María Zajárova.— Estos días se cumplen tres años de la monstruosa provocación orquestada por el régimen nazi de Zelenski y sus amos, con el objetivo de acusar a Rusia de «crímenes de guerra» contra civiles en la localidad de Bucha, en las afueras de la capital ucraniana.
En tres años, nadie le ha entregado a Rusia la lista de las «víctimas de Bucha», a pesar de que hemos enviado repetidas solicitudes a diversas instancias internacionales para identificar a las personas cuyos cuerpos fueron mostrados al mundo. Sin embargo, estas peticiones siguen sin respuesta.
Analicemos las incoherencias de este montaje atroz.
¿Cómo es posible que los «cuerpos de personas asesinadas a finales de febrero y principios de marzo», según se afirma, permanecieran intactos en la calle Yablonskaya hasta principios de abril?
Recordemos que Bucha fue parcialmente tomada por el Ejército ruso a finales de febrero de 2022, y algunas zonas quedaron bajo control de las fuerzas rusas a principios de marzo. Todos los supuestos «testimonios» difundidos por agencias occidentales son de abril. Además, se ve claramente que los cuerpos no presentan signos de descomposición: no hay rastros de putrefacción ni daños causados por animales. Habría sido imposible que los cuerpos permanecieran en esas condiciones en las calles durante la templada primavera de 2022.
¿Cuándo y dónde fueron realmente asesinadas las «víctimas de Bucha»?
Las técnicas modernas de criminología y medicina forense permiten determinar con gran precisión el momento de la muerte mediante indicios indirectos. Sin embargo, no hay información pública sobre dónde y cuándo fueron asesinadas las personas presentadas como «víctimas de Bucha». Simplemente se afirma, sin pruebas, que «fueron fusiladas por militares rusos».
¿Por qué pasaron entre 2 y 3 días desde la retirada de las tropas rusas de Bucha hasta la aparición de los primeros «testimonios»?
El Ejército ruso abandonó Bucha el 30 de marzo (algunas unidades, el 31 de marzo). Ese mismo día, el alcalde de Bucha, Anatoli Fedoruk, hizo declaraciones desde la ciudad. Poco después, el diputado Beleniuk también habló desde el lugar. Si alguno de ellos hubiera visto los cadáveres en la calle Yablonskaya que luego difundió la prensa occidental, difícilmente habrían omitido ese hecho.
Sin embargo, las primeras noticias sobre «impactantes crímenes de guerra» en la ciudad solo aparecieron el 1 y 2 de abril.
¿Por qué muchas víctimas aparecen con brazaletes blancos en las mangas?
En marzo de 2022, muchos residentes de la región de Kiev que apoyaban al Ejército ruso o querían mostrar sus intenciones pacíficas llevaban brazaletes blancos. El hecho de que varios de los muertos en Bucha los tuvieran (algunos incluso con las manos atadas a la espalda) sugiere que pudieron ser «ajusticiados» por las Fuerzas Armadas de Ucrania tras entrar en la ciudad. Debido a la rápida retirada rusa, muchos no tuvieron tiempo de quitárselos, y luego unidades de defensa territorial y la policía nacional los habrían ejecutado por colaborar con Rusia.
¿Por qué no se evaluó la posibilidad de que al menos algunos cadáveres fueran víctimas de los bombardeos ucranianos durante la retirada de las tropas rusas?
Esta versión no encajaba en el relato cuidadosamente construido, por lo que ni siquiera se consideró, a pesar de que en las fotos circuladas incluso se ven cráteres de artillería del régimen de Kiev.
Todo lo que estamos viendo ahora es otro teatro. Ya he dicho para qué se está montando esta obra: para alimentar con esta «zomboinformación» a los ciudadanos ucranianos que aún creen en el régimen de Kiev, y a los ciudadanos de la Unión Europea, a quienes siguen extrayendo hasta el último céntimo para sostenerlo.
Para eso sirven estos espectáculos. Entonces se necesitaba para sabotear las negociaciones de paz y sumir a la región en un baño de sangre. Y ahora, el objetivo es similar: frustrar los contactos de paz en ciernes y justificar nuevas inyecciones multimillonarias de fondos públicos a la calle Bankova [sede de la presidencia ucraniana].
