Hacia una tercera guerra balcánica

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El pasado día dieciocho de Marzo, Albania, Kosovo y Croacia firmaron en Kosovo una alianza militar. El carácter meramente ofensivo de este acuerdo contra Serbia es una manifiesta  amenaza por la vía armada a la existencia de la nación y pueblo serbio. La respuesta del gobierno serbio ha sido inmediata:

«El Ministerio de Asuntos Exteriores de Serbia ha calificado de «provocación abierta» la alianza entre Kosovo, Albania y Croacia.

«La alianza [Kosovo-Albania-Croacia] es una estrategia específica destinada a aislar a Serbia», –

«Exigimos una explicación a Albania y Croacia sobre por qué el acuerdo [la alianza Kosovo-Albania-Croacia] se realizó sin consultar a Serbia»,

«Estos dos Estados [Croacia y Albania], junto con el representante ilegítimo de las Instituciones Provisionales de Autogobierno en Pristina, Kosovo, han tomado medidas que socavan la estabilidad regional»,

«Serbia no aceptará esta alianza [Kosovo-Albania-Croacia] en silencio», – Ministerio de Asuntos Exteriores de Serbia.

Esta firma por parte de dos países cuya tradicional animadversión pública hacia Belgrado ha llegado incluso a crecer alimentada por las políticas de la Unión Europea y la OTAN que son los verdaderas artífices de la creación de este nuevo bloque militar. Una pérfida provocación  ya que tanto Albania como Croacia son miembros de la OTAN y su apoyo a los albanokosovares en lucha abierta contra los serbios podría ocasionar otra guerra más de la Alianza Atlántica que recordemos, hoy se cumplen 26 años, del inicio de la campaña de bombardeos contra Yugoslavia sin que este país atacara a ningún miembro de la OTAN .Las fuerzas militares yugoslavas se emplearon únicamente dentro de sus fronteras. Desde los despachos de Bruselas, se decidió bajo los gritos de vehemencia de Joe Biden arrasar lo que quedaba del socialismo yugoslavo a sangre y fuego. Más de 2500 civiles murieron por la “paz humanitaria”

Si no fuera por la probable nueva guerra por delegación que se está gestando; el europeísmo y su prensa afín deberían haber dado mayor eco a la noticia por las posibles consecuencias para el orden internacional y el presumible cambio de fronteras que suponen el cuerpo y la letra de este acuerdo , una tercera guerra balcánica . Hecho muy acorde con estos tiempos de reminiscencias imperiales que nos hacen volver la vista unos 120 años atrás. La entrada de Bulgaria en esta alianza militar veinticuatro horas después de su firma lo ejemplifica y parece una reedición de las ya mencionadas guerras balcánicas. Este país que empezó la segunda Guerra Balcánica contra Serbia para arrebatarle territorios de Macedonia y del sur de Serbia y lo invadió. Lo volvió hacer poco tiempo después durante la Primera Guerra Mundial y volvió bajo un régimen fascista a hacerlo en la Segunda Guerra Mundial, si bien el golpe comunista dentro del ejército búlgaro colaboró también en la liberación de Yugoslavia.

 No resulta extraño que los círculos tradicionalistas tanto de Serbia como de Grecia aboguen por una nueva unión ante la que se les viene encima. Recordemos los fuertes disturbios en Grecia y huelga de hace tres semanas en memoria por el segundo aniversario de un accidente ferroviario que costó la vida a cincuenta ocho personas. Cuyo fondo, espíritu y naturaleza no puede ser más distinto de las vividas en Serbia.  Pero que su naturaleza de hartazgo, masiva participación social, oposición al gasto presupuestario para Ucrania y la ineficacia de las recetas de Bruselas que mantienen a sus países a la cola de Europa con continuo deterioro del poder adquisitivo y miseria social las acerca con las de Rumania. Pues las sociedades griega y rumana comparten problemas similares. Mientras en Grecia, la izquierda comunista y el anarquismo nunca aniquilados se enfrentan a una policía militarizada cuyos salarios paga los fondos de rescate de la UE, en Rumania el partido más votado se queda sin su líder  apartado por una injerencia inaceptable de Bruselas que lo tilda de corrupto y prorruso. Ambas acusaciones sin pruebas pero suficientemente válidas para  que la UE obligue a anular las elecciones  a los responsables de justicia rumana que se reían sarcásticamente mientras hacen pública la  inhabilitación y condena a Georgescu el candidato más votado en la primera vuelta.

  El apoyo de la UE  a esta  política de rearme (otra más) que además  de propaga la llama del nacionalismo en  los Balcanes, con grandes masacres y genocidios en la memoria (repásese la epopeya serbia en Albania (Kosovo) y Grecia durante la Primera Guerra Mundial, pero también la griega o la turca, sin duda deslegitima a Bruselas para  hablar de paz, reconciliación, memoria o derechos de las minorías.

