Durísimo golpe contra Salman El Feudal

Las fuerzas populares de Ansarulá han asestado un duro golpe a las fuerzas de la coalición saudo-árabe y a sus milicianos, que lanzaron en los pasados días una ofensiva para tomar la ciudad de Taizz, la tercera ciudad de Yemen, situada en el suroeste del país.

Fuentes de seguridad señalaron a la agencia yemení Khabar que entre 100 y 200 milicianos pro-saudíes murieron el lunes por la tarde en una emboscada tendida por Ansarulá, cerca de la base de Al Umari, en la región de Dhubab-Moja, en los alrededores de Taizz.

Ellos avanzaban en cuatro frentes hacia la región estratégica de Bab el Manded, cuando cayeron en la emboscada.

Fuentes próximas a la coalición saudí reconocieron la muerte de 20 milicianos y afirmaron que un centenar más habían sido heridos y transferidos hacia los hospitales de Taizz, Lahej y Adén.

La suerte de un líder de Al Qaida, Hashim Sayyed, resulta desconocida. Algunos medios anunciaron el fallecimiento de este dirigente del grupo terrorista, que lucha al lado de las fuerzas saudíes en Yemen, mientras que otras fuentes yemeníes sostienen que él está gravemente herido. Su hijo y su nieto murieron en la emboscada.

Aviación saudí bombardea zonas residenciales y mata a dos familias

Paralelamente, aviones de caza saudíes han intensificado los bombardeos de zonas residenciales en Taizz.

Una familia de ocho miembros quedó sepultada en los escombros de su vivienda destruida por un ataque saudí en la región de Sala, en Taizz.

En la región de Al Yauf, otra familia de siete miembros halló igualmente la muerte a consecuencia de los bombardeos saudíes contra su casa.

Agencias

Lee lo que planean para ti

El titular de Educación, Íñigo Méndez de Vigo, ha manifestado este miércoles que hay «demasiados universitarios y pocos alumnos de Formación Profesional» en España. El ministro ha hecho estas declaraciones en un foro hispano-alemán en Berlín, donde ha reflexionado sobre los cambios educativos que el país tiene que aplicar para que la economía nacional se mantenga en la senda del «crecimiento sostenible»

“Va demasiada gente a la universidad. Tenemos que equilibrar”, ha subrayado el ministro en la capital alemana. La Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, la CRUE, ha rechazado sus declaraciones: “Las cifras no indican que sobran universitarios”. Y su propio partido, el Partido Popular, ha tenido que matizar sus palabras desde Madrid.

«Lo que seguramente el ministro ha querido decir y ha dicho y no puede recogerse en una sola frase es que la Universidad y la Formación Profesional no son enemigos; al revés, son complementarias que construyen país», ha defendido el vicesecretario general de Sectorial del PP, Javier Maroto.

elpais.com

No, no. Lo que el ministro ha querido decir es que hemos entrado en una etapa en la cual la oligarquía que le paga a él y al gobierno de turno por gestionar sus intereses, ha decidido que España debe convertise en una sociedad donde hayan 50 familias supermillonarias y 30 millones de pobres y esclavos. Claro que eso no se lo vamos a permitir.

vvvvvvvvvvvvvvvvvv

Fortalecer los contactos internacionales de la clase trabajadora; Bolesław Bierut, 1948

«La vibrante vida cotidiana de las masas trabajadoras nutre el poder creador del hombre y su gran capacidad para lograr un cambio social. Los mayores representantes del pensamiento social progresista revolucionario se inspiraron en las fuentes de este poder creativo. Y a partir de las fuentes de esta fuerza creativa, surgió la ideología revolucionaria del proletariado el cual fue transformado y plasmado por las mentes brillantes de Marx y Lenin en un gran programa social, ideología que ahora está dirigida y enriquecida por el gran y brillante líder del proletariado mundial y del Partido Comunista (bolchevique) de la Unión Soviética: Iósif Stalin.

En el curso de los largos años de lucha revolucionaria contra el zarismo, contra fascismo nativo y extranjero, contra la bárbara invasión de Hitler, el movimiento obrero polaco encabezado por nuestro partido fue adquiriendo una solidez y madurez que le ha permitido liderar el amplio movimiento social de las masa trabajadoras de la ciudad y el campo, el cual tiene como expresión política el Blok Demokratyczny –Bloque Democrático–.

En la heroica lucha a vida o muerte contra el invasor, las masas trabajadoras recibieron la ayuda desinteresada y fraternal del ejército libertador de los pueblos de la Unión Soviética, y gracias a esta ayuda, nuestro país que había sido devastado por los invasores hitlerianos, adquirió la libertad, con la cual las actuales la masas del pueblo polaco están trabajando incansablemente la nueva Polonia. El plan de esta construcción será preparado bajo la unificación de los partidos obreros, que deben ser los guardianes fieles y firmes de la gran ideología revolucionaria del proletariado; el marxismo-leninismo, en la base de la alianza política y la ayuda de todos los partidos del Blok Demokratyczny –Bloque Democrático–.

Utilizando los ochenta años de experiencia en el movimiento obrero polaco, la experiencia de los cien años de lucha de la clase obrera internacional, la experiencia de la revolución rusa victoriosa sumado a la construcción socialista exitosa de los treinta años en la Unión Soviética, y basándonos en los fundamentos ideológicos del marxismo-leninismo, estamos llevando a cabo el gran acto histórico de unir el Partido Obrero Polaco y el Partido Socialista Polaco como acto de unificación política de la clase obrera polaca.

El partido obrero unificado resultante, debe tomar sobre sus hombros la responsabilidad histórica del futuro del pueblo polaco, el futuro que debe garantizar su bienestar. Debe estar firmemente unido a las fuerzas del Blok Demokratyczny –Bloque Democrático–, y ser capaz de asegurar que la eminencia política y cultural que Polonia puede y debe alcanzar entre las naciones progresistas del mundo. Tan sólo este partido, sobre la base de la alianza de los obreros, los campesinos y la intelectualidad, será la expresión política plena del Blok Demokratyczny –Bloque Democrático–, y será el único que puede proporcionar a los trabajadores de Polonia una prosperidad cada vez mayor.

Ni por un solo instante podemos dormirnos en nuestros logros, porque lo que hemos logrado hasta ahora en el camino de la construcción de la nueva Polonia, no es más que un comienzo hacia la realización de los grandes objetivos y las tareas que enfrenta nuestro pueblo.

Marchando hacia adelante con valentía bajo la bandera del marxismo-leninismo, a la cabeza de las masas trabajadoras de Polonia, nuestro partido cumplirá con éxito sus tareas históricas. (Bolesław Bierut; Para lograr la completa eliminación de las desviaciones derechistas y nacionalistas, 1948)

¿Los Acuerdos de Minks toleran las amenazas fascistas?

