
«Con este propósito, el lunes 11 de agosto, el Servicio de Seguridad ucraniano (SBU, por sus siglas en ucraniano) trasladó al asentamiento a un grupo de periodistas de medios extranjeros, bajo la cobertura de ‘realizar una serie de reportajes sobre los habitantes de la ciudad en la zona cercana al frente'», indica el comunicado del ente castrense ruso.
El ataque ucraniano, que «provocará un gran número de víctimas civiles», tendrá lugar justo antes de la cumbre en Alaska, donde conversarán los presidentes de Rusia y EEUU, Vladímir Putin y Donald Trump, revelan.
«La acción deberá ser registrada de inmediato por los periodistas occidentales», subrayan.
Como resultado, toda la responsabilidad del ataque y las víctimas civiles recaerá sobre las Fuerzas Armadas rusas, con el fin de crear un ambiente mediático negativo y las condiciones para interrumpir la cooperación ruso-estadounidense en la resolución del conflicto en Ucrania, añadieron.
Los ataques de falsa bandera también son posibles en otras zonas pobladas controladas por «el régimen de Kiev», concluyeron.
Una situación igual se llevó a cabo en abril de 2022, cuando Ucrania acusó al Ejército ruso de un crimen atroz contra la población civil de la ciudad de Bucha, en la región de Kiev. Las FFAA rusas abandonaron esta localidad el 30 de marzo y, cuatro días después, la parte ucraniana difundió de repente un informe sobre las «atrocidades de los ocupantes», con videos y fotos de calles llenas de muertos.
El 24 de abril de 2022, tres semanas después de los sucesos de Bucha, el diario británico The Guardian informó que, según los primeros resultados forenses, la mayoría de los civiles murieron como consecuencia del bombardeo de artillería con fragmentos de proyectiles de 122 mm, como la que se utiliza en los obuses D-30 en servicio en las FFAA de Ucrania.