El laberinto de la vivienda también es lucha de clases

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Porque no solo los fascistas son los únicos incapaces de ver más allá de su nariz, para tratar de situar el problema de la vivienda en el lugar que le corresponde y no enredarlo en propósitos inviables, se hace imprescindible refrescar algunos datos. Valoraciones en torno a este grave problema que afecta a cada vez a más personas y, desde esa claridad de análisis que tanto se echa en falta, abordarlo como corresponde conforme a las necesidades reales de la clase trabajadora.

LA PARADOJA

En un país con 3.837.328 viviendas vacías sobre un parque total de 18.539.22231 , para el Banco de España, la razón de la burbuja inmobiliaria (propiedad y alquiler) que ahoga a la clase trabajadora se resolvería construyendo 600.000 nuevas viviendas

No parece lógico. ¿Cuál es la causa de este aparente despropósito que se presenta como una necesidad?

La consideración del suelo y la vivienda como una mercancía y no como un derecho natural básico para satisfacer las necesidades de techo, salubridad y abrigo de todas las personas.

Afirmación que, por si alguien lo pone en duda, dejándose engañar por las mentiras de los propagandistas del Sistema, se confirma en la Constitución española de 1978, al no formar el derecho a la vivienda como parte de los derechos fundamentales que el Estado sí está obligado a garantizar como, por ejemplo, la propiedad privada.

En consecuencia, es la subsidiariedad de las necesidades humanas a favor de la propiedad privada y el objetivo superior del beneficio de los capitalistas (tenedores de pisos, suelo y constructoras, en este caso), lo que imposibilita la universalización del derecho a una vivienda digna como una exigencia ética exigible a cualquier sociedad.

Una vez más, con el actual nivel de desarrollo de las capacidades productivas de la sociedad, que haría materialmente posible alcanzar este objetivo, es el capitalismo la causa del problema y la razón por la que persiste y se acrecienta.

El Estado al rescate/servicio del gran capital.

Pese a que también son muchos los especuladores privados menores que se suman al festín de desposesión de las masas trabajadoras mediante el abusivo precio de la vivienda y el suelo, la apuesta importante en este creciente robo del salario, es la de las grandes constructoras y los fondos inmobiliarios que se reparten la plusvalía y la renta.

Una jugada que en España, por las necesidades que impone la creciente concentración de población en la costa y un limitado número de ciudades, como consecuencia de un modelo turístico masivo2 , ofrece al Estado burgués la inmejorable posibilidad de, bajo el mantra de abordar el problema de la vivienda, activar los recursos públicos para, una vez más, ponerlos al servicio del gran capital y favorecer su enriquecimiento.

Hablamos de la denominada Agenda Urbana Española que prevé una inversión de 15.367 millones de € y la activación de un PERTE de vivienda que, con 10.820 millones de € de los Fondos Next Generation, aumentarán un escalón más la impagable e ilegítima deuda pública, ofreciendo financiación subvencionada a las constructoras que, al calor de los negocios en el “palco del Bernabeu”, se beneficien de esta millonaria inyección de dinero ficticio ofrecido por la UE.

Un plan que, entre otras cosas, creará una Empresa pública para, en el marco de la denominada “colaboración público-privada” poner al servicio de las grandes empresas constructoras 2 millones de m2 de suelo público y ¡sorpresa!, comprarle a la Sareb las 30.000 viviendas invendibles que, hace más de 15 años, se le pagaron a la banca a precio de oro y hoy no son más que desechos urbanísticos.

En definitiva, un paso más en la cronificación de un problema sin solución estructural en el capitalismo pues, pese a los propósitos sociales expresados en el Preámbulo de la Ley de Vivienda de 2024, y que se planifique la construcción de 184.000 viviendas de las que se denominan sociales o de precio limitado, se seguirá priorizando la construcción de viviendas en zonas privilegiadas de las ciudades y profundizando en la consolidada segregación social geográfica entre zonas privilegiadas y barrios sin servicios en los que, sin ningún control, proliferan los alquileres de habitaciones a precios abusivos y sin las mínimas condiciones de habitabilidad.

Pues debe quedar claro que, por mucha retórica y planes específicos que se proyecten para ello, ninguna solución real puede esperarse de esta situación en el capitalismo ya que “el problema de la vivienda no es un accidente, sino una institución necesaria”3 que siempre afectará a la clase trabajadora.

¿Es suficiente lo que recibe la clase trabajadora por la venta de su fuerza de trabajo para reproducirla en condiciones aceptables bajo un techo digno y salubre?

Ese es de verdad el núcleo del debate; y de él salen todas sus derivadas y la necesidad de situarlo en el marco de la lucha de clases, para poderlo abordar con el rigor que exige el problema.

Una realidad que, en el contexto de la crisis general del capitalismo, también afecta a sectores de la pequeña burguesía y la aristocracia obrera con la consecuencias que ello conlleva de, por una parte, facilitarle cierta relevancia mediática por verse afectados ellos y no la masa obrera siempre silenciada y, por otro, propiciar que la reivindicación se aleje del conflicto capital/trabajo, y se sitúe en el contexto de la contradicción comercial entre oferta y demanda, entre propietario y comprador/inquilino.

En consecuencia, es importante situar con claridad las pocas expectativas de superación del problema que generan la Ley de Vivienda del Gobierno PSOE/Sumar, y las movilizaciones que se dan con la única referencia de fiscalizar a los propietarios y ofrecer derechos a los inquilino, sin más referencia de clase y solo como un asunto comercial más entre compradores/inquilinos y vendedores/arrendadores.

Tanto por acción o por omisión, las organizaciones que se dejan arrastrar y participan acríticamente en ese tipo de movilizaciones que alejan el problema social de la vivienda del marco de la lucha de clases, son responsables del enésimo engaño4 en el que se ve envuelta una juventud mayoritariamente inconsciente de su existencia material, de su realidad de personas obligadas a vender su fuerza de trabajo, de la identidad proletaria de quien solo es poseedor de su fuerza de trabajo.

Soluciones.

En el camino del poder obrero y el Socialismo que es donde realmente se puede abordar este problema con visos ciertos de superarse, se hace absolutamente necesario poner sobre la mesa,  la exigencia a los poderes públicos de intervenir  expropiando viviendas e imponiendo un control estricto del precio de todas las viviendas obreras (propiedad y alquiler) bajo parámetros de proporcionalidad con los salarios, pues solo esa puede ser una solución efectiva capaz de limitar el  expolio que supone la vivienda para las grandes masas trabajadoras.

Una exigencia que, lejos de sectorializarse y dinamizarse desde espacios propios alejados del conjunto de reivindicaciones y luchas de masas, debe estar muy presente en todos los ámbitos de organización y movilización del movimiento obrero y popular.

Redacción UyL

1 Datos de 2021

2  Superados los 90 millones de turistas en 2024, el objetivo es alcanzar pronto la insostenible cifra de 100 millones. Igualmente el turismo residencial de personas mayores, es otro factor de movilidad y concentración de la población

3 Engels “La cuestión de la vivienda”

4 0.7%, 15M, Greta Thunberg,

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