Injerencia de la UE en Serbia

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Hace cuatro días Belgrado, recuperaba el pulso con una enorme manifestación que contrarrestaba las llevadas a cabo por la oposición proeuropea tras los violentos incidentes en el Parlamento que acabaron con varios heridos graves hace un mes y un plan de golpe de estado en ciernes que reeditaba el del año 2000 contra Milosevic. Las imágenes de aquellas protestas multitudinarias resultaban no sólo incluso repetitivas sino como ejemplo canónico de las «Primaveras» que le seguirían en todo el antiguo espacio soviético y que hoy vuelven a amenazar la propia Serbia. Aunque con más fondos  de la Unión Europea, y de las fundaciones demócratas estadounidenses y mucho menos USAID. A pesar de ser los manifestantes progubernamentales o simples patriotas serbios  tan numerosos como  quienes protestaban  hace un mes o precisamente por ello el desinterés de los medios informativos ha sido mayúsculo.

 Sabemos cómo terminaron aquel golpe de estado disfrazado de manifestación en el año 2000, con el fin de Milosevic, del socialismo en Yugoslavia y con la misma federación serbo-montenegrina poco tiempo después. Esta vez no ha sido suficiente. No obstante seguirán aunando esfuerzos para conseguir derrocar al gobierno elegido por las urnas de forma mayoritaria y continuada por el pueblo serbio.

Las masivas muestras de apoyo a Vucic, si bien responden a un obvio montaje gubernamental, ya que coinciden con el décimo tercer aniversario de su ascensión al poder son también una muestra de la fuerza de la idea de una Serbia soberana e independiente. Esta creencia sigue siendo la mayoritaria en la nación balcánica. Y excede sus fronteras, convocando gente de más allá de sus fronteras. Colectivos serbokosovares, serbobosnios, serbo montenegrinos y de serbo macedonios llegaron a la capital serbia para hacerse ver y oír. No se sienten extranjeros en Belgrado ni quieren serlo en ningún otro lugar. Conforman una sola nación dispersos en varios estados fruto de la intervención de la OTAN.   Evidentemente el nacionalismo serbio no es el único en los Balcanes ni mucho menos el más exacerbado. El problema y la gran tragedia para Serbia es que los demás son tolerados y auspiciados por Bruselas. 

Ninguno aboga por la paz no sólo en Ucrania sino en los Balcanes o en toda Europa. El artículo anterior ya mencionaba algunas líneas al respecto.

Que mejor testimonio que las propias palabras de los protagonistas. Unos políticos serbios que tan  poco se parecen a sus colegas occidentales al defender sus principios de palabra y obra.

 La UE ha concebido un plan para derrocar  al presidente serbio, Aleksandar Vucic, con el apoyo activo de las agencias de inteligencia occidentales, declaró el vice primer ministro serbio Aleksandar Vulin.

«El intento de derrocar a mi Gobierno en las calles de Belgrado no es una protesta de insatisfechos, sino la labor activa de los servicios de inteligencia occidentales y un proyecto político de la Administración de Bruselas para sustituir al presidente Vucic y llevar al poder a un Ejecutivo que comparta los valores de la UE y que esté de acuerdo con la política comunitaria, la que implica el reconocimiento de Kosovo, el abandono de República Srpska y la introducción de sanciones contra Rusia», expuso el alto cargo.

Al mismo tiempo, el vicejefe de Gobierno criticó la política de Bruselas en cuanto al ingreso de Belgrado en la UE y las relaciones con Rusia. «Parece que la única condición para entrar en la UE es la guerra con Rusia, y no la cumpliremos. <…> Lamento que piensen que podemos rebajarnos a imponer sanciones a Rusia por un conflicto que podría haberse evitado», aseveró, refiriéndose a la crisis ucraniana. Este es un matiz interesante. Europa es responsable  y coparticipe en esta guerra contra Rusia. Serbia siempre ha defendido negociaciones de paz.  Apoya toda mediación. Queda implícita la idea compartida con Washington de una guerra evitable. De unos acuerdos no respetados y de un bloqueo que tan bien conocen, pero también del respeto a la integridad territorial de Ucrania.  

