Continúan los preparativos de la “reducción” de la jornada laboral como caballo de Troya para el proletariado

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La patronal de los supermercados se ha pronunciado contra la supuesta intención de reducir la jornada laboral. Su manera de defender su posición revela, como siempre, que la mentira es una de las armas principales de la burguesía para ganar la batalla ideológica. En una carta que han enviado a la conocida lacaya de la burguesía, Yolanda Díaz, afirman que la manera en que se plantea la reducción de jornada “ignora el servicio que prestamos a la sociedad en nuestros establecimientos, sus amplísimos horarios de apertura al público (para atender a todo tipo de necesidades familiares y sociales) y la enorme flexibilidad con la que tenemos que adaptarnos a las necesidades de los ciudadanos a los que servimos”.

 

Centran principalmente su crítica en “la manera en que se ha presentado el Proyecto de Ley, como una iniciativa que venía a beneficiar, sobre todo, a los millones de trabajadores del comercio y la distribución (…) como si en muchos años de fructífera negociación colectiva, no se hayan tenido en cuenta sus necesidades, cuando los empresarios y los representantes de los trabajadores han acordado las mejores condiciones posibles para ambos en los convenios vigentes”.

Por su parte, el más que deleznable parásito que mandó a trabajadores a proporcionarle ganancias durante la DANA, Juan Roig, ha protagonizado un esperpéntico episodio en el que niega las evidencias y refleja su miedo a ser descubierto, pues sabe que la bancarrota del capital deja cada vez más claro que la burguesía es una clase social totalmente parasitaria, inútil y dañina; ese es su único rol y su destino es desaparecer como clase. Se ha dirigido a los empresarios diciendo lo siguiente: “Yo siempre os hago la misma reflexión y la repito, a ver si alguna vez tengo suerte. Si nos escondemos parece que tenemos algo que ocultar (…) Es que primero nos acusan de especuladores y deshonrados, y además nos ponen muchos, muchos, muchos palos en las ruedas (…) Si queremos salimos del armario, no nos escondamos. Y con eso llevaremos a la sociedad hacia donde tenemos que llevarla (…) Los empresarios, somos los que tiramos del carro. Nos tenemos que sentir muy orgullosos de ser empresarios y de ser directivos”.

En lo que respecta a Yolanda Díaz, el pasado 25 de mayo en Sevilla dijo, refiriéndose a la reducción de la jornada laboral, “tardaremos lo que tardaremos, pero vamos a ganar”, lo cual ya deja entrever lo que era un secreto a voces: el Gobierno, usando la palabrería para amansar a la clase obrera, colmará de ventajas a los burgueses y llenará de letra pequeña la supuesta futura concesión, vendiéndola como un anhelo que requiere de sacrificios para ser alcanzado. En un comunicado anterior, nuestro partido ya preveía que encauzarían el asunto por una vía que les permitiría rellenar de ponzoña la falsa concesión.

La ministra pregunta “por qué razón emplean tanto empeño en oponerse a la reducción de la jornada si ya en nuestro país la media se sitúa en 38,2 horas”. La pregunta sería: habiendo una diferencia tan insignificante entre esa cifra y 37,5 horas, según lo que expone Díaz, ¿por qué lo vende como un gran cambio si es, según ella, casi como quedarse en la misma casilla? Además, se atreve a fingir que llama a los “sindicatos de clase andaluces” y a los trabajadores de la comunidad, en defensa de la reducción de la jornada laboral, “a decir a Moreno Bonilla qué va a votar”.

En primer lugar, ella es una firme defensora de la “legitimidad” de los intereses de la patronal, y tiene una sólida alianza con los principales sindicatos de dichos parásitos, como UGT y CCOO, así que es obsceno que hable de “sindicatos de clase”, los cuales se caracterizan por luchar por los intereses de la clase obrera, con el objetivo de elevar la conciencia de clase. En segundo lugar, hace un llamamiento a los trabajadores para que dejen en manos de los parlamentarios, representantes de la burguesía, el poder de decidir sobre sus vidas. Si la minoría opresora se niega, al parecer no sería “democrático” que la gran mayoría luche por sus intereses de clase. Todo depende de si los administradores del Estado tienen a bien conceder una migaja a los asalariados.

