El pasado 10 de julio la (in)justicia parisina se pronunció con una sentencia severa a cinco sindicalistas de la Poste (Correos) del departamento Hauts-de-Seine (92), al oeste de París. Fueron imputados por presuntos “actos de violencia” y de “violación del domicilio profesional” por acudir a la sede nacional de su empresa (la Poste) para reclamar negociaciones sobre las reivindicaciones planteadas en una importante huelga de carteros/as que duraba ya más de 170 días, y que databa de 2014. Para Gaël Quirante, Yann Le Merrer, Mohamed, Dalila y Brahim, se pedían cinco años de prisión y 75.000 euros de multa. En el juicio celebrado once años después de los hechos, los cinco militantes del sindicato Sud Poste, como lo han hecho en bastantes ocasiones, siguieron negando los hechos acusatorios, se constató la falta de pruebas incriminatorias durante las más de nueve horas de la larga vista, lo que no ha sido obstáculo para que fueran condenados a multas de entre 500 y 800 euros cada uno de ellos por la rotura de la puerta giratoria del edificio y en el caso de Gaël a una condena adicional de 6 meses de prisión por violencia contra la responsable de seguridad de la sede de La Poste. En concepto de responsabilidad civil se añaden 1 € simbólico por daños materiales, 1000 € cada uno por costas procesales y para Gaël 1800 € como indemnización a la exresponsable de seguridad.
Para los sindicalistas la sentencia es eminentemente política y “una instrumentalización de la justicia y un ataque a la libertad sindical”, en palabras de Gaël Quirante, figura destacada del sindicato, el objetivo de la sentencia es “tenernos bajo la amenaza de una espada de Damocles- una amenaza permanente- para nuestras luchas futuras ; lo que quieren, sencillamente, es apartarnos de nuestra actividad“.
Militantes sindicalistas y de diversas organizaciones políticas, consideran que todo se resume “en servirse de la justicia para hacer de este juicio un ejemplo que disuada toda veleidad sindical”. La sentencia ha sido recurrida y, aunque sus togadas señorías están al servicio de los poderosos y responden a los intereses de las clases dominantes, sin que la clase obrera pueda esperar de la justicia burguesa nada positivo para sus intereses, la pelea en los palacios de injusticia se mantiene e incluso llegará a instancias europeas. Y mientras la clasista judicatura resuelve, la solidaridad con los sindicalistas sigue y las luchas obreras se suceden.