Antes de empezar, quería aprovechar para agradecer muchos mensajes que me llegaron tras publicar la carta dirigida a los trabajadores de la estiba (podéis leerla pinchando aquí). Algunos mensajes eran muy emotivos y sentidos. Tuve claro desde el primer momento en qué trinchera debía posicionarme, no necesité demasiado, porque el modus operandi era el mismo de siempre: Con controladores, con los mineros (a quiénes, injustamente, la mayoría ha olvidado mientras este mismo Gobierno les exterminaba), con los profesores o los barrenderos de Málaga. En cuanto se ataca por la prensa a un colectivo de trabajadores, hay algo detrás, y siempre huele mal. Muy mal.

Pero este texto, a diferencia del anterior, no busca ser un documento para que los estibadores sepan que hay gente fuera del puerto que, sin tener nada que ver con la estiba ni la dársena, ni tener muchos conocidos estibadores, les apoya y respalda. Tampoco es un texto que busca tocar la cabeza y el corazón de los estibadores para insuflarles fuerza para luchar. Eso ya no es necesario, hace un mes cuando escribí es posible, hoy no : Son muchos colectivos los que apoyan a los estibadores y lucharán hasta el final. Eso que quede bien claro.

Con este texto quiero explicar el por qué les apoyo. No sé si voy a lograr convencerte o no, quizá tampoco es esa la pretensión de este texto, pero sí que puedas comprender el porqué muchos entendemos que en la batalla trabajadores de la estiba-Gobierno/JPMorgan hay algo más en juego que el puesto de trabajo de 6150 trabajadores. Y no vale ser neutral, hay que tomar partido.

La primera razón por la que les apoyo es por SOLIDARIDAD. La misma que con los mineros o los trabajadores de limpieza viaria de Madrid y Málaga. Solidaridad incluso penada: Si yo quisiera, libremente y por coherencia con mis ideas, hacer huelga por solidaridad con ellos, sería ilegal y podría ser despedido: Las huelgas de solidaridad eran ilegales con Franco, y son ilegales en democracia. Solidaridad porque cuando un colectivo lucha como ahora hacen los estibadores, los trabajadores de Renfe, las camareras de piso, los bomberos de Málaga y Tenerife, los trabajadores de Coca-Cola, hay que apoyarles, como cuando seamos nosotros, o tú que lees esto, el que tenga que hacer uso de la huelga. ¿Acaso la gente se piensa que se hace por gusto? La huelga es una herramienta del trabajador cuando se pisotean los derechos laborales o se quieren conquistar, que no se regalaron. La solidaridad se puede mostrar de muchas formas y es un arma con la que cuentan los débiles ante los poderosos. 

La segunda es por generosidad: Han sido muchas las veces en las que en conflictos laborales que no les afectaban, se han posicionado a favor de los trabajadores de otros sectores. Se ha querido vender al colectivo de los estibadores como insolidario y que solo lucha por lo suyo, nada más lejos de la realidad. Ahí los tienes yendo masivamente a la huelga general en 2012 dos veces. O apoyando colectivamente en otras protestas, como esta de la huelga general de 2012.

O detallazos con otros colectivos en lucha, como este vídeo sobre los profesores interinos del País Valencià, que estamos luchando por la consolidación y por los compañeros a los que quieren despedir de Escuelas de Arte.

La tercera razón es por defender a un colectivo atacado sin piedad y de forma injusta: No hay derecho a toda la basura que la prensa ha lanzado, buscando que la población se pusiera en contra de los estibadores. Ya lo hicieron en su día con los mineros o los controladores, también lo hicieron contra los trabajadores de la Enseñanza Pública. Desde airear el salario, muchas veces falso e inflado, de los estibadores, hasta llegar a afirmar que los puestos de trabajo son hereditarios, algo que rápidamente queda desmentido cuando se consulta una convocatoria para trabajar de estibador, como esta del Puerto de Pasaia. Que haya un determinado número de estibadores portuarios con familiares que lo fueron se debe en muchos casos a la misma razón que hace que pase en otros trabajos (como la Policía o la minería) tengan una tasa parecida de familiares trabajando allí, sin que nadie se atreva a cuestionar la forma de acceso o trate de hablar de puestos hereditarios.

De los sueldos mejor ni hablamos. ¿Qué cobran mucho? ¿No deberíamos mejor hablar de quiénes cobran sueldos de miseria y buscar a los responsables? Los estibadores han peleado para tener ese sueldo. ¿Con qué derecho se lo quieren reducir un 61% y en tres años convertirles en trabajadores de la ETT que pueden ser despedidos?¿Acaso les pagarían ese salario si no hicieran ese trabajo? Basta con ver la tasa de accidentes laborales: Mayor número de accidentes laborales que de trabajadores en la estiba. ¿Ese es el privilegio?¿Cómo se pueden atrever a llamar así a trabajadores que descargan graneles de carbón y acaban con la cara más negra que un minero tras horas en la mina?

