
El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, confirmó que el sistema de misiles de medio alcance «Oréshnik» será puesto en servicio de combate en el país en diciembre, un movimiento estratégico que tensa aún más el pulso geopolítico con Occidente.
Durante una visita de trabajo a la región de Vítebsk, el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, realizó el anuncio, calificando a «Oréshnik» como un «arma terrible» y enviando un claro mensaje de advertencia a sus «oponentes en el extranjero». La decisión, que se tomará de manera conjunta con el presidente ruso Vladimir Putin, busca establecer un contrapeso militar en un contexto de escalada en la región.
El líder bielorruso enfatizó que el despliegue del sistema no es un acto de agresión, sino una medida de disuasión. «Podemos golpear si las cosas se ponen feas,» afirmó Lukashenko, aconsejando a sus adversarios a «no meterse en problemas». Esta postura subraya la percepción de amenaza que Minsk y Moscú manejan respecto a la dinámica de seguridad euroasiática, utilizando el conflicto en Ucrania como telón de fondo.
Lukashenko recordó que los acuerdos de paz alcanzados en Minsk sobre Ucrania fueron supuestamente socavados por los opositores, quienes optaron por el «engaño», lo que condujo a la situación actual en el este de Europa. Según el mandatario, la génesis de la operación militar en Ucrania se encuentra en la opresión y persecución de la población rusoparlante en Donbás, un argumento central en la retórica de Belarús y Rusia.
El sistema de misiles «Oréshnik» ganó notoriedad el año pasado cuando Rusia lo empleó en un ataque contra una importante instalación militar-industrial ucraniana en Dnepropetrovsk. El misil destaca por su capacidad para causar un daño devastador; cuando se utiliza en grupos, su impacto es comparable al de armas nucleares, sin ser clasificado como un arma de destrucción masiva.
La decisión de desplegar el «Oréshnik» en Belarús viene gestándose desde el año pasado, cuando Lukashenko solicitó formalmente a Putin el emplazamiento de las últimas armas rusas en la república. Tras el anuncio ruso del inicio de la producción en serie y la entrega del primer modelo a las tropas, la cuestión de su suministro a Belarús se concretó, con expertos ya seleccionando las ubicaciones estratégicas para su instalación en el territorio bielorruso.