Dmitry Korchinsky, un nacionalista ucraniano propuso ofrecer asilo a terroristas del EI en Kiev. Korchinsky, ex jefe de la Asamblea Nacional de Ucrania- Autodefensa Popular de Ucrania, escribió en las redes sociales: «Debemos ver al EI como aliado en la lucha contra Rusia.»

«Los líderes de países occidentales de la cumbre del G-20 fueron a hablar con el terrorista de Moscú, como si fuera un ser humano, para discutir sobre los bombardeos contra el EI, es decir, su actitud hacia los terroristas es pragmática.

«Los servicios de seguridad de Ucrania también tienen que ser pragmáticos, y por lo tanto, eficaces. Nuestra lucha no es detener a los enemigos de Rusia. Sólo debemos pedirles que disparen con precisión a los terroristas de Moscú en el Cáucaso y en Siria.»

«Desafortunadamente, los servicios de seguridad de Ucrania a veces detienen o deportan caucásicos que vienen de Siria a Rusia por su asociación con el EI. No es prudente.»

2265391

¿Y qué decir de este mamarracho?¿Dónde quedaron sus «amenazas»?

54d3f43a72139e55368b45ba

Empieza la desbandada en Raqqa

La información fue confirmada por el diario Le Monde que citando a un funcionario francés, dijo que el Ejército ruso lanzó durísimos ataques aéreos contra Raqqa, y misiles de crucero desde los buques ubicados en las costas sirias. Estos ataques fueron confirmados por una fuente gubernamental francesa de alto nivel.

Las autoridades estadounidenses ya informaron el martes que Moscú llevó a cabo un masivo ataque con bombarderos de largo alcance y misiles de crucero lanzados desde el mar.

Para construir una Polonia socialista; Bolesław Bierut, 1948

«El Pleno del Comité Central define caminos concretos de la lucha de la clase obrera y los campesinos pobres y medios con el fin de restringir la explotación por parte de los elementos capitalistas de los estratos que trabajan en el campo, para ayudar a la gran mayoría de la población rural a privar a los kulaks de sus posiciones privilegiadas.

El Pleno del Comité Central define las formas y medios concretos de la realización de estos objetivos en todos los ámbitos de la vida rural; en materia de mantenimiento de un premio suficientemente rentable por el grano; una política fiscal correcta; una política de clase correcta en relación a los créditos agrícolas; la ampliación y reorganización de la red de depósitos de maquinaria, lo que les permitirá servir en primer lugar con dichas ayudas a las mayores necesidades que sufren las familias campesinas, ya que algunas carecen de instrumentos agrícolas adecuados; desarrollo a gran escala y aplicar una democratización para lograr un trabajo más eficiente de las cooperativas campesinas de asistencia mutua: y por último, la depuración y actualización de todo el aparato económico y administrativo en el campo.

No puede haber ninguna duda de que la ejecución de estas decisiones del Pleno del Comité Central dará lugar a un gran aumento en la actividad de las masas de campesinos, les permitirá mejorar su posición y contrarrestar a los elementos ricos del campo en la lucha para limitar la explotación capitalista en el campo, y por supuesto estas medidas va a elevar el nivel material y cultural de los campesinos.

En la elaboración de las decisiones y conclusiones del Pleno del Comité Central de julio de 1948, se aclaró la posición del partido en relación con las cooperativas de productores del campo, y le dio respuestas concretas a una serie de dudas expresadas por los campesinos en esta materia.

Al tiempo subrayaba firmemente que el proceso de conmutación del individuo a la agricultura colectiva requeriría mucho tiempo, el partido es de la opinión de que esta es la única manera de asegurar una rápida mejora en el bienestar rural, el único sendero para abolir la pobreza y la explotación capitalista. Al mismo tiempo, el Pleno del Comité Central advirtió contra toda prisa nociva en el asunto, ya que dicha celeridad en este sentido sería equivalente al aventurerismo. El Pleno del Comité Central estableció como principio el carácter absolutamente voluntario de la admisión de los miembros en las cooperativas de productores y declaró que se aplicarían medidas extremas contra de cualquier intento de violar este principio. No puede haber ninguna duda de que la decisión del Pleno del Comité Central aclarará el asunto del desarrollo de las cooperativas de productores de las zonas rurales y en gran medida bajará de raíz cualquier intento del enemigo de clase para causar confusión en este asunto.

Un lugar importante en las decisiones del Pleno del Comité Central tuvieron que ver con las grandes explotaciones en manos del Estado; en dicho Pleno del Comité Central se desarrollaron medidas para el rápido desarrollo de la agricultura por el socialismo y entre ellas se decidió aumentar la ayuda a las familias campesinas de las granjas de propiedad estatal.

Durante los cuatro días en que estaba en sesión, el Pleno del Comité Central revisó concienzudamente el camino por el que el partido está llevando a las masas trabajadoras de Polonia sobre la base de la unidad de acción en todo el Blok Demokratyczny –Bloque Democrático– [4]. Nuestra idea que guía este camino es la idea de la Polonia Popular, el desarrollo en la dirección de un nuevo sistema social. Y este nuevo sistema es el socialismo.»
Anotaciones de «Bitácora (M-L)»

[4] Así describió Enver Hoxha el proceso llevado en Polonia concerniente a la misión histórica de unificar a la clase obrera polaca en un sólo partido:

«Cuando se desarrolló el congreso de unificación del Partido Obrero Polaco y el Partido Socialista Polaco en diciembre de 1948, Bierut y los demás dirigentes y delegados desenmascararon y golpearon los puntos de vista de Gomułka. Nuestro partido había enviado un representante a este congreso, quien, de regreso a Albania, nos habló de la actitud arrogante y porfiada que allí adoptó Gomułka. Władysław Gomułka fue desenmascarado, pero sin embargo, como se vino a decir: «se le tendió una vez más la mano», y fue elegido miembro del Comité Central. Según palabras de un polaco que acompañaba a nuestro camarada, Gomułka había mantenido durante aquellos días un largo téte-á-téte con Ponomarenko, secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética, que asistía al congreso, y, por lo visto, Ponomarenko había persuadido a Gomułka de hacer su autocrítica. Pero el tiempo confirmó claramente que éste no había renunciado a sus puntos de vista, y más tarde fue condenado también por su actividad contra el Estado». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1982)

Pero como el albanés comenta, la autocrítica de Władysław Gomułka no duro mucho, y para 1951 fue condenado a la cárcel por sus actividades abiertamente antisocialistas. En cuanto al proceso de formación del partido unificado del proletariado en Polonia, el albanés fue muy crítico con la forma en que se llevaron las unificaciones de los partidos obreros en Polonia y otros países, y piensa que pese a que quizás se lograra exitosamente persuadir ideológicamente a gran parte de las masas socialdemócratas, no se puede decir lo mismo de sus dirigentes. En el caso de Polonia, señalaba la influencia que a la postre ejercieron los grandes dirigentes socialdemócratas en el ascenso del revisionismo, ya que servirían de apoyo al jruschovismo para traer de vuelta y a la cabeza del partido a Władysław Gomułka en 1956:

