
Ángeles Maestro.— A pesar de que tenemos a nuestra disposición las herramientas del materialismo dialéctico para comprender los procesos sociales, buena parte de las organizaciones y los analistas que se reclaman marxistas, o bien utilizan clichés preconcebidos pretendiendo imponerlos una vez tras otra a una realidad cambiante o se guían por la inmediatez de la noticia sin valorar los elementos de fondo que subyacen. El resultado no es sólo la falta de credibilidad que arrostran cuando la realidad no se ajusta a sus predicciones. Lo más grave es que tienden a considerar que el imperialismo es todopoderoso sin poder percibir y aprovechar sus enfrentamientos y debilidades, precisamente los que le convierten en “un tigre de papel”.
Dos ejemplos recientes ilustran suficientemente estas posiciones.
El primero es la guerra entre Irán e Israel y la intervención de EE.UU. La gran mayoría de los “expertos” daba por hecho que el imperialismo actuaría con todo su poder y que el lobby sionista impondría sus intereses desencadenando “la tercera guerra mundial”. La realidad ha ido por otros derroteros.
El elemento fundamental que se ha dejado olvidado en el río efímero de las “noticias” es el cambio trascendental que la Resistencia Palestina produjo el 7 de octubre de 2023. Precisamente evidenció que es posible asestar golpes muy duros al enemigo aún en condiciones de un gran desequilibrio de fuerzas. Su irrupción, demostrando que todo es posible cuando se está dispuesto a luchar hasta el final, ha sido un tsunami que derribó al pacifismo vergonzante tras el que se ocultaba una izquierda impotente, derrotada sin lucha, y arrodillada ante el imperialismo.
El pueblo palestino, unido entorno a la Resistencia, a pesar de sufrir una de las masacres más salvajes de la historia, está hiriendo de muerte al sionismo. A su valentía y determinación se une la lucha compartida por los pueblos que integran el Eje de la Resistencia, quienes también, a pesar de los duros golpes recibidos mantienen intactos sus objetivos anti-sionistas y anti- imperialistas, y su voluntad de combate.
La muestra más palpable de la situación desesperada de Israel es el ataque a la República de Irán del pasado 13 de junio. Los bombardeos y asesinatos de dirigentes políticos y militares, y de científicos, tenía por objeto conseguir el objetivo que la entidad sionista viene persiguiendo desde octubre de 2023: la participación directa de EE.UU en la conflagración. El pretexto utilizado para justificar lo que constituye un evidente Crimen de Guerra, que “Irán no puede acceder a la energía nuclear” – justificación esgrimida también por EE.UU y la UE – es insostenible, cuando el enemigo más brutal, que además acaba de atacarles, dispone desde hace décadas de cerca de un centenar de ojivas nucleares.
El bombardeo de EE.UU a instalaciones nucleares iraníes del 21 de junio – violando una vez más flagrantemente el derecho internacional – no ha producido grandes daños. Más bien parece que el ataque habría tenido por objetivo desactivar la presión de los grupos sionistas – de dentro y de fuera de EE.UU – que exigían a Trump una intervención directa, en un momento en el que la administración republicana no está interesada en desencadenar una guerra a gran escala. Tampoco hay que menospreciar el papel jugado, detrás del escenario y sin alharacas, por Rusia y China.
El acuerdo de alto el fuego entre Israel e Irán no es el fin de la guerra que, como el Eje de la Resistencia afirma, sólo llegará con la destrucción del sionismo. Sólo su completa liquidación permitirá la convivencia pacífica de los pueblos en Palestina, tal y como ocurría antes de Al Naqba. Lo cierto es que Israel sigue herido de muerte y que su confrontación militar con Irán ha terminado con una derrota; máxime cuando parece cancelar el objetivo que persiguió provocando a Irán: desencadenar una intervención directa de EE.UU en el futuro inmediato. En Palestina, la guerra continúa. Las masacres, también y la exigencia de solidaridad internacionalista con la Resistencia Palestina es más fuerte que nunca.
La victoria republicana en EE.UU no es la sustitución de un viejo con incontinencia urinaria por un niño loco. Es la consecuencia directa de una profundísima crisis económica que intenta ser abordada colocando la prioridad en la reconstrucción productiva. Es el mismo imperialismo, igual de criminal, como lo está demostrando con las deportaciones masivas de inmigrantes y que volverá a atacar a cualquier país cuando sus intereses lo determinen. Sólo que la situación ha cambiado, y las prioridades y la correlación de fuerzas, internas y externas, no son las mismas.
