
Así terminaba la canción, el son del entrañable Carlos Puebla: «Si tú no acabas con ellos, ellos acaban contigo». El ataque del IV Reich sionista, antes conocido como Israel, a Irán culmina toda una estrategia de poner la otra mejilla, como bien se quejan los militares rusos. Hay un momento en el que hay que decir ¡basta!, y con el IVRS especialmente.
El ataque solo es posible con el apoyo de Occidente, de EEUU y Gran Bretaña en concreto. Es lo mismo, exactamente igual, que el que realizó el país 404, antes conocido como Ucrania, contra los aeródromos rusos. Por el momento todo lo que se diga es hablar por hablar, pero hay un par de conclusiones que ya se pueden extraer: que Corea del Norte tiene razón al impulsar el programa nuclear, única garantía de supervivencia, y que negociar con Occidente nunca llega a ninguna parte salvo si se acepta la rendición absoluta a los dictados occidentales.
Al igual que con lo que va a cerrar este escrito, que no tiene que ver nada con esto sino con la historia de «la pareja rara» china, estamos ante una cuestión del neocolonialismo: el IVRS construyó su arsenal nuclear con la notoria ayuda de EEUU, que le proporcionó el uranio necesario para ello; nunca ha permitido inspecciones de ese engendro occidental conocido como Organismo Internacional de la Energía Atómica (que nunca le ha recriminado nada ni ha hecho informe alguno), y durante años se ha venido insistiendo, y Occidente lo ha repetido una y otra vez, que Irán iba a construir armas atómicas sin ninguna evidencia. Pero el colonialismo, y el neocolonialismo, no acepta ningún otro discurso que no sea el suyo ni ninguna evidencia que no sea la suya.
Es evidente que el IVRS tiene en estos momentos una ventaja estratégica clara, que Occidente cuenta con una quinta columna muy potente dentro de Irán (todos los llamados «reformistas» y prooccidentales, sin los cuales tampoco hubiese sido posible todo esto) y que Irán lo tiene difícil para salir airoso del envite. Lo único que se puede hacer es esperar y ver cuál es la respuesta, que la tiene que haber sí o sí. Cualquier concesión de Irán después de estos ataques supondrá el comienzo de su derrota estratégica porque ceder una y otra vez no hará más que estimular al IVRS, a EEUU, a Gran Bretaña, a Occidente en pleno, a hacer cada vez más exigencias.
Vengo diciendo desde hace mucho tiempo que Occidente está moribundo, que su hegemonía desaparece a la misma velocidad que el azúcar en una taza de café y que ante esa certeza Occidente hará lo posible y lo imposible para evitarlo. Lo del país 404 es una muestra. Este ataque del IVRS es otra. A Occidente no le importa una guerra a gran escala, confiando en que haya otros (Rusia, China…) que permanentemente se dediquen a «cortar cables» para evitarlo.
Estamos en guerra y esa guerra la ha declarado de forma abierta Occidente, con el IVRS a la vanguardia. El sueño de un «Nuevo Oriente Medio» que elucubró Condoleezaa Rice hace casi 20 años es lo que estamos viendo y no es otra cosa que el sueño colonial occidental. Pero es también una guerra contra los BRICS y contra la Organización de Cooperación de Shanghai porque Irán es miembro de ambas instituciones. La pregunta no solo es cómo va a responder al ataque, sino cómo van a responder los países integrantes de esas dos instituciones en su apoyo a Irán.
El 20 de mayo se celebró el Foro de Inversiones del Caúcaso en el que se decidió poner en funcionamiento un corredor de trasporte internacional a través del Mar Caspio que partiría de Irán.
El 27 de mayo se inauguró un tramo vital para la Nueva Ruta de la Seda impulsada por China que parte de Teherán.
La cumbre de los BRICS será dentro de tres semanas y será crucial para saber si esto va hacia adelante o se para por miedo.
Todo esto es lo que se está intentando desestabilizar. En todo esto no tiene ni arte ni parte Occidente. Y es lo que se quiere evitar a toda costa, que este nuevo mundo en el que ya no es predominante siga creciendo.
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En unos momentos en los que estamos muy, pero que muy cerca de una Tercera Guerra Mundial abierta, parece una frivolidad contestar a la crítica que se hace de «micromachismo» por una frase en la entrega anterior, pero no lo voy a dejar pasar. Como he dicho antes, una cosa (muy grave) y otra (una minucia) tienen un mismo común denominador: el neocolonialismo.