En lugar de jugar con fuego, Europa debería  explicar a la opinión pública  a través de campañas de comunicación  como las que  pregonan las bondades de los objetivos  de la Agenda 2030 o la miríada de derechos para el colectivo LGTBI. Sería muy ingenuo pensar que se trata de un simple olvido y no de un  claro intervencionismo de la UE que no se limita a sus propios límites sino que se expande al espacio extracomunitario. Sea en Ucrania donde se oponen a cualquier tratado de paz, o apoyar a  una presidenta  georgiana corrupta y  derrotada en las urnas, a buscar otra confrontación con Rusia en su flanco Sur, prometiendo a voz y en grito la entrada en el club europeo de una Armenia perdedora de una guerra  y de parte de su territorio que poco frente a un Azerbaiyán crecido y una Turquía en llamas. La intromisión en las elecciones de Moldavia con el apoyo a una contestada Presidenta, la rumana Maia Sandu y la persecución y rusofobia contra la oposición con el objetivo de Transdnitria y su base rusa siempre presente para crear otra derrota estratégica a Rusia haciendo pinza con Ucrania o con futuras fuerzas de paz europeas que sustituyan a las rusas.

 Sin salir de los Balcanes volvamos con uno de los firmantes,  Albania, otro país extracomunitario, con un reciente escándalo por el poco respeto a los derechos humanos de  los inmigrantes que Italia iba a deportar a su territorio. Un caso flagrante de pseudo-colonialismo. No sólo se dan en África, los Balcanes y el este de Europa son un escenario cercano. El amparo de la causa de la Gran Albania por Europa y la buena acogida que tiene el  pequeño lobby kosovar tanto en Reino Unido como en la nueva administración estadounidense  la refuerzan  con nuevo ímpetu como un  peligroso factor de desestabilización y radicalismo. El peso del grupo terrorista UÇK y la aparición de batallones islamistas  albanokosovares y albano-macedonios en la matanza y limpieza étnica de estas semanas pasadas en Siria son aberrantes exponentes.

Croacia, ya comunitaria aunque su opinión pública sea la más descontenta de todos los miembros con las políticas de Bruselas, se ha enrolado por el odio común a Serbia y su voluntad de ser útil dentro de la OTAN. Su posición  la convierte en un punto de crucial importancia estratégica  pues le cerraría el  ya mermado tránsito de gas y petróleo(si, también ruso) que recibe a través de sus puertos adriáticos  para transportarlo después por carretera, además de una larga , conflictiva y cada vez militarizada frontera desde la que controlar los movimientos serbios. La desmembración de Montenegro y la perdida de la flota yugoslavo-serbia fueron pasos previos a la misma línea seguida actualmente.

Los problemas con su pasado fascista y la total falta de crítica cuando no celebración por el papel del Estado de Croacia   durante el exterminio de la población serbia, hebrea y gitana además de la persecución y ejecución de comunistas no merece la menor observación. Y esto es una afrenta sangrante para Serbia, pueblo que no renuncia de su traumático pasado. Curiosamente  ha sido un país como Austria el que haya obligado al gobierno  de Zagreb a decir algunas palabras en referencia a los crímenes, aún no condenados oficialmente del campo de exterminio de Jasenovac.

El tercer caso ya constituye por sí mismo en un enorme atropello a la legalidad internacional avalado por la Unión Europa más belicista de la historia.

La UE en cuyo seno hay países como España, Grecia, Rumania, Eslovaquia o Chipre que no reconocen la independencia de Kosovo se permite legitimar esta unión de armas contra Belgrado por su «carácter defensivo» contra un aliado de Rusia como es considerado  Aleksandar Vucic.

El presidente serbio, líder del Partido Progresista Serbio, ganador de las últimas elecciones  ha sufrido como él mismo ha denunciado  un serio y evidente  intento de primavera de colores. Días antes de  las multitudinarias  movilizaciones que llenaron las calles de Belgrado de manifestantes en su contra, la oposición lanzó bengalas y granadas sónicas en el Parlamento contra los miembros del gobierno. Incluso hubo cinco detenidos por un intento de golpe de Estado en ciernes. Esto se produjo pocos días después de la orden de inhabilitación y arresto de Milorad Dodik  a quien Vucic dio su apoyo. Además del líder serbobosnio, el primer ministro de la misma entidad, Radovan Višković, y el presidente de la Asamblea Nacional del ente, Nenad Stevandić, son los otros dos nombres que figuran en la orden de detención, en la que la Fiscalía les acusa de conducta anticonstitucional.

