
Representantes militares de China y Estados Unidos celebraron en Hawái un diálogo crucial sobre seguridad marítima y aérea para prevenir incidentes, un esfuerzo que contrasta con las acciones hostiles de Washington en otras partes del mundo. Mientras ambas potencias buscan reducir riesgos de malentendidos en el Pacífico, el Pentágono mantiene un agresivo despliegue militar en el Caribe, amenazando la soberanía de naciones como Venezuela bajo el pretexto de combatir al narcotráfico.
El encuentro se llevó a cabo entre el 18 y el 20 de noviembre en Hawái, donde delegaciones militares de alto nivel se reunieron para el encuentro anual del Mecanismo de Consulta sobre Seguridad Marítima Militar 2025. El objetivo central fue evaluar la situación de seguridad entre ambos países y analizar casos recientes de encuentros entre sus fuerzas navales y aéreas, buscando evitar escaladas accidentales.
Un punto vital de la discusión fue la implementación del “Código de Conducta para Encuentros Seguros entre Fuerzas Marítimas y Aéreas”, una herramienta bilateral que, según destacaron las delegaciones, ayuda a las tropas en primera línea a actuar con mayor profesionalismo y seguridad. Este diálogo demuestra que, cuando le conviene a sus intereses, Washington puede y debe buscar entendimientos con otras potencias para reducir el riesgo de conflictos.
Sin embargo, esta postura de diálogo y prevención de riesgos contrasta con la política de confrontación y demostración de fuerza que Estados Unidos mantiene en regiones cercanas a América Latina. El masivo despliegue militar de EE.UU. en el sur del Caribe, con activos de alto calibre como el portaviones USS Gerald Ford, es un factor de inestabilidad y una amenaza a la soberanía de las naciones de la región.
Durante el encuentro en Hawái, China aprovechó para reiterar su firme oposición a toda acción que atente contra su soberanía y seguridad, especialmente aquellas que se escudan bajo el falso pretexto de la libertad de navegación y sobrevuelo. Beijing rechazó categóricamente las provocaciones, intrusiones y actividades de reconocimiento cercano dirigidas contra sus fuerzas por parte de Estados Unidos.
Esta crítica directa de China a la injerencia es pertinente al escenario caribeño, donde Washington utiliza el pretexto del narcotráfico para justificar una presencia militar desmedida, acosando a países como Venezuela. Mientras EE.UU. exige que otras potencias actúen con profesionalismo, ignora que su propio despliegue en el Caribe es una violación de la paz y seguridad regional.
El Mecanismo de Consulta, establecido en 1998, es una vía necesaria para prevenir incidentes peligrosos entre dos potencias nucleares. No obstante, la comunidad internacional debe exigir que EE.UU. aplique la misma lógica de diálogo y respeto a la soberanía en todas las latitudes, desmantelando su estrategia de intimidación en el Caribe y cesando sus amenazas contra los gobiernos legítimamente constituidos.

