Una de las leyendas urbanas más exitosas es considerar al PSOE como un partido de «izquierdas». Moderado, «light» pero esta familia. Es la forma sencilla y eficaz del régimen para intercambiar administradores (gobiernos) de acuerdo al grado de quemazón y amortización que vayan presentando unos y otros, lo que se trata es de mantener el sistema capitalista. La fórmula funciona desde 1977 y todo indica que estamos en un momento de «cambio» y que Pedro Sánchez y sus huestes serán sustituidos por el voto «popular» PPVox por mucho perdón que pida.
El grado de putrefacción del sistema político, con personajes decadentes y ladrones es ejemplo ilustrativo de en qué consiste y quiénes forman el aparato institucional capitalista y sus prebendas. Mordidas, sueldos generosos, inmunidad, colocación de amistades, gastos a espuertas de dinero público en vicios personales, negocios ilegales, etc, etc, son la cotidianidad de no pocas señorías que dicen ser los representantes democráticos del pueblo. Casi nada.
Los Koldo, Cerdán, Ábalos, Villén, Sánchez Manzanares, Cerrillo Peña, Juan Bernardo Fuentes Curbelo, más conocido como el Tito Berni…. del PSOE, nos son distintos a los Pedro Antonio Sánchez, Ana Mato, Francisco Camps, Rita Barberá, Carlos Fabra, Zaplana, Rodrigo Rato, Juan Cotino, Sonia Castedo, Cospedal…. del PP. Un viaje al estercolero que no se mitiga con la justificación de «casos aislados».
La ira popular en Argentina en el año 2001 ante la crisis económica galopante, acuñó en las calles la que fue luego conocida consigna de «Que se vayan todos», a la que se le agregó el «que no quede ni uno solo». Pues eso.