El Ejército Sirio Libre (ELS) fue, y en cierta medida todavía, usado para mostrar las fuerzas de oposición como «moderadas» y «democráticas». Aunque el Islam radical y la ley de la sharia no eran rasgos centrales del ELS (al menos no públicamente), el grupo siempre ha carecido de diversidad religiosa, con los musulmanes sunitas dominando sus filas.
Esto contrasta radicalmente con las fuerzas progubernamentales y el actual gobierno sirio, compuesto y apoyado por sunitas, alauitas, chiítas, cristianos, drusos, etc.
Además, el ELS (FSA por sus siglas en inglés) ha tenido miembros radicales desde su creación, y la organización coopera regularmente con grupos islamistas de línea dura, como el grupo ex-afiliado a al-Qaeda, Fateh al-Sham.
A medida que el conflicto en Siria ha progresado, la fuerza y la influencia del ELS se ha reducido rápidamente, hasta el punto que en la actualidad el grupo apenas existe. Incluso los elementos pequeños que existen (a partir de enero de 2017) tienen islamistas radicales en sus filas. En cuanto a las tropas moderadas, sólo están luchando por una remuneración económica, ya que saben que es imposible obtener una victoria decisiva, y se trata de posponer lo inevitable.
A principios de 2017, el ELS controla muy poco territorio en Siria, y en el mejor de los casos, cuenta con menos de mil hombres en sus filas. Los partidarios del ELS y sus propagandistas están tratando de hacer que el grupo parezca más grande y más importante de lo que realmente es (…).
En última instancia, la única opción viable que es capaz de retomar toda Siria y operar el país de una manera estable y secular es el gobierno sirio, que actualmente está encabezado por el presidente Bashar al-Assad.