Pero su exhibición de una total carencia de escrúpulos, como nos tiene acostumbrados, no acaba ahí; declara también lo siguiente: “ya nos decían que había que practicar la devaluación salarial”, o que “de las crisis se salían despidiendo a la gente, despidos masivos”. ¿No legitima ella los EREs si el empresario lo “justifica”? ¿No ha bajado, acaso, el poder adquisitivo de los trabajadores? Continúa: “nos decían, en su modelo, que había que precarizar el trabajo, que no había trabajo para repartir (…) ya nos dijo Fátima Báñez (ministra de Trabajo del PP) que había que elegir entre tener un contrato basura o el desempleo (…) Les dijimos que no era verdad”. Y resulta que Fátima Báñez, del partido fascista PP que no esconde su total desprecio por los trabajadores y su afán de pisotear los derechos de éstos, a la vez que da todo tipo de facilidades a la burguesía, es más honesta que la actual ministra de Trabajo que ha pronunciado el mencionado discurso, ya que esta última tiene exactamente el mismo rol e intenciones que la exministra del PP, pero se disfraza de aliada del proletariado. Los hechos desmontan a dicha oportunista.

En 2024 hubo 1,06 millones de despidos de indefinidos y 999.550 que no pasaron el periodo de prueba, según las estadísticas de la Seguridad Social, disparándose estas causas un 251% entre los contratos indefinidos desde 2021. El empresario lo usa como nuevo contrato temporal, y tiene toda la facilidad para el despido sin tener que dar explicaciones ni indemnizaciones. También según estos datos, hasta octubre de 2024 se registraron 19,05 millones de bajas de afiliación (2,01 solo en octubre), de las que 8,11 millones se deben a la caducidad de un contrato temporal, registrándose 838.810 solo en octubre. En cuanto a los fijos discontinuos, las bajas de afiliación se han disparado un 456% respecto a 2019 llegando a 3,99 millones acumuladas en los diez primeros meses del año. Solo en octubre llegaron a las 509.428. Por otro lado, los contratos a tiempo parcial han llegado a los 3 millones, aumentando en 177.000 en 2024 y siendo el registro más alto en 20 años, siendo las mujeres las que se encuentran mayoritariamente en esta situación. ¿No es todo lo anterior tener que “elegir” entre un contrato basura y el desempleo?

Siguiendo con las penosas condiciones laborales, en España el paro general duplica al resto de la UE, y lo mismo ocurre con el paro juvenil. De hecho, el 35% de los jóvenes tienen contratos temporales y un 25% trabajan a tiempo parcial, unas cifras que han crecido 9 puntos en los últimos 20 años. Es más, según un estudio de Save the Children, el 17% de los hogares con hijos está en situación de pobreza. El 11% de los trabajadores sin hijos vive en dicha situación, y en hogares donde conviven dos adultos, pero solo uno trabaja, la pobreza sube al 21%, pudiendo llegar al 63% si en esas condiciones hay hijos a su cargo. Ese es el “modelo de país” de Yolanda Díaz, que tanto aplaude las políticas “progresistas” de su Gobierno.