La UE sancionará al vice primer ministro serbio Aleksandar Vulin tras sus declaraciones sobre las relaciones con Bruselas y Moscú, informaron fuentes anónimas de nuestra agencia en Serbia.

«Sabemos que, tras el discurso de hoy, la Unión Europea ha iniciado el proceso para incluir al señor Vulin en la lista de sanciones. El procedimiento comenzó hoy y debería concluir en unos días», declaró el interlocutor de TASS.

Asimismo, Bruselas exige al presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, que no incluya a Vulin en el nuevo Gobierno nacional, cuya composición se anunciará en los próximos días

El reconocimiento ruso no sólo se limitó a la abierta simpatía hacia Vucic aunque no termine de materializarse en ningún apoyo real  sino también a la república Srpska.Vladímir Putin recibió en el Kremlin  Milorad Dodik, quien llegó a Moscú a pesar de la persecución internacional iniciada contra él por la oficina de Interpol en Sarajevo. Dodik declaró que tenía previsto visitar Moscú el 9 de mayo para celebrar el 80. º Aniversario de la Victoria en la Gran Guerra Patria. El presidente serbio  Aleksandar Vucic también fue invitado  acudirá, si bien Kaja Kallas, la política ultranacionalista estonia se reafirmó en el secular revisionismo báltico apoyado por Occidente con su habitual lenguaje de amenazas:

«Hemos dejado muy claro que no queremos que ningún país candidato participe en los actos del 9 de mayo en Moscú», comentó Kallas, en referencia a los seis países de los Balcanes Occidentales que aspiran a adherirse a la UE. Obviamente junto a Serbia sólo  Eslovaquia y Hungría participarán en el histórico aniversario de la victoria soviética sobre el nazismo. Ya que el resto de países balcánicos nunca ha celebrado la derrota del fascismo por razones obvias. El caso de Bosnia con una parte integrante como la República Srpska es la más desacorde tras haberse asegurado Bruselas la obediencia rumana y moldava. Incluso con el reciente arresto de la líder autonomista de Gagauzia.

Serbia ha sido intimidada con el fin de la adhesión a la UE si acude al desfile. Todo un gesto de completa deslegitimación hacia una Europa que no condena las glorificaciones nazis siempre que sean contra el enemigo ruso o serbio, y que gusta equiparar el fascismo al comunismo. Para condenar al segundo y atribuir el primero a toda crítica a sus políticas, sin ser los principios democráticos la base de sus ataques.

Dodik lo tiene claro: La presión occidental no le obligará a dimitir y abandonar el país;

La Unión Europea «no tiene ningún derecho legal ni moral» de arrestar  a Dodik;

Bruselas está demasiado implicada en la inestabilidad y la anarquía en Bosnia y Herzegovina, su injerencia «ya ha traspasado todos los límites imaginables»;

República Srpska está en contra de unirse a la OTAN y no formará parte de la alianza, «no queremos pensar ni oír hablar de ellos»; Europa en su forma actual ha perdido sus valores y no tiene futuro, el concepto de valores europeos se ha perdido; La postura de Rusia respecto a los Balcanes puede ayudar a prevenir escenarios negativos en la región.

El gobierno de Belgrado está en un momento decisivo. Está a punto de saltar al vacío sin red, empujado por una Europa que desea que su caída sea lo más dolorosa y traumática posible y rompa para siempre su carácter e independencia nacional. Los medios que tiene Occidente para dañar al pequeño país balcánico son múltiples como hemos dejado ver en otros artículos. Su diplomacia se enfrenta a un desafío existencial, una vez más. El 9 de Mayo volverá a ser un día de la victoria para Belgrado, o del fin de una era según sean los resultados que tanto dependerán de una coyuntura internacional adversa. 

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