«Quizá una cosa así fuese necesaria para unir al proletariado bajo la dirección de un partido único, pero esta unión debía realizarse a través de un gran trabajo ideológico, político y organizativo para que los ex miembros de los demás no sólo fuesen asimilados, sino, lo que es más importante, fuesen educados profundamente en las normas ideológicas y organizativas marxista-leninistas. Pero esto no se produjo ni en Polonia, ni en Hungría ni en otros países, y de hecho lo único que pasó fue que los miembros de los partidos burgueses cambiaron de nombre, se hicieron «comunistas», conservando sus viejos puntos de vista, su vieja concepción del mundo. Así, los partidos del proletariado no sólo no se reforzaron, sino que por el contrario se debilitaron, pues ahí arraigaron con sus puntos de vista los socialdemócratas y los oportunistas, caso de Cyrankiewicz, Marosan, Grotewohl, etc». (Enver Hoxha; Los jruschovistas, 1982) (Bolesław Bierut; Para lograr la completa eliminación de las desviaciones derechistas y nacionalistas, 1948)

¿Terrorismo? ¿Qué terrorismo?

En las décadas de los setenta y ochenta del pasado siglo los expertos en energía de los países occidentales pronosticaron –probablemente en error- el agotamiento de los “yacimientos fósiles” a mediano y corto plazo.

Este hecho, basado en los niveles de los pozos de Texas y Nuevo México, dio la voz de alarma en las economías capitalistas de Occidente, que impulsaron a sus gobiernos a la búsqueda desesperada del control del petróleo y el gas en otros países, vía militar incluida.

La guerra del Golfo Pérsico (2 de agosto de 1990 – 28 de febrero de 1991) fue una invasión de Irak  por una fuerza de coalición organizada y armada por los Estados Unidos compuesta por 34 países, una auténtica guerra de rapiña por las materias primas,  que contó con el bochornoso beneplácito de las Naciones Unidas y que tomaba como pretexto la anexión iraquí del Estado de Kuwait.

Paralelamente se desarrollaba en Afganistán, el país del mundo con mayores reservas de gas natural  la Primera  Guerra de Afganistán (1978-1992).  El conflicto transcurrió entre el 24 de diciembre de 1979 y el 15 de febrero de 1989, tiempo en el que se enfrentaron las fuerzas armadas de la República Democrática de Afganistán (RDA) apoyadas por el Ejército Soviético contra los insurgentes muyahidines, grupos de guerrilleros afganos islámicos apoyados por numerosos países extranjeros, destacando Estados Unidos, quien les proporcionó ingentes cantidades de armas y dinero.

Las muyahidines era un grupo de fundamentalistas del Islam, claros antecesores de los actuales yihadistas, que fueron apoyados, entrenados y armados por el gobierno norteamericano, siguiendo los designios de la CIA, que había encontrado en Osama Bin Laden el líder natural para combatir la presencia soviética en el país a un precio relativamente reducido.

Después de un bloqueo de diez años al espacio aéreo de Irak, llevado a cabo por las fuerzas inglesas y norteamericanas y que produjo según estimaciones la muerte de un millón de personas, (600.000 de ellas niños) por carencia de alimentos esenciales y medicinas – es célebre la foto del hospital que empleaba petróleo en vez de alcohol- el macabro “cuarteto de las Azores” decretó una segunda invasión del país con el falso argumento de “las armas de destrucción masivas” que poseía el gobierno de Sadam Hussein.

La Guerra produjo 4 millones de víctimas en la población civil de Irak y fue el caldo de cultivo para la aparición de la organización terrorista Al Quaeda, también organizada por la CIA, el Mossad y el M-16, servicios secretos norteamericanos, israelíes y británicos de los que recibieron armas y entrenamiento con la generosa financiación de los gobiernos de Arabí Saudí y Yemen.

Aprovechando el espíritu de la llamada “primavera árabe”, principalmente en Túnez y Egipto, los ejércitos de la OTAN, entre ellos España, organizaron revueltas en Libia, el país más próspero y de mayor nivel de vida en África para invadir, bombardear el país y derrocar y asesinar a su presidente, Gadaffi.  Los pozos petrolíferos pasaron a ser “alquilados” a compañías occidentales. Un auténtico expolio de la riqueza de un país realizada bajo el pretexto de “proteger los derechos humanos” de los ciudadanos. El país se fraccionó en múltiples banderías enfrentadas entre sí. Los “occidentales” apoyaron abiertamente a los grupos armados de Al Quaeda  y en la actualidad no hay un gobierno constatable, el país está en la ruina total y sus habitantes huyen en masa hacia las costas de Malta e Italia después de la 600.000 víctimas que produjo la guerra en una población inferior a los 3 millones de habitantes.

La situación en Irak, con enfrentamiento civil entre suníes y chiitas, con una paz imposible a pesar del enorme gasto que la corrupta administración impuesta por los norteamericanos hacía, era el caldo de cultivo necesario para un experimento. La inteligencia norteamericana repitió el ensayo hecho con los muyahidines en Afganistán y desarrolló la exacerbación de los sentimientos religioso-fundamentalistas.

Ejército Islámico (EI) se llamó el invento que le sirvió a un tiempo para combatir al régimen de El Assad en Siria, al que le habían declarado una “guerra civil”, importando masivos “manifestantes” provenientes de Turquía y volviendo a tocar la clave de chiíes y sunitas.

La guerra, iniciada en 2011, dura, con una increíble ferocidad hasta el momento presente.

En estas cuatro guerras (Afganistán, Irak, Libia y Siria) se ha desarrollado una estrategia falsa, no se ha solucionado uno sólo de los problemas por los que se iniciaron las acciones (auge del fundamentalismo en Afganistán, estabilidad política y seguridad en Irak, protección de los derechos humanos en Libia y derrocamiento de una dictadura en Siria).

Por el contrario, la paz y la estabilidad mundial está más amenazada que nunca, se ha armado y dotado de amplios recursos a organizaciones terroristas, el fundamentalismo islámico vive en espiral, eso sí, las empresas de armamento y las constructoras corruptas de los países signatarios de las acciones bélicas, las compañías gasísticas y petrolíferas, han hecho pingües beneficios. Que en el fondo, folclorismos religiosos colaterales, es de lo que se trataba.

¿A quién pretenden engañar los gobiernos occidentales con su discurso caduco y trucado de la lucha contra el terrorismo y la defensa de la libertad?