Y cuya condena del Tribunal de Justicia de Bosnia Herzegovina a un año de cárcel y otros seis de inhabilitación ya habían sido anunciados a finales del mes pasado. Dodik es culpable de no acatar o ir directamente en contra de las decisiones de Christian Schmidt, Alto representante continuista de  la línea claramente anti-serbia de Valentin Inzko.Que Schmidt sea cristiano-demócrata bávaro y haya sido el relevo de un nacionalista esloveno con ciudadanía  austriaca ya indica la parcialidad y total falta de diplomacia y respeto al pueblo serbio por parte de la Misión especial por la paz de la ONU en la Antigua república yugoslava de Bosnia y Herzegovina. La voluntad de paz real no existe sino como elemento de sometimiento, letargo y debilitamiento del elemento serbio de bosnia.

La inclusión de  Kosovo en esta liga militar balcánica  rehúye la resolución 1244 de la ONU que reconoce la provincia serbia de Kosovo y Metohija como parte integrante de la República Serbia. Y consecuentemente su soberanía  real sobre el territorio que es rechazada como  las reclamaciones del gobierno de Belgrado que señalan con la razón y ley de su parte que una provincia no puede tener un ejército propio ni aliarse militarmente con estados extranjeros. Este es otro manifiesto casus belli contra Serbia que debería preocupar en todas las cancillerías por lo que afecta a la legalidad internacional y al nuevo orden mundial. Sin embargo pasa tan desapercibido como su fugaz aparición como noticia breve en las agencias de prensa internacionales.

El inicio de la desastrosa invasión rusa de Ucrania ha supuesto un recrudecimiento del cerco a Serbia. La injerencia de la Unión Europea (que suple con creces la supuesta retirada de la USAID)  por una parte felicita al gobierno de Vucic por ser el aspirante a la adhesión más capacitado y con mayores posibilidades y  por el otro no tiene ningún problema en amenazarla con reducir ayudas y un alejamiento en el calendario así como otros castigos sino se suma a las sanciones comunitarias contra Rusia. Condiciones inaceptables para la sociedad serbia que el gobierno se resiste a aceptar. La impopularidad de la idea de Europa entre la mayoría de la población serbia y de la total integridad de la población serbobosnia de la República Srpska y su renuencia  a ver  limitadas sus  competencias y quedar aún más sometida a los dictados del Sarajevo musulmán  apuntalado por el Alto Representante Christian Schmitt. La respuesta de Dodik de declarar la independencia en caso de ser abolida la autonomía serbobosnia supondría una excusa perfecta para la intervención militar de cuerpos «pacificadores» europeos que ya dicen estar preparándose para el teatro de operaciones de Ucrania pero que sin duda acudirían antes a Bosnia por razones obvias. Rusia no podría ayudar a Serbia más que con declaraciones pomposas mientras se ahoga en la trampa ucrania y pierde terreno y prestigio en Europa. Y Bosnia Herzegovina pasaría a convertirse en miembro pleno de la OTAN apuñalando el bajo vientre serbio.

Esta alianza militar en los Balcanes y la histórica reforma de la  constitución alemana para aumentar el gasto en defensa y ampliar el despliegue de sus tropas más allá de sus fronteras son señales inequívocas de  un inminente conflicto europeo que  expande  la Guerra de Ucrania a Guerra Mundial Europea. Ver desfilar  tropas y blindados  alemanes  en las mismas tierras soviéticas donde se cometió genocidio y el Holocausto, (Gueto e Vilna) es aberrante y un insulto a la memoria y dignidad no sólo de los miles, millones de víctimas sino a la humanidad.

En una falsa dicotomía entre globalistas y soberanistas, Estados Unidos y sus aliados (siempre en plano e inferioridad y obediencia) imponen sus intereses, decisiones y poderío en el mapa europeo sobre los enemigos de siempre. Rusia y Serbia.

Kaja Kallas la Vicepresidenta de la UE y alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores ardiente defensora de la guerra contra Rusia ha declarado que no sólo hay que derrotarla al país eslavo sino desmembrarlo. Ese es el plan de paz para Europa. Y la destrucción de Yugoslavia, el modelo.

Vemos como los inicios del siglos XX se reflejan en el espejo actual. Las apetencias territoriales polacas por Ucrania no han sido censuradas por la UE ni por EEUU como tampoco lo han sido nunca las de la Gran Albania, esta firma es otro paso  adelante más en su constitución. Que alguien pueda catalogar estos actos como hacen los firmantes, la Unión Europea y prácticamente toda la prensa europea (antaño libre)  de defensivos es de un cinismo extraordinario. Es un escalón más en la estrategia de acorralamiento y sometimiento de los dos entes más independientes, de mayor peso específico, cultural, religioso e histórico en la lucha  antifascista del mundo eslavo.

Los equilibrios son  muy difíciles de mantener cuando existe tal desproporción de fuerzas

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