Los países de la U.E y la OTAN no participarán de los festejos del 80 aniversario de la victoria sobre los nazis. Y es muy revelador que no lo hagan dado que la movilización de las tropas occidentales solo se puso en marcha cuando en el flanco este, el ejército rojo de la Unión Soviética comenzó la ofensiva final. La muerte, la destrucción, la barbarie nazi sobre el entonces territorio soviético era observada desde el capitalismo occidental desde la distancia. Solo cuando comenzó a fraguarse en el terreno la derrota nazi, los ejércitos de EE.UU, Francia, e Inglaterra se pusieron en marcha. El terror a que los comunistas se hicieran con Europa provocó, ahora sí, la acción militar.
Dado pues el significativo precedente histórico, es normal que los gobiernos capitalistas no tengan nada que celebrar en el 80 aniversario de la derrota nazi, y mucho menos en Moscú. El desfile de la Victoria del país que más sufrió las atrocidades del nazismo no es de fiar, no son de los nuestros, dicen en las cancillerías.
En estas horas, sí es necesario recordar aquello de que el capitalismo es un sistema con dos caras, y el fascismo está presente en una de ellas. La Cara A no se manifiesta contra la B.