¿De qué libertad? ¿La libertad de las empresas del espíritu más capitalista del planeta? ¿El enriquecimiento en base a guerras que han producido en 14 años, 9 millones de víctimas, millones de desplazados, refugiados en infectos campos y niños muertos en el mar o en las playas del “paraíso europeo”? ¿De qué folclore de libertad hablamos?

¿Terrorismo? ¿Qué terrorismo?

Lucas Leon Simon

La gens y el Estado en Roma; Friedrich Engels, 1884

«Según la leyenda de la fundación de Roma, el primer asentamiento en el territorio se efectuó por cierto número de gens latinas –cien, dice la leyenda–, reunidas formando una tribu. Pronto se unió a ella una tribu sabelia, que se dice tenía cien gens, y, por último, otra tribu compuesta de elementos diversos, que constaba asimismo de cien gens. El relato entero deja ver que allí no había casi nada formado espontáneamente, excepción hecha de la gens, y que, en muchos casos, ésta misma sólo era una rama de la vieja gens madre, que continuaba habitando en su antiguo territorio. Las tribus llevan el sello de su composición artificial, aunque están formadas, en su mayoría, de elementos consanguíneos y según el modelo de la antigua tribu, cuya formación había sido natural y no artificial; por cierto, no queda excluida la posibilidad de que el núcleo de cada una de las tres tribus mencionadas pudiera ser una auténtica tribu antigua. El eslabón intermedio, la fratria, constaba de diez gens y se llamaba curia. Había treinta curias.

Está reconocido que la gens romana era una institución idéntica a la gens griega; si la gens griega es una forma más desarrollada de aquella unidad social cuya forma primitiva observamos entre los pieles rojas americanos, cabe decir lo mismo de la gens romana. Por esta razón, podemos ser más breves en su análisis.

Por lo menos en los primeros tiempos de la ciudad, la gens romana tenía la constitución siguiente:

1) El derecho hereditario recíproco de los gentiles; los bienes quedaban siempre dentro de la gens. Como el derecho paterno imperaba ya en la gens romana, lo mismo que en la griega, estaban excluidos de la herencia los descendientes por línea femenina. Según la ley de las Doce Tablas –el monumento del Derecho romano más antiguo que conocemos–, los hijos heredaban en primer término, en calidad de herederos directos; de no haber hijos, heredaban los agnados –parientes por línea masculina–; y faltando éstos, los gentiles. Los bienes no salían de la gens en ningún caso. Aquí vemos la gradual introducción de disposiciones legales nuevas en las costumbres de la gens, disposiciones engendradas por el acrecentamiento de la riqueza y por la monogamia; el derecho hereditario, primitivamente igual entre los miembros de una gens, se limita al principio –y en un período muy temprano, como hemos dicho más arriba– a los agnados y, por último, a los hijos y a sus descendientes por línea masculina. En las Doce Tablas, como es natural, este orden parece invertido.

2) La posesión de un lugar de sepultura común. La gens patricia Claudia, al emigrar de Regilo a Roma, recibió en la ciudad misma, además del área de tierra que le fue señalada, un lugar de sepultura común. Incluso en tiempos de Augusto, la cabeza de Varo, muerto en la selva de Teutoburgo, fue llevada a Roma y enterrada en el túmulo gentilicio; por tanto, su gens –la Quintilia– aún tenía una sepultura particular.

3) Las solemnidades religiosas comunes. Estas llevaban el nombre de «sacra gentilitia» y son bien conocidas.

4) La obligación de no casarse dentro de la gens. Aun cuando esto no parece haberse transformado nunca en Roma en una ley escrita, sin embargo, persistió la costumbre. Entre el inmenso número de parejas conyugales romanas cuyos nombres han llegado hasta nosotros, ni una sola tiene el mismo nombre gentilicio para el hombre y para la mujer. Esta regla es ve también demostrada por el derecho hereditario. La mujer pierde sus derechos agnaticios al casarse, sale fuera de su gens; ni ella ni sus hijos pueden heredar de su padre o de los hermanos de éste, puesto que de otro modo la gens paterna perdería esa parte de la herencia. Esta regla no tiene sentido sino en el supuesto de que la mujer no pueda casarse con ningún gentil suyo.

5) La posesión de la tierra en común. Esta existió siempre en los tiempos primitivos, desde que se comenzó a repartir el territorio de la tribu. En las tribus latinas encontramos el suelo poseído parte por la tribu, parte por la gens, parte por casas que en aquella época difícilmente podían ser aún familias individuales. Se atribuye a Rómulo el primer reparto de tierra entre los individuos, a razón de dos «jugera» –como una hectárea–. Sin embargo, más tarde encontramos aún tierra en manos de las gens, sin hablar de las tierras del Estado, en torno a las cuales gira toda la historia interior de la república.

6) La obligación de los miembros de la gens de prestarse mutuamente socorro y asistencia. La historia escrita sólo nos ofrece vestigio de esto; el Estado romano apareció en la escena desde el principio como una fuerza tan preponderante, que se atribuyó el derecho de protección contra las injurias. Cuando fue apresado Apio Claudio, llevó luto toda su gens, hasta sus enemigos personales. En tiempos de la segunda guerra púnica, las gens se asociaron para rescatar a sus miembros hechos prisioneros; el Senado se lo prohibió.

7) El derecho de llevar el nombre de la gens. Se mantuvo hasta los tiempos de los emperadores. Se permitía a los libertos tomar el nombre de la gens de su antiguo señor, sin otorgarles, sin embargo, los derechos de miembros de la misma.

8) El derecho a adoptar a extraños en la gens. Se practicaba por la adopción en una familia –como entre los indios–, lo cual traía consigo la admisión en la gens.

9) El derecho de elegir y deponer al jefe no se menciona en ninguna parte. Pero como en los primeros tiempos de Roma todos los puestos, comenzando por el rey, sólo se obtenían por elección o por aclamación, y como los mismos sacerdotes de las curias eran elegidos por éstas, podemos admitir que el mismo orden regía en cuanto a los jefes –«príncipes»– de las gens, aun cuando pudiera ser regla elegirlos de una misma familia.

Tales eran los derechos de una gens romana. Excepto el paso al derecho paterno, realizado ya, son la imagen fiel de los derechos y deberes de una gens iroquesa; también aquí «se reconoce al iroqués».

