

«Basándose en las pruebas reunidas, la investigación llegó a la conclusión de que el acto terrorista fue planeado y organizado por los servicios de inteligencia de un Estado hostil para desestabilizar la situación en Rusia. En su ejecución participaron miembros de una organización terrorista internacional», precisó Petrenko.
La portavoz precisó que tras el atentado fueron identificados los autores del ataque terrorista, y enseguida fueron detenidos los atacantes y algunos cómplices.
«Por el momento, finalizaron las acciones de investigación con 19 acusados de cometer delitos de naturaleza terrorista, que están detenidos y continúan familiarizándose con los materiales del caso. Varios acusados en el marco del caso fueron declarados en búsqueda», subrayó.
De acuerdo con ella, el conjunto de pruebas reunidas permite sacar una conclusión sobre la participación de los acusados en los delitos. Una vez finalizada la familiarización con los materiales del caso penal, el acusado comparecerá ante el tribunal.
«La investigación ha reconstruido en detalle la cronología de las acciones de los cómplices en el proceso de preparación para el crimen, en el momento del ataque a los visitantes de la sala de conciertos, mientras intentaban escapar, hasta su arresto por los agentes del orden», subrayó.
Petrenko aseguró que la organización directa del ataque terrorista fue realizada por seis ciudadanos de Asia Central, algunos de los cuales usan seudónimos.
«Se encuentran en el extranjero, por lo que fueron arrestados en rebeldía y se suman a la lista de personas que se buscan. Estas personas reclutaron a los cuatro autores del ataque (…) y organizaron su entrenamiento en el extranjero», destacó.
El 22 de marzo de 2024, un grupo de hombres armados disparó contra una multitud reunida para un concierto de rock en la sala Crocus City Hall, al noroeste de Moscú, e incendió el recinto, causando 146 muertos y más de 550 heridos.
El presidente ruso, Vladímir Putin, declaró que el ataque fue obra de islamistas radicales, pero supuso que podría ser un eslabón en una cadena de operaciones que se llevan a cabo contra Rusia desde 2014 «con las manos del régimen neonazi de Kiev». De acuerdo con el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), después del atentado los terroristas intentaron huir hacia la frontera entre Rusia y Ucrania. Kiev negó de plano su implicación en el ataque.