A flor de piel, o lo que es lo mismo, ser muy sensible, es lo que manifiesta vagalume cuando critica el uso de la expresión «esposa de» referido a los dos químicos chinos que cambiaron el mundo con lo de las tierras raras. La acusación de micromachismo tiene una inversa, neocolonialismo. Somos nosotros quienes decimos qué está bien y qué no, qué lenguaje hay que utilizar y cuál no. No tengo por qué, y no quiero, satisfacer a los occidentales con el lenguaje, y no es la primera vez que alguien me critica por utilizar el masculino algunas veces en vez del «elles», «nosotres» y tonterías semejantes. Pero da igual. A veces la ignorancia es muy audaz.
La expresión «esposa de» no es mía, que la utilicé, sino de la propia Gao Xiaoxia. Por lo que he leído, siempre utilizó este lenguaje: «soy la esposa de Xu Guangxian«. Seguro que ella asumió el micromachismo, o macromachismo de Xu, o de la sociedad china, o del sistema chino que, a fin de cuentas, es inferior al nuestro porque no utiliza adecuadamente el lenguaje.
Dicho esto, podía haber reflejado su historia al completo, pero me pareció que tenía que resumir. Así que visto lo visto, o vista la vista, para no herir con el lenguaje, lo haré aunque no de forma extensa pero sí algo más ampliada. Él era cuatro años mayor que ella y se conocieron estudiando en EEUU. Él acababa de sacar el doctorado cuando se produjo el triunfo de la Revolución en 1949 en China. Ella comenzaba a estudiarlo. Pero en EEUU preocupó, y mucho, el triunfo del Partido Comunista sobre las fuerzas reaccionarias del Kuomintang, que estaba apoyado, entre otros países occidentales, por EEUU. Un poco después, en 1950, comenzó la guerra de Corea y supongo que es sabido el papel de China en apoyo de Kim-Il Sung y los suyos. Así que EEUU hizo lo mismo que ahora: prohibir la entrada de estudiantes chinos e impedir la salida de los estudiantes chinos que ya estaban en EEUU. Gao y Xu discutieron si ella se quedaba para completar el doctorado o volvía a China con él antes de que fuese imposible y Gao decidió que volvía a China «acompañando a su esposo». Lo dijo ella misma cuando en 1980, siendo directora del Comité Popular de Ciencia y directora adjunta del Comité de Química Analítica, hizo el discurso de aceptación al ser elegida miembro (¿o es miembra?), mejor dejémoslo en integrante, de la Academia China de Ciencias: «volví de EEUU acompañando a mi esposo». Murió en 1995 sin haber comprendido que siempre había utilizado un lenguaje incorrecto y que en un futuro que ella ayudó, y mucho, a existir con nuestras comodidades, levantaría ampollas en pieles muy sensibles por utilizar siempre expresiones como esas.
Cuando fueron destinados a Baotou, después de haberlo pasado algo mal puesto que no todos los vieron bien cuando volvieron de EEUU, y fueron investigados, ella era formalmente la subordinada de Xu porque no era doctora. Pero la única forma en que pudieron seguir juntos, y seguir investigando juntos, fue precisamente el que estaban casados. Podía haber dicho «Xu Guangxian y Gao Xiaoxia estaban casados», o la más profunda -por aquello de las «izquierdas»- de «eran compañeros de vida» en vez de «esposa de», pero me pareció mejor respetar la historia que no micro-modificarla.
Diré a mis amigos chinos, especialmente a Meili Yueguang, conocida de esta página y que fue quien me lo ha enviado, que o cambian de lenguaje o serán considerados como micromachistas como poco. Lo siento, Meili, no te mereces la acusación porque no quise cambiar lo que enviaste para hacerlo políticamente correcto.
Por cierto, a quienes seáis (lenguaje neutro, no vaya a ser) tan sensibles como lo que da pie a esta explicación, seguro que justificativa y todo eso en lo que se reafirma uno, o una, no vaya a ser, echad un vistazo a esto que publiqué en 2023: «Feminismo, género y discurso de clase». Es un artículo de Meili.
El Lince
¡¡¡¡¡¡¡¡Que grande eres Lince!!!!!!!!!!!!
Por favor, sigue así.