Es evidente que la crisis del capitalismo tiene su epicentro en EE.UU y en la UE y que Rusia y China– a pesar de todas las sanciones de occidente – resisten con una mayor potencia relativa, tanto económica, como militar.
El segundo ejemplo, y que nos atañe más directamente, es lo que sucede en la UE. La economía productiva se desmorona, en buena medida empujada por las propias decisiones políticas de la Comisión Europea. Estas medidas, aunque confrontan objetivamente con algunas fracciones de la burguesía europea, van encaminadas a cumplir los objetivos de la oligarquía imperialista: limpiar el mercado y favorecer la concentración de capital.
Por otro lado, la derrota de la OTAN en Ucrania por parte de Rusia es un hecho incuestionable, que además se ha acelerado en las últimas semanas. Rusia ha acabado con los arsenales militares de la OTAN – sobre todo los de la UE – y EE.UU no tiene intención, por ahora de participar en ninguna guerra a gran escala, y menos con Rusia.
¿Es creíble pues el discurso belicista de los líderes de la UE agitando el espantajo de la guerra contra Rusia? Independientemente del odio visceral contra Rusia, o los delirios imperiales que puedan tener Macron, Kramer, Von der Leyen..etc, lo cierto es que no pueden confrontar con el enorme país euroasiático que ha demostrado su poder bélico en el campo de batalla, que además es una gran potencia nuclear y que, día a día, fortalece sus vínculos económicos y militares con China. Y mucho menos, sin EE.UU
Entonces, ¿a qué corresponde el Rearme de la UE y de la OTAN? Sin descartar que dentro de una década pueda desencadenarse una guerra de grandes proporciones en suelo europeo, lo cierto es que el discurso belicista obedece a un objetivo muy diferente. Se trata de crear un escenario de pánico colectivo que haga creer a los pueblos que para salvarse de la catástrofe, lo mejor es destinar fabulosas cantidades de dinero público a los fabricantes de armas.
Tal y como CNC viene afirmando, es clave para la clase obrera entender qué papel juegan los presupuestos de guerra y la militarización social porque como mostró nítidamente la gestión política del Covid – para quien se atrevió a verlo – la destrucción productiva, junto con el asalto a la hacienda pública y la exacerbación de la represión y el control social, constituyen el eje de la estrategia de la burguesía para controlar la crisis.
El guion es el mismo en todos los casos. Aparece una situación catastrófica, amplificada con mecanismos goebbelsianos por los medios de comunicación, cunde el pánico masivo, y se acepta como mal menor la propuesta del gobierno de turno para evitar desastres mayores. Y la receta es también idéntica: endurecer la represión y el control social, y destinar ingentes cantidades de dinero del pueblo a fondos de inversión, grandes bancos y multinacionales. La única diferencia es que la destrucción productiva y la miseria correspondiente son cada vez mayores, al tiempo que aumenta el atraco a los fondos públicos.
Se entiende así que carece de fundamento y es profundamente contraproducente el discurso de “no a la guerra” o “que no nos arrastren a la guerra” por muy ingenuo y bienintencionado que sea. Lo cierto es que refuerza el terror inoculado desde el poder a algo abstracto, el fantasma de la guerra, cuando de forma bien concreta y fácilmente comprensible por las gentes trabajadoras se está perpetrando un gigantesco trasvase de fondos del proletariado a la burguesía. Y precisamente se lleva a cabo cuando el paro arrecia y las clases populares son cada vez más pobres.
Pero no sólo se está apuntando en la dirección equivocada, desaprovechando un momento clave para fortalecer la consciencia de clase. Objetivamente, se abona un peligroso “pacifismo”, precisamente, cuando como han demostrado la Resistencia Palestina, las revoluciones obreras y los movimientos de liberación nacional, frente al imperialismo solo vale la correlación de fuerzas y saber aprovechar las debilidades y contradicciones del enemigo.
25 de junio de 2025
COMPARTO INTEGRALMENTE EL COMENTARIO DE ANGELES MAESTRO.SU CLARIDAD Y PRECISION LO HACEN MAS ASEQUIBLE
A LA MAYORIA DE LOS LECTORES