No pondremos más que un ejemplo de la confusión que aún reina hoy en lo relativo a la organización de la gens romana entre nuestros más famosos historiadores. En el trabajo de Mommsen acerca de los nombres propios romanos de la época republicana y de los tiempos de Augusto («Investigaciones Romanas», Berlín 1864, tomo I [1]) se lee: «Aparte de los miembros masculinos de la familia, excluidos naturalmente los esclavos, pero no los adoptados y los clientes, el nombre gentilicio se concedía también a las mujeres… La tribu –«Stamm», como traduce Mommsen aquí la palabra gens– es… una comunidad nacida de la comunidad de origen –real, o probable, o hasta ficticia–, mantenida en un haz compacto por fiestas religiosas, sepulturas y herencia comunes y a la cual pueden y deben pertenecer todos los individuos personalmente libres, y por tanto las mujeres también. Lo difícil es establecer el nombre gentilicio de las mujeres casadas. Cierto es que esta dificultad no existió mientras la mujer sólo pudo casarse con un miembro de su gens; y es cosa probada que durante mucho tiempo les fue difícil casarse fuera que dentro de la gens. En el siglo VI concedíase aún como un privilegio especial y como una recompensa este derecho, el «gentis enuptio» [2]. Pero cuando estos matrimonios fuera de la gens se producían, la mujer, por lo visto, debía pasar, en los primeros tiempos, a la tribu de su marido. Es indudable en absoluto que en el antiguo matrimonio religioso la mujer entraba de lleno en la comunidad legal y religiosa de su marido y se salía de la propia. Todo el mundo sabe que la mujer casada pierde su derecho de herencia, tanto activo como pasivo, respecto a los miembros de su gens, y entra en asociación de herencia con su marido, con sus hijos y con los gentiles de éstos. Y si su marido la adopta como a una hija y le da entrada en su familia, ¿cómo puede ella quedar fuera de la gens de él?» (págs. 9-11).

Mommsen afirma, pues, que las mujeres romanas pertenecientes a una gens no podían al principio casarse sino dentro de ésta y que, por consiguiente, la gens romana fue endógama y no exógama. Ese parecer, que está en contradicción con todo lo que sabemos acerca de otros pueblos, se funda sobre todo, si no de una manera exclusiva, en un solo pasaje –muy discutido– de Tito Livio (lib. XXXIX, cap. 19), según el cual el Senado decidió en el año de Roma 568, o sea, el año 186 antes de nuestra era, lo siguiente: «uti Feceniae Hispallae datio, deminutio, gentis enuptio, tutoris optio item esset quasi ei vir testamento dedisset; utique ei ingenuo nubere liceret, neu quid ei qui eam duxisset, ob id fraudi ignominiaeve esset»; es decir, que Fecenia Hispalla sería libre de disponer de sus bienes, de disminuirlos, de casarse fuera de la gens, de elegirse un tutor para ella como si su –difunto– marido le hubiese concedido este derecho por testamento; así como le sería lícito contraer nupcias con un hombre libre –ingenuo–, sin que hubiese fraude ni ignominia para quien se casase con ella.

Es indudable que a Fenecia, una liberta, se le da aquí el derecho de casarse fuera de la gens. Y es no menos evidente, por lo que antecede, que el marido tenía derecho de permitir por testamento a su mujer que se casase fuera de la gens, después de muerto él. Pero, ¿fuera de qué gens?

Si, como supone Mommsen, la mujer debía casarse en el seno de su gens, quedaba en la misma gens después de su matrimonio. Pero, ante todo, precisamente lo que hay que probar es esa pretendida endogamia de la gens. En segundo lugar, si la mujer debía casarse dentro de su gens, naturalmente tenía que acontecerle lo mismo al hombre, puesto que sin eso no hubiera podido encontrar mujer. Y en ese caso venimos a parar en que el marido podía transmitir testamentariamente a su mujer un derecho que él mismo no poseía para sí; es decir, venimos a parar a un absurdo jurídico. Así lo comprende también Mommsen, y supone entonces que «para el matrimonio fuera de la gens se necesitaba, jurídicamente, no sólo el consentimiento de la persona autorizada, sino además el de todos los miembros de la gens» (pág. 10, nota). En primer lugar, esta es una suposición muy atrevida; en segundo lugar, la contradice el texto mismo del pasaje citado. En efecto, el Senado da este derecho a Fecenia en lugar de su marido; le confiere expresamente lo mismo, ni más ni menos, que el marido le hubiera podido conferir; pero el Senado da aquí a la mujer un derecho absoluto, sin traba alguna, de suerte que si hace uso de él no pueda sobrevenirle por ello ningún perjuicio a su nuevo marido. El Senado hasta encarga a los cónsules y pretores presentes y futuros que velen porque Fecenia no tenga que sufrir ningún agravio respecto a ese particular. Así, pues, la hipótesis de Mommsen parece inaceptable en absoluto.

Supongamos ahora que la mujer se casaba con un hombre de otra gens, pero permanecía ella misma en su gens originaria. En ese caso, según el pasaje citado, su marido hubiera tenido el derecho de permitir a la mujer casarse fuera de la propia gens de ésta; es decir, hubiera tenido el derecho de tomar disposiciones en asuntos de una gens a la cual él no pertenecía. Es tan absurda la cosa, que no se puede perder el tiempo en hablar una palabra más acerca de ello.

No queda, pues, sino la siguiente hipótesis: la mujer se casaba en primeras nupcias con un hombre de otra gens, y por efecto de este enlace matrimonial pasaba incondicionalmente a la gens del marido, como lo admite Mommsen en casos de esta especie. Entonces, todo el asunto se explica inmediatamente. La mujer, arrancada de su propia gens por el matrimonio y adoptada en la gens de su marido, tiene en ésta una situación muy particular. Es en verdad miembro de la gens, pero no está enlazada con ella por ningún vínculo consanguíneo; el propio carácter de su adopción la exime de toda prohibición de casarse dentro de la gens donde ha entrado precisamente por el matrimonio; además, admitida en el grupo matrimonial de la gens, hereda cuando su marido muere los bienes de éste, es decir, los bienes de un miembro de la gens. ¿Hay, pues, algo más natural que, para conservar en la gens estos bienes, la viuda esté obligada a casarse con un gentil de su primer marido, y no con una persona de otra gens? Y si tiene que hacerse una excepción, ¿quién es tan competente para autorizarla como el mismo que le legó esos bienes, su primer marido? En el momento en que le cede una parte de sus bienes, y al mismo tiempo permite que la lleve por matrimonio o a consecuencia del matrimonio a una gens extraña, esos bienes aún le pertenecen; por tanto, sólo dispone, literalmente, de una propiedad suya. En lo que atañe a la mujer misma y a su situación respecto a la gens de su marido, éste fue quien la introdujo en esa gens por un acto de su libre voluntad, el matrimonio; parece, pues, igualmente natural que él sea la persona más apropiada para autorizarla a salir de esa gens, por medio de segundas nupcias. En resumen, la cosa parece sencilla y comprensible en cuanto abandonamos la extravagante idea de la endogamia de la gens romana y la consideramos, con Morgan, como originariamente exógama.

