Seyed Abbas Araghchi.— Después de mi carta del 13 de junio de 2025, escribo nuevamente a usted luego de que Estados Unidos cometiera un descarado acto de agresión militar contra instalaciones nucleares pacíficas de la República Islámica de Irán –las instalaciones de enriquecimiento de Natanz, de Ispahán y de Fordow– el 21 de junio de 2025, en violación flagrante del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas.
Llamo a usted la atención sobre esta grave y alarmante agresión mediante la cual un Estado dotado de armas nucleares ha atacado a otro Estado que no dispone de armas nucleares, que es parte del Tratado de No Proliferación de las armas nucleares y cuyas actividades nucleares están sometidas a las garantías generalizadas del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Como usted sabe perfectamente, este ataque llega después de varias otras agresiones contra instalaciones cometidas por el régimen israelí, que no es parte del Tratado de No Proliferacion y que posee arsenales nucleares. El acto de agresión de Estados Unidos no sólo constituye una violación flagrante de la paz y de la seguridad mundiales sino que también representa un grave peligro en los ámbitos humanitario y medioambiental.
Numerosos instrumentos internacionales prohíben claramente atacar instalaciones nucleares, fundamentalmente las resoluciones 444, 475 y 533 de la Conferencia General del OIEA, así como el artículo 56 del Protocolo Adicional a las Convenciones de Ginebra. Este tipo de ataque, que marca un nuevo deterioro de las relaciones internacionales, puede arrojar consecuencias catastróficas, provocar bajas civiles masivas y causar daños ecológicos a largo plazo.
Este acto de agresión por parte de Estados Unidos debe ser condenado con la mayor firmeza. El Gobierno de Estados Unidos debe ser considerado responsable del ataque criminal que perpetró en apoyo a un régimen que –bajo la dirección de un criminal de guerra, objeto de una orden internacional de arresto– amenaza con hundir el mundo entero en la inestabilidad y el caos.
Esperamos que la reunión urgente del Consejo de Seguridad convocada en respuesta a este acto de agresión sea la necesaria oportunidad de condenar, sin equívoco alguno, a Estados Unidos como miembro del Consejo de Seguridad. La Organización de las Naciones Unidas y sus estructuras multilaterales están al borde de un precipicio. Espero que, como guardián del sistema de las Naciones Unidas, se oponga usted a esta ilegalidad que amenaza la paz. El mundo está mirándonos. La inacción sólo agravaría la crisis y deterioraría aún más la seguridad mundial.
Esperamos que el Consejo de Seguridad y el Secretario General cumplan sin demora sus obligaciones jurídicas y morales.
Agradeceré a usted que tenga a bien hacer distribuir el texto de la presente carta como documento del Consejo de Seguridad.
Seyed Abbas Araghchi