Caracas fue sede del Coloquio Internacional: América Latina y el Caribe ante el expansionismo estadounidense, un espacio de debate organizado por el Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos (ISB).
Durante la instalación del evento, la presidenta del ISB, Blanca Eekhout, repudió la política «hostil y expansionista» de Estados Unidos contra los pueblos de la región, la cual calificó como un modelo precursor del imperialismo y el colonialismo.

«No queremos guerra, apostamos por el desarrollo pleno de toda la potencialidad humana, pero tenemos que entender y profundizar cómo actúa el expansionismo», señaló Eekhout al referirse al conflicto bélico y la guerra psicológica que promueve Washington.
Por su parte, el filósofo Miguel Pérez Pirela, coordinador de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, afirmó que la administración de Donald Trump es desestabilizadora, violenta los derechos humanos e inocula una guerra mediática. «Los venezolanos estamos concentrados en defender nuestra soberanía», agregó.
El activista boliviano Sacha Llorenti resaltó que el objetivo de EE.UU. es generar caos, debilitar economías y aplicar bloqueos ilegales a los pueblos que no se someten a sus designios. En este contexto, propuso «recrear los tribunales permanentes de los pueblos para poner en el banquillo de los acusados a los fascistas Donald Trump y Benjamín Netanyahu».
Este coloquio se inscribe en el marco de recientes debates sobre el tema en el país. Como cierre a la Conferencia Internacional Colonialismo, Neocolonialismo y los Despojos Territoriales del Imperialismo Occidental, el presidente Nicolás Maduro fijó una tajante posición ante las amenazas.
«Venezuela tiene derecho a la paz, a la soberanía y, por derecho, a su existencia y no habrá imperio de este mundo que se lo arrebate. Y si es necesario pasar de las formas de lucha no armada a las formas de lucha armada, este pueblo lo hará», sentenció el Jefe de Estado.
El mandatario también se refirió al supremacismo histórico de las élites occidentales, proyectando que «África les va a dar la sorpresa del siglo en lo que resta del siglo XXI, con su dignidad, su sabiduría, su espiritualidad y su fuerza».