Aún queda la última hipótesis –que también ha encontrado defensores, y no los menos numerosos–, según la cual el pasaje de Tito Livio significa simplemente que «las jóvenes manumitidas –«libertae»– no podían, sin autorización especial, «e gente enubere» –casarse fuera de la gens– o realizar ningún acto que, en virtud de la «capitis deminutio minima» [3], ocasionase la salida de la liberta de la unión gentilicia» (Lange, «Antigüedades romanas», Berlín 1856, tomo I, pág. 195[4], donde se hace referencia a Huschke respecto a nuestro pasaje de Tito Livio). Si esta hipótesis es atinada, el pasaje citado no tiene nada que ver con las romanas libres, y entonces hay mucho menos fundamento para hablar de su obligación de casarse dentro de la gens.

La expresión «enuptio gentis» sólo se encuentra en este pasaje y no se repite en toda la literatura romana; la palabra «enubere» –casarse fuera– no se encuentra más que tres veces, igualmente en Tito Livio y sin que se refiera a la gens. La idea fantástica de que las romanas no podían casarse sino dentro de la gens debe su existencia exclusivamente a ese pasaje. Pero no puede sostenerse de ninguna manera, porque, o la frase de Tito Livio sólo se aplica a restricciones especiales respecto a las libertas, y entonces no prueba nada relativo a las mujeres libres –ingenuae–, o se aplica igualmente a estas últimas, y entonces prueba que como regla general la mujer se casaba fuera de su gens y por las nupcias pasaba a la gens del marido. Por tanto, ese pasaje se pronuncia contra Mommsen y a favor de Morgan.

Casi cerca de trescientos años después de la fundación de Roma, los lazos gentiles eran tan fuertes, que una gens patricia, la de los Fabios, pudo emprender por su propia cuenta, y con el consentimiento del senado, una expedición contra la próxima ciudad de Veies. Se dice que salieron a campaña trescientos seis Fabios, y todos ellos fueron muertos en una emboscada; sólo un joven, que se quedó rezagado, perpetuó la gens.

Según hemos dicho, diez gens formaban una fratria, que se llamaba allí curia y tenía atribuciones públicas más importantes que la fratria griega. Cada curia tenía sus prácticas religiosas, sus santuarios y sus sacerdotes particulares; estos últimos formaban, juntos, uno de los colegios de sacerdotes romanos. Diez curias constituían una tribu, que en su origen debió de tener, como el resto de las tribus latinas, un jefe electivo, general del ejército y gran sacerdote. El conjunto de las tres tribus, formaba el pueblo romano, el «populus romanus».

Así, pues, nadie podía pertenecer al pueblo romano si no era miembro de una gens y, por tanto, de una curia y de una tribu. La primera constitución de este pueblo fue la siguiente. La gestión de los negocios públicos era, en primer lugar, competencia de un Senado, que, como lo comprendió Niebuhr antes que nadie, se componía de los jefes de las trescientas gens; precisamente, por su calidad de jefes de las gens se llamaron padres –«patres»– y su conjunto, Senado –consejo de los ancianos, de «senex», viejo–. La elección habitual del jefe de cada gens en las mismas familias creó también aquí la primera nobleza gentilicia. Estas familias se llamaban patricias y pretendían al derecho exclusivo de entrar en el Senado y al de ocupar todos los demás oficios públicos. El hecho de que con el tiempo el pueblo se dejase imponer esas pretensiones y el que éstas se transformaran en un derecho positivo, lo explica a su modo la leyenda, diciendo que Rómulo había concedido desde el principio a los senadores y a sus descendientes el patriciado con sus privilegios. El senado, como la «bulê» ateniense, decidía en muchos asuntos y procedía a la discusión preliminar de los más importantes, sobre todo de las leyes nuevas. Estas eran votadas por la asamblea del pueblo, llamada «comitia curiata» –comicios de las curias–. El pueblo se congregaba agrupado por curias, y verosímilmente en cada curia por gens. Cada una de las treinta curias tenía un voto. Los comicios de las curias aprobaban o rechazaban todas las leyes, elegían todos los altos funcionarios, incluso el «rex» –el pretendido rey–, declaraban la guerra –pero el Senado firmaba la paz–, y en calidad de tribunal supremo decidían, siempre que las partes apelasen, en todos los casos en que se trataba de pronunciar sentencia de muerte contra un ciudadano romano. Por último, junto al Senado y a la Asamblea del pueblo, estaba el «rex», que era exactamente lo mismo que el «basileus» griego, y de ninguna manera un monarca casi absoluto, tal como nos lo presenta Mommsen [5]. El «rex» era también jefe militar, gran sacerdote y presidente de ciertos tribunales. No tenía derechos o poderes civiles de ninguna especie sobre la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos, en tanto que esos derechos no dimanaban del poder disciplinario del jefe militar o del poder judicial ejecutivo del presidente del tribunal. Las funciones de «rex» no eran hereditarias; por el contrario, y probablemente a propuesta de su predecesor, era elegido primero por los comicios de las curias y después investido solemnemente en otra reunión de las mismas. Que también podía ser depuesto, lo prueba la suerte que cupo a Tarquino el Soberbio.

Lo mismo que los griegos de la época heroica, los romanos del tiempo de los sedicentes reyes vivían, pues, en una democracia militar basada en las gens, las fratrias y las tribus y nacida de ellas. Si bien es cierto que las curias y tribus fueron, en parte, formadas artificialmente, no por eso dejaban de hallarse constituidas con arreglo a los modelos genuinos y plasmadas naturalmente de la sociedad de la cual habían salido y que aún las envolvía por todas partes. Es cierto también que la nobleza patricia, surgida naturalmente, había ganado ya terreno y que los «reges» trataban de extender poco a poco sus atribuciones pero esto no cambia en nada el carácter inicial de la constitución, y esto es lo más importante.

Entretanto, la población de la ciudad de Roma y del territorio romano ensanchado por la conquista fue acrecentándose, parte por la inmigración, parte por medio de los habitantes de las regiones sometidas, en su mayoría latinos. Todos estos nuevos súbditos del Estado –dejemos a un lado aquí la cuestión de los «clientes»– vivían fuera de las antiguas gens, curias y tribus y, por tanto, no formaban parte del «populus romanus», del pueblo romano propiamente dicho. Eran personalmente libres, podían poseer tierras, estaban obligados a pagar el impuesto y se hallaban sujetos al servicio militar. Pero no podían ejercer ninguna función pública no tomar parte en los comicios de las curias ni en el reparto de las tierras conquistadas por el Estado. Formaban la plebe, excluida de todos los derechos públicos. Por su constante aumento del número, por su instrucción militar y su armamento, se convirtieron en una fuerza amenazadora frente al antiguo «populus», ahora herméticamente cerrado a todo incremento de origen exterior. Agréguese a esto que la tierra estaba, al parecer, distribuida con bastante igualdad entre el «pópulus» y la plebe, al paso que la riqueza comercial e industrial, aun cuando poco desarrollada, pertenecía en su mayor parte a la plebe.

