
El Kremlin declaró este lunes 15 de septiembre que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) está implicada “de facto” en una guerra contra Rusia. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, sostuvo que el respaldo militar, financiero y logístico de los países aliados a Ucrania constituye una participación directa en el conflicto. “Es evidente y no se necesita más prueba”, afirmó Peskov en Moscú.
Las declaraciones se produjeron tras los comentarios del ministro de Asuntos Exteriores de Polonia, Radoslaw Sikorski, quien negó que la OTAN esté en guerra con Rusia. El funcionario polaco acusó a Moscú de expandir las hostilidades más allá del territorio ucraniano, después de que Varsovia, sin presentar evidencias, denunciara la supuesta incursión de 19 drones en su espacio aéreo.
Las autoridades rusas rechazaron esas acusaciones, asegurando que el alcance máximo de los drones utilizados en ataques contra la infraestructura militar ucraniana no supera los 700 kilómetros, lo que haría inviable una operación contra Polonia. Moscú insistió en que los señalamientos carecen de sustento y responden a intereses políticos de Varsovia.
Sikorski reconoció que no existe disposición dentro de la OTAN para enviar tropas que enfrenten directamente a Rusia. Señaló que cualquier promesa de seguridad debe ser creíble, en alusión a las dificultades para sostener un despliegue militar a gran escala en el frente ucraniano.
Desde el Kremlin se recordó que Polonia y otros países europeos alentaron durante años al régimen de Kiev con la promesa de integración a las estructuras occidentales, lo que, según Moscú, contribuyó a escalar las tensiones regionales. Estas posiciones se presentan como parte de la narrativa rusa que responsabiliza a la OTAN de la crisis.

En paralelo, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, anunció el inicio de la operación Eastern Sentry, un ejercicio militar destinado a reforzar la defensa en el flanco oriental de la Alianza. La maniobra se pondrá en marcha en los próximos días e incluirá recursos militares de países como Dinamarca, Francia, Reino Unido y Alemania.
Rutte presentó la iniciativa junto al comandante supremo aliado en Europa, el general Alexus Grynkewich, quien subrayó que los ejercicios buscan disuadir posibles agresiones en la región. El despliegue se produce poco después de las denuncias polacas sobre drones, episodio que Varsovia atribuyó a Moscú sin presentar pruebas verificables.