Elson Concepción Pérez (Granma).— La OTAN es la alianza más poderosa de la historia del mundo e, incluso, es más potente que los imperios más fuertes que alguna vez existieron, afirmó el secretario general del bloque, Mark Rutte.
Sin embargo, señaló que, aun así, la OTAN «necesita mantenimiento e inversiones», ante la supuesta amenaza que representa Rusia para sus Estados miembros. En este contexto, volvió a instar a los países europeos miembros del bloque a aumentar los gastos en defensa, según un despacho de RT.
Lo cierto es que la OTAN quiere cercar a Rusia, y usa como punta de lanza a Ucrania.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha exigido –casi en forma de ultimato– que sus países miembros amplíen sus presupuestos de guerra al menos un 5 % del Producto Interno Bruto.
Ante esa orden del «jefe mayor», el recién nombrado Secretario General de la Alianza acata e insta a cumplirla. Más dinero para armas –si son estadounidenses, mejor–, y más sanciones y otras amenazas a Rusia, como supuesto país «agresor».
Esa es la realidad actual, de una entidad que hace tiempo debió haber dejado de existir, tal como se creyó que sucediera luego de la caída del campo socialista europeo, la desintegración de la urss, y la eliminación del Pacto de Varsovia.
Una de las primeras acciones para facilitar el desmontaje fue cuando, el 1ro. de julio de 1991, se consumó la desaparición de ese Pacto. El compromiso de Occidente era que, simultáneamente, desaparecería la OTAN, una mentira con la cual se «durmió» a los líderes de lo que quedaba del llamado «socialismo europeo».
Con la guerra en Ucrania, Occidente ha convertido a esa nación en una especie de campo de exposición y ensayo de cuanto tipo de armas salen del complejo militar estadounidense, y de otras empresas europeas.
Cuando Rusia se refiere a la eliminación de las causas profundas del conflicto, lo hace, en primer lugar, para exigir la no expansión de la OTAN hacia sus fronteras.
No obstante, en estos primeros días de junio se supo que la OTAN tiene planes de actuar contra la provincia de Kaliningrado, un enclave estratégico en el Báltico ruso, con una poderosa capacidad de defensa.
En abril pasado, el asesor presidencial ruso, Nikolai Patrushev, denunció la realización de ejercicios de fuerzas y medios de la OTAN, por segundo año consecutivo, cuyo plan es la toma de la provincia de Kaliningrado. Esas maniobras militares son las más grandes en la última década.
Ahora, la Alianza realiza sus ejercicios Baltops 2025 en el Mar Báltico, y participan fuerzas de 16 países aliados de la OTAN, más de 50 buques de guerra, dos submarinos, 36 aeronaves, y unos 9 000 efectivos militares. Ante tales provocaciones, Rusia realiza varios ejercicios planificados en la zona.