Dadas las tinieblas que envuelven la historia legendaria de Roma –tinieblas espesadas por los ensayos racionalistas y pragmáticos de interpretación y las narraciones más recientes debidas a escritores de educación jurídica, que nos sirven de fuentes– es imposible decir nada concreto acerca de la fecha, del curso o de las circunstancias de la revolución que acabó con la antigua constitución de la gens. Lo único que se sabe de cierto es que su causa estuvo en las luchas entre la plebe y el «populus».

La nueva Constitución, atribuida al «rex» Servio Tulio y que se apoyaba en modelos griegos, principalmente en la de Solón, creó una nueva asamblea del pueblo, que comprendía o excluía indistintamente a los individuos del «populus» y de la plebe, según prestaran o no servicios militares. Toda la población masculina sujeta al servicio militar quedó dividida en seis clases, con arreglo a su fortuna. Los bienes mínimos de las cinco clases superiores eran para la I de 100.000 ases; para la II de 75.000; para la III de 50.000; para la IV de 25.000 y para la V de 11.000, sumas que, según Dureau de la Malle, corresponden respectivamente a 14.000, 10.500, 7.000, 3.600 y 1.570 marcos. La sexta clase, los proletarios, se componía de los más pobres, exentos del servicio militar y de impuestos. En la nueva asamblea popular de los comicios de las centurias –«comitia centuriata»– los ciudadanos formaban militarmente, por compañías de cien hombres, y cada centuria tenía un voto. La 1ª clase daba 80 centurias; la 2ª, 22; la 3ª, 20; la 4ª, 22; la 5ª, 30 y la 6ª, por mera fórmula, una. Además, los caballeros –los ciudadanos más ricos– formaban 18 centurias. En total, las centurias eran 193. Para obtener la mayoría se requería 97 votos, como los caballeros y la 1ª clase disponían juntos de 98 votos, tenían asegurada la mayoría; cuando iban de común acuerdo, ni siquiera se consultaba a las otras clases y se tomaba sin ellas la resolución definitiva.

Todos los derechos políticos de la anterior asamblea de las curias –excepto algunos puramente nominales– pasaron ahora a la nueva asamblea de las centurias; como en Atenas, las curias y las gens que las componían se vieron rebajadas a la posición de simples asociaciones privadas y religiosas, y como tales vegetaron aún mucho tiempo, mientras que la asamblea de las curias no tardó en pasar a mejor vida. Para excluir igualmente del Estado a las tres antiguas tribus gentilicias, se crearon cuatro tribus territoriales. Cada una de ellas residía en un distrito de la ciudad y tenía determinados derechos políticos.

Así fue destruido en Roma, antes de que se suprimiera el cargo de «rex», el antiguo orden social, fundado en vínculos de sangre. Su lugar lo ocupó una nueva constitución, una auténtica constitución de Estado, basada en la división territorial y en las diferencias de fortuna. La fuerza pública consistía aquí en el conjunto de ciudadanos sujetos al servicio militar y no sólo se oponía a los esclavos, sino también a la clase llamada proletaria, excluida del servicio militar y privada del derecho a llevar armas.

En el marco de esta nueva constitución –a cuyo desarrollo sólo dieron mayor impulso la expulsión del último «rex», Tarquino el Soberbio, que usurpaba un verdadero poder real, y su remplazo por dos jefes militares (cónsules) con iguales poderes (como entre los iroqueses)– se mueve toda la historia de la república romana, con sus luchas entre patricios y plebeyos por el acceso a los empleos públicos y por el reparto de las tierras del Estado y con la disolución completa de la nobleza patricia en la nueva clase de los grandes propietarios territoriales y de los hombres adinerados, que absorbieron poco a poco toda la propiedad rústica de los campesinos arruinados por el servicio militar, cultivaban por medio de esclavos los inmensos latifundios así formados, despoblaron Italia y, con ello, abrieron las puertas no sólo al imperio, sino también a sus sucesores, los bárbaros germanos.

Notas de la edición

[1] Th. Mommsen. «Römische Forschungen», Ausg. 2. Bd. I-II. Berlin 1864-1878. (N. de Edit. Progreso).

[2] Derecho de casarse fuera de la gens. (N. de Edit. Progreso).

[3] Pérdida de los derechos de familia. (N. de Edit. Progreso).

[4] L. Lange. «Römische Alterthümer». Bd. I-III. Berlín 1856-71. (N. de Edit. Progreso).

[5] El latino «rex» es el celto-irlandés «righ» –jefe de tribu– y el gótico «reiks». Esta palabra significaba lo mismo que antiguamente el «Fürst» alemán –es decir, lo mismo que en inglés «first», y en danés «förste», el primero–, jefe de gens o de tribu; así lo evidencia el hecho de que los godos tuvieran desde el siglo IV una palabra particular para designar el rey de tiempos posteriores, jefe militar de todo un pueblo, la palabra «thiudans». En la traducción de la Biblia de Ulfilas nunca se llama «reiks» a Artajerjes y a Herodes, sino «thiudans»; y el imperio de Tiberio nunca recibe el nombre de «reiki», sino el de «thiudinassus». Ambas denominaciones se confundieron en una sola en el nombre de «thiudans», o como traducimos inexactamente, del rey gótico Thiudareiks, Teodorico, es decir, Dietrich. (Nota de Engels).» (Friedrich Engels; El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, 1884)

De la total apertura de las filas al abierto partido de masas; Equipo de Bitácora (M-L), 2015

«Lógicamente solo el partido de la clase obrera puede conducir al socialismo, y este además debe de estar compuesto por lo mejor de la clase obrera y en menor medida de otras clases trabajadoras, al tiempo que debe de depurarse continuamente de los elementos retardatarios que puedan surgir en sus filas con el fin de evitar las desviaciones ideológicas, la vacilación, el oportunismo, y las fracciones; en efecto se ha de tratar de un núcleo de militantes bien formados ideológicamente pues estos serán la vanguardia de todo el movimiento obrero, y de la revolución proletaria:

«Para continua y firmemente reforzar nuestro partido, debemos hacer lo siguiente: 1) Purgar nuestras organizaciones de partido de todos los elementos hostiles, arribistas y en general que accidentalmente se haya infiltrado en nuestras filas. 2) Hacer una estricta selección entre los nuevos miembros y candidatos que desean entrar en el partido y regular su composición social por la adhesión estricta a las reglas e ir sistemáticamente aumentando la composición de obreros. 3) Desarrollar la democracia interna en el partido venciendo los viejos vestigios de liderazgo. Hablar y decidir problemas de partido en conjunto con los líderes de partido y organizaciones. Confiar a cada miembro de partido una tarea concreta y observar su cumplimiento. Animar la crítica sana y la autocrítica en el partido, aumentar la actividad general de sus miembros, apretar la disciplina de partido y la unidad en sus organizaciones. 4) Organizar la educación sistemática marxista-leninista colectiva e individual de cada miembro de partido y de los candidatos de base a integrarlo. Un miembro que no quiere aprender, educarse y avanzar no es y no puede ser un verdadero miembro de nuestro partido». (Georgi Dimitrov; Informe en el Vº Congreso del Partido Obrero (Comunista) Búlgaro, 15 de diciembre de 1948)

