La emancipación de la mujer es una cuestión de clase. Mujeres burguesas y mujeres del pueblo trabajador no tienen en común más que antagónicos intereses de clase. Así, el feminismo burgués que propugna la existencia de mujeres empresarias o mujeres en el poder de los Estados burgueses, es cómplice de la postración de la mujer obrera al introducir su veneno ideológico burgués. Y es que el género, la raza o diversas cuestiones tan de moda en estos días no libran a nadie de ser un completo reaccionario y defender intereses espurios. Así, tenemos a lo largo de la historia ejemplos de individuas nauseabundas que se ajustarían a los cánones de lo que el feminismo burgués entiende por “liberación”: Leni Riefenstahl, Golda Meir o Hillary Clinton, ejemplos varios de mujeres reaccionarias.

En este sentido tenemos que señalar dos casos en España, ambas elementas alineadas desde siempre en contra de los intereses de la clase obrera. Por un lado, la progre Manuela Carmena que, en la enésima astracanada filo fascista con las que nos suele deleitar, se muestra a favor del golpista Leopoldo López, autor intelectual de la muerte de 43 personas en Venezuela. Carmena, saltándose incluso la disciplina de voto de su partido, votó a favor de conceder audiencia y legitimar a los criminales de las guarimbas en la nación caribeña. Carmena demuestra una vez más que adelanta por la derecha a lo más casposo del fascio patrio, cuyo cambio para Madrid se asemeja cada vez más a un revival del Madrid franquista de la posguerra. Por si no fuera poco, su osadía la lleva a multar a las mujeres que, en huelga de hambre en Puerta del Sol, claman contra el terrorismo machista.

Por otra parte, la enemiga de los trabajadores andaluces, Susana Díaz, nos “deleita” con la noticia de la contratación, para la seguridad del Metro de Granada, a la empresa Levantina de Seguridad. Esta empresa, fundada y propiedad de los dirigentes del partido neofascista España 2000, y cuyos empleados son seleccionados entre los más granado de la extrema derecha valenciana, forma parte de la trama de la extrema derecha en el País Valencià. El PSOE, una vez más, vuelve a destaparse como un partido abiertamente reaccionario, la derecha más antiobrera y antipopular barnizada con ciertos tintes de banal progresía en lo tocante a ciertos derechos sociales. Susana Díaz es el ejemplo más palpable de esta política reaccionaria, pues niega a los andaluces una sanidad digna, una educación en condiciones, empleo, en definitiva, niega al pueblo trabajador andaluz la posibilidad de construir y desarrollar un proyecto de vida con las mínimas garantías. Las propias estadísticas del Estado burgués, demuestran que Andalucía es un territorio sumido en la más profunda crisis, pese a las loas de la prensa y televisión paniaguadas por el régimen del PSOE.

Por tanto, urge una HUELGA GENERAL POLÍTICA de todo el pueblo, contra este sistema. Una Huelga General Política que ponga en el centro del debate la lucha contra el capitalismo, contra el Estado burgués, contra todas las agresiones al pueblo y a la clase obrera. Seguir yendo cada uno por un lado, en luchas parciales y por intereses individuales, sin poner en la diana al causante de los males que es el sistema capitalista, nos hará seguir transitando por la senda de derrotas que acumula la clase trabajadora española desde hace décadas.

COMISIÓN DE AGITACIÓN Y PROPAGANDA DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA OBRERO ESPAÑOL (PCOE)

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