Esta servidora de la patronal llega incluso a validar el falaz y despreciable discurso de los empresarios, que fomentan la idea de que la mayoría de trabajadores que se encuentran con baja médica en realidad están sanos, y solo quieren faltar al trabajo. Ella considera pertinente intervenir en esta cuestión ficticia, para así favorecer aún más a la burguesía y colaborar en la demonización de los trabajadores que no pueden trabajar debido a sus dolencias. Gobierno, CEOE, Cepyme, UGT y CCOO pretenden que los trabajadores que lleven más de 180 días de baja puedan volver a trabajar de manera progresiva, comenzando a jornada parcial para que, a pesar de su lesión o enfermedad, el burgués pueda seguir obteniendo plusvalor, y darán mayor autoridad al negocio de la salud para que pueda gestionar el alta de aquellos obreros que hayan estado un año de baja. Por su parte, Díaz dirige su ponzoña hacia “el mal funcionamiento de las administraciones sanitarias”, al igual que hacen los empresarios y sus sindicatos, quedando implícito que el sistema de salud es el problema y no las penosas condiciones que son cada vez mayores en la vida del proletariado, debido al sistema de explotación humana que ella defiende. Se atreve a defender, además, que “otra parte del absentismo tiene que ver con otra parte que va de la mano del carácter voluntario o no del mismo”. Es decir, compra el relato de que los trabajadores, en gran medida, buscan faltar al trabajo fingiendo malestar, y según ella, la lucha contra el absentismo es “clave”. Nuestro partido ya ha desmentido dicho cuento de la patronal en otros comunicados.

Por si fuera poco, deja entrever que la burguesía tendrá mayor “flexibilidad” aún para distribuir la jornada y para beneficiarse de horas extra. También vende como punto a favor que aumentará la productividad de la que se apropian los empresarios, y vuelve a ofrecer subvenciones millonarias a las pymes. Por otro lado, afirma que se compensará a los empresarios que hayan accedido a dar algo más de migajas a los asalariados, pero no especifica de qué modo.

He aquí “la esperanza” de los trabajadores de la que tanto habla la ministra: reducción de horario irrisoria, persecución y explotación de los trabajadores enfermos, aumentar las ya enormes subvenciones a explotadores, permisividad con los horarios y precariedad laboral en general. Los oportunistas no esconden su inmundicia y cumplen al pie de la letra con su papel en la sociedad de clases: son el ala moderada del fascismo y cuando están en el poder llevan a cabo las mismas políticas reaccionarias. Eso sí, disfrazadas de retórica izquierdista.

Toda la farsa que han montado alrededor de la más que cuestionable reducción de la jornada laboral se va acercando a su auténtica meta. Es indudable que, como ya habíamos señalado al comenzar la “polémica” unos meses atrás, es otra falsa concesión a la clase obrera en medio de una situación económica y laboral desoladora, con un futuro oscuro; conocen uno de los anhelos del proletariado, que es contar con mayor tiempo libre, y alientan a tolerar todas las tropelías a cambio de una ley que, en el mejor de los casos, reducirá la jornada de una manera tan insignificante que no se notará la diferencia, pero aplicará el falaz principio, promovido por la burguesía, de “menos es nada”. Yolanda Díaz exhibe de manera cada vez más explícita su auténtica cara y no escatima en guiños a los empresarios, a los cuales no contradice tras saber de sus engañosas declaraciones.

En este caso, tenemos a la patronal de los supermercados que presume de “amplísimos horarios”, los cuales no son más que una gran carga de trabajo para los asalariados que hacen que funcionen los supermercados, con el único propósito de generar ganancias para los parásitos propietarios. Además, hablan de un supuesto servicio a los ciudadanos y de adaptarse a las necesidades. ¿De qué manera tiene en cuenta las “necesidades” una clase social cuyo único rol es apropiarse del trabajo ajeno y extraer plusvalor? El poder adquisitivo de los trabajadores es cada vez menor, sufren el robo del patrón a cambio de un salario y otros buitres le arrebatan lo que tiene para vivir a lo largo del mes (rentistas, banqueros, empresas energéticas, petroleras, etc.); ¿acaso obtiene ese trabajador lo que necesita en un supermercado si se queda sin dinero? No, solo tendrá acceso a las mercancías si puede comprar para dar ganancia al burgués. La patronal expresa abiertamente su oposición a beneficiar a los trabajadores, alegando que, en su afán de extraer plusvalor y exprimir la vida de los asalariados, siempre han negociado para llegar a “los mejores acuerdos posibles”, omitiendo que son los acuerdos que más convienen a su dominio y su bolsillo.