Para entender el porqué del ataque de los medios de comunicación a los estibadores hay que ver quién será el mayor beneficiado si los estibadores son convertidos en trabajadores precarios: El banco buitre JP Morgan, que está haciendo el agosto desde que se habló del decreto contra los estibadores, ante la previsión de aumento de beneficios a costa de los trabajadores. Tampoco es casual que una consejera delegada de Antena3 y la Sexta, AtresMedia, sea al mismo tiempo consejera del banco JP Morgan, lo que explicaría porque en la Sexta el trato contra los estibadores ha sido especialmente despiadado. Nada de esto es nuevo: pasó con los controladores, pasó con los mineros, y ha vuelto a pasar con los estibadores.
 
La cuarta, y más importante razón, es porque son ejemplo de lucha: Estos días, a muchos nos han llegado sus mensajes, sus vídeos, sus proclamas, su “NI UN PASO ATRÁS” y lo pretendieran o no, ha ayudado a darnos fuerzas para luchar en un país que parece envuelto en la apatía y el conformismo. Han sido un revulsivo para quienes pensamos que hace falta plantar cara, que ya está bien de tragar y aguantar, de callar y esperar. Y eso que ellos, técnicamente, no han comenzado ni su lucha ni sus huelgas. Hemos visto su forma de actuar, su camaradería, su voluntad de hierro de no dejarse pisotear, su determinación, su valentía exigiendo que no hay negociación posible si no hay solución para todos, representado en su grito: O TODOS O NINGUNO, da igual fijo que eventual, da igual mayor que joven, da igual de gran puerto o de un puerto menor. Son una unidad, indestructible, pese a los intentos del Gobierno y la patronal de dividirles, algo de lo que muchos colectivos deberíamos tomar nota y apuntes en el puerto, porque no hay mayor debilidad que la desunión entre trabajadores ni mayor fortaleza que la unidad. Conocerles, conocer su trabajo, conocer como en tiempos de crisis llegaron a votar a mano alzada repartir el trabajo en el puerto antes que impedir que un solo compañero se quedase sin trabajo. Raro es el trabajador que, cuando les conoce más allá de las mentiras que lanzan los medios de comunicación, sienta una profunda admiración por ellos y por su lucha.

Pero hay una fundamental que no tiene nada que ver con los estibadores, una que determina los ataques brutales que está sufriendo el colectivo de trabajadores de la estiba: Una derrota de los estibadores, del sector más combativo históricamente junto a los mineros, será una derrota que sufriremos, tarde o temprano, cualquier colectivo de trabajadores. Ya pasó en 2010 con los controladores o en 2012 con los mineros, y a la vista de como han ido los acontecimientos, hay que ser muy corto de miras para no ver que si las empresas, el gran capital y el Gobierno pisotean a los estibadores, tarde o temprano, y me temo que más temprano que tarde, iremos muchos detrás. ¿Quién será el siguiente?¿Los profesores de la pública?¿Los médicos?¿Los transportistas que aun no tienen condiciones de semiesclavitud?¿Los empleados de grandes empresas industriales protegidos por convenios? Si fuesen capaces de derrotar a los estibadores, un sector al que Suárez, Felipe y Aznar intentaron ya aplastar y no lo consiguieron ¿por qué no se sentirían fuertes para hacerlo contra cualquier colectivo?

Mientras que, al contrario, una victoria de los estibadores sería una victoria de toda la clase obrera del país, de cuello azul o cuello blanco, da igual. Una victoria de los estibadores, por ejemplo, haciendo que su presión paralizase el decreto que se vota el día 9 sería la mayor derrota política de este Gobierno en 6 años y de un Gobierno español en los últimos 37 años. Y aunque los estibadores no deberían fiarse ni de PSOE ni Ciudadanos, estos partidos, si votan en contra del Gobierno, no es por gusto o por convencimiento: Es porque la presión, la lucha y la unidad de los estibadores hacen que quieran apuntarse a caballo ganador y, de paso, desgastar al Gobierno, al mismo Gobierno que gobierna, no lo olvidemos, gracias al apoyo del PSOE y Ciudadanos.

Una victoria de los estibadores será una victoria moral para todos los trabajadores de este país, pero será también un acto que dará fuerzas a todos esos colectivos que estamos luchando contra la miseria y la precariedad que nos quieren imponer a sangre y fuego: Será una victoria para esos bomberos de Málaga y Tenerife, para los trabajadores de Coca-Cola en lucha, para los profesores interinos de Valencia o Andalucía, para los trabajadores de Central Lechera Asturiana, para Las Kellys. Cada colectivo recibirá fuerza pero, sobre todo, recibirá una enorme lección: Que la unidad, la disciplina, la no cesión y la solidaridad son las armas de las que disