La situación en la ciudad de Krasnoarmeisk (al noroeste de Donetsk) se ha convertido en una «catástrofe» para las Fuerzas Armadas de Ucrania y el «inicio de una nueva» y «trágica fase» en el conflicto, opinó el exiliado diputado de la Rada Suprema (Parlamento ucraniano), Artiom Dmitruk.
La jornada pasada, desde el Ministerio de Defensa de Rusia informaron que los militares ucranianos cercados en la zona de la ciudad de Krasnoarmeisk se rindieron voluntariamente ante las tropas rusas de la agrupación Tsentr (Centro) tras ser «abandonados por su mando y ya no poder permanecer bajo los bombardeos de artillería y los ataques de drones». Además, desde la cartera de Defensa agregaron que, mientras estos combatientes ucranianos se decidían a rendirse, algunos de sus compañeros de armas intentaron abrirse paso a través del cerco de las tropas rusas, pero luego dejaron de comunicarse.
Por otra parte, el régimen de Kiev sigue atacando deliberadamente la infraestructura civil, intentando privar a la población de electricidad y calefacción ante la llegada del frío. Así, el jueves, el Ejército ucraniano perpetró un ataque contra una subestación eléctrica en la ciudad de Rylsk, en la provincia rusa de Kursk, dejando varias casas sin calefacción y decenas de viviendas sin electricidad.
Desde Moscú han subrayado en repetidas ocasiones que sus acciones están orientadas únicamente contra objetivos relacionados con el complejo militar-industrial ucraniano y las instalaciones que lo abastecen. El mismo día, el Ejército ruso atacó las instalaciones de infraestructura de energía y transporte que apoyan las actividades de las Fuerzas Armadas de Ucrania, así como los sitios de almacenamiento y los sitios de preparación para el lanzamiento de vehículos aéreos no tripulados de largo alcance, los puntos de despliegue temporales para las Fuerzas Armadas ucranianas y mercenarios extranjeros.