El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) siempre hizo todo lo contrario a lo que requería una organización guiada por el socialismo científico donde se permitió el multiclasismo en la organización. Y a la luz de esas contradicciones internas en el FSLN, las clases explotadoras se fueron haciendo con todo el control de la organización ya constituida como partido tras el triunfo, y así apoyándose sobre todo en el mantenimiento de un régimen de organización de tipología militar en el partido garantizó que todo siguiera el curso planeado, donde además se reforzó al partido sobre la construcción de un «líder» infalible propio del caudillismo. Como se sabe, la construcción de un líder, y el secuestro del poder por parte de la dirigencia burguesa rompe con las normas organizativas de una organización marxista-leninista: el centralismo democrático; es por ello y al saberse vulnerables ante una masas que cada vez se interesaba más por el socialismo científico, optaron también por eliminar completamente la formación político-ideológica del partido en 1988.

Los medios nicaragüenses relataban así el pasado y presente principio del «pluriclasismo» del FSLN:

«El problema no es si el FSLN debe o no ser pluriclasista –ya lo es y siempre lo ha sido– sino de a qué clase responder en lo fundamental. Es natural que, a partir del desplome en Europa del Este, del fracaso electoral, por el cúmulo de desgastes personales y colectivos, para no mencionar el mismo pluriclasismo interno, no todos los sandinistas creen en la lucha de clases o han dejado de pensar en términos de explotados y explotadores, para concentrarse en la búsqueda de mayorías electorales y consensos con las fuerzas del gobierno y los denominados grupos de «centro» nacionales». (Revista Envío; Un maremoto social, Número 131, octubre 1992)

Si es cierto que el FSLN siempre ha sido una organización multiclasista o pluriclasista como quiera decirse, pero no es cierto que haya habido una línea de creencia en la lucha de clases o al menos de aplicación desde el punto de vista de la clase obrera, porque de ser así no se hubiera permitido el propio eclecticismo ideológico, las fracciones, el propio pluriclasismo del partido o la definición del Estado como supra-clasista.

Esta amalgama de principios burgueses a la hora de poner a funcionar una organización con tal eclecticismo ideológico, la permisión de fracciones siempre que respeten al caudillo, el pluriclasismo, etc. hizo que se llevara a reflejar en la aparición de nuevas tendencias ideológicas que presuntamente criticaba tanto al FSLN como al neoliberalismo:

«El componente ideológico del neoliberalismo ha penetrado ya las filas del sandinismo, lo que era de esperar por el carácter pluriclasista de la composición del FSLN y por lo atractivo que resulta la constante invitación norteamericana y neoliberal a tomar posiciones de «centro» en la nueva etapa nacional y mundial, en la que deben quedar atrás las ideologías y las contiendas violentas». (Revista Envío; Claves para iniciar un debate necesario, Número 124, de marzo 1992)

Con la pérdida del poder las filas se resientes, al tiempo que afloran los sentimientos revolucionarios proletarios de los obrero lanzados al desempleo por el Estado ya en manos del neoliberalismo del gobierno de los 90; en ese momento el FSLN en la oposición actúa conteniendo esos sentimientos, al tiempo que a su interior se mantiene una lucha intestina entre las facciones que ven incrementados sus antagonismos por la pérdida del poder, es decir, ya sin poder, y con la dictadura derrotada, no hay ningún factor que posibilite su unidad táctico-estratégica entre sus fracciones. Es en esas circunstancias que la dirigencia opta por crear un partido de masas en toda regla, y no es que no lo fuera como ya hemos explicado, sino que se relajan las pocas condiciones que había para aceptar a nuevos aspirantes. En época reciente, aproximadamente desde el 2007, la afiliación empezó a darse sin ningún requisito a todo aquel que la solicitara, incluso se popularizó entre la masa una frase: «la militancia ahora te la regalan por la compra de una cajita de chiclets».

Cabe preguntarse ¿por qué se liquidó al partido de «militantes» para dar lugar al partido de masas? Dos son las razones inmediatas:

1) El FSLN como organización multiclasista construyó una democracia burguesa electoralista, en tanto no requería de la existencia de militantes más o menos con convicciones, sino que requería de una militancia que gestionara procesos electorales y sobre todo que pudiera persuadir a electores de cara a cada proceso electoral.

2) Al haber construido una estructura de mando vertical, en donde las decisiones se toman por la dirigencia sin consultar a la militancia y a la masa, y que además apostaba a la construcción de un liderazgo fuerte –que en realidad se trataba de un «caudillo»–, tampoco eran necesarios militantes «pensantes» y críticos. Requería en efecto de una amplia base militantes, aunque sin formación ideológica, que actuara como mero elector y sin ninguna capacidad de cuestionamiento o incidencia en la estructura del partido, que a su vez le permitiera disputar el poder y mantenerlo en caso de alcanzarlo.» (Equipo de Bitácora (M-L); ¿Qué fue de la «Revolución Popular Sandinista»?: Un análisis de la historia del FSLN y sus procesos, 19 de julio del 2015)

bitacoramarxistaleninista.blogspot.com

Últimas noticias

La guerra en Ucrania llega a un punto de inflexión tras la retirada de...

…en las nuevas circunstancias y ante la creciente incertidumbre sobre un acuerdo negociado, Rusia podría no tener más remedio que apostar por una solución militar. Al fin y al cabo, incluso si se llega a un acuerdo negociado sobre el papel, es posible que no sirva de mucho.

Los disturbios en Tbilisi fueron organizados por servicios especiales extranjeros, dice el primer ministro...

Irakli Kobajidze declaró que todas las personas que participaron en actos violentos "deben esperar sorpresas en los próximos días".

El ejército sudanés aniquila a mercenarios ucranianos y colombianos

El ejército sudanés ha aniquilado en la ciudad sudanesa de El Fasher a mercenarios ucranianos y colombianos que combatían junto a las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), según anunció la 6 División de Infantería del ejército.

Descubren componentes clave para la vida en una luna de Saturno

Durante años, los expertos creyeron que Encélado estaba muy lejos del Sol, por lo que era demasiado frío para ser habitable.

¡Encontramos el peor meme del mundo! (y es proisraelí)

¡Tenía que ser proisraelí! Encontramos el peor meme geopolítico