Por otro lado, Juan Roig pretende presentar a la clase dominante que oprime a la gran mayoría como víctimas invisibles. La realidad objetiva es que sí se dedican a especular y son, de hecho, la antítesis de la honradez. Son totalmente prescindibles y nocivos; no forman parte del trabajo sino de la apropiación de este para su lucro privado. Oprimen y parasitan a quienes tiran del carro y sí que tienen mucho que ocultar, pues salir del armario en su caso significaría admitir que son el auténtico gobierno; no se presentan a las elecciones, pero tienen el poder del Estado y usan a sus representantes políticos, funcionarios, fuerzas represivas, judicatura y ejército para consolidar y perpetuar su poder.

Esas condiciones ejemplares de las que presumen los dueños de supermercados chocan con la realidad, y en Canarias actualmente hay huelga en el sector por sus miserables condiciones. No es la primera ni será la última. La burguesía y sus mamporreros nos arrebatan de todas las maneras posibles, y usando todos los ardides propios de una total carencia de escrúpulos, no solo derechos sino todo aquello que nos humaniza. Profundizan en la atomización del proletariado porque es indispensable que el obrero no conozca la raíz de los problemas, que es el criminal sistema capitalista. La burguesía debe optar, irremediablemente, por aplastar poco a poco a los obreros en un intento de aislar y acorralar completamente al soporte de su sistema, que son los asalariados, sin los cuales no hay plusvalor y, por tanto, su dominio cae. Es totalmente necesario dada la bancarrota del capital, las deudas impagables, la sobreproducción inevitable, la automatización imprescindible y las guerras inherentes al imperialismo por el control de las fuentes de materias primas y del mercado. Pero también saben que no pueden aplastar a la clase obrera eternamente con palabras engañosas y falsas concesiones, es decir, con la socialdemocracia que les es útil en cierta etapa; saben que su juego dará lugar a mayores contradicciones y que el proletariado lo percibirá y se darán las condiciones para que se levante. Es por eso que cada vez apuestan más por el fascismo, y van allanando el camino para los elementos más reaccionarios del capital financiero.

Ellos, los burgueses, ponen todos sus esfuerzos en debilitar continuamente a la clase obrera, su dominación a través del Estado es una constante y no se detendrán a la hora de ejecutar todo lo que sea necesario para blindar sus intereses de clase. Es hora de que los proletarios muevan ficha y comiencen a poner freno a todas estas infamias que no hacen más que acrecentar la miseria, el agotamiento y la resignación. No cambiará nada mientras el poder, los medios de producción, estén en sus manos y se fomente la idea de que la democracia es que una minoría decida lo que debe hacerse sobre la gran mayoría.

La única reducción real y drástica de la jornada laboral tendrá lugar cuando la clase obrera tome el poder. Mientras la burguesía posea los medios de producción, nuestras vidas están encadenadas al capital y el trabajo tendrá como objetivo dar ganancias a aquellos que oprimen nuestras vidas. No entra en sus intereses concedernos comodidades, ni permitirnos obtener lo que nos corresponde. No pueden estar las necesidades humanas en el centro mientras nuestras vidas las rige el mercado. No hay otro camino hacia la emancipación que la revolución obrera, pero esa senda pasa irremediablemente por la organización de nuestra clase; la toma de conciencia de clase y la unión de todos los proletarios en un Frente Único del Pueblo; es crucial para enfrentar al capital y a la burguesía. Comenzar a establecer un poder obrero servirá como base para aunar a los proletarios progresivamente y generar espacios donde puedan nacer órganos de poder obrero, tomar fuerza en la lucha contra el patrón en los centros de trabajo y actuar colectivamente en todos los ámbitos que nos afectan para inclinar la balanza cada vez más hacia los trabajadores, hacia aquellos que producen todo, y arrancar dominio al capital hasta que se den las condiciones para romper con el capitalismo y construir el socialismo.

¡Pongamos fin al oportunismo!
¡La socialdemocracia es enemiga de la clase obrera!
¡Socialismo o barbarie!

Comisión de Movimiento Obrero y de Masas del Comité Central del Partido Comunista Obrero Español

Fuente: pcoe.net
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