino Basel Adra por la región de Masafer Yatta. Un grupo de 19 aldeas palestinas (unos 36 kilómetros cuadrados) situadas en el extremo sur de Cisjordania. Justo en el borde de la línea de demarcación que se estableció en el armisticio árabe-israelí de 1949. Un lugar en el que con el pretexto de construir campos de tiro, la entidad sionista con su fanática soldadesca y sus temidos buldóceres saquea viviendas, masacra al primero que se oponga y expulsa masivamente a indefensas mujeres, ancianos y niños palestinos. Barbaridades a las que pese a todo Basel y los habitantes expulsados combaten organizándose y luchando; y en algunas ocasiones siendo ayudados por Yuval Abraham, un joven periodista israelí que bien podría simbolizar una más que improbable alianza.
Derecho a la ira
El documental lleno de fuerza visual y sonora, que está llamando a la puerta de los premios Oscar de este año, ha sido rodado durante unos dramáticos incidentes ocurridos entre 2019 y 2023 gracias a las grabaciones de sus autores, quienes en muchas ocasiones fueron brutalizados despiadadamente mientras algunos de sus familiares o allegados eran asesinados en directo sin miramientos. Por tanto, se trata de una película que quiere ser ante todo testigo, denuncia y memoria de esas salvajadas para que no se olviden jamás. Demostrando, además, de manera fehaciente y objetiva que el conflicto entre los palestinos que luchan `por su tierra y los sionistas que se la usurparon en 1948 no empezó un 7 de octubre de 2023. ¿Quién puede viendo este impactante documental seguir dudando de la justeza de la causa palestina? ¿Quién puede quedar indiferente ante tanta crueldad e impunidad? Sólo el sionismo-imperialismo está excluido del derecho a la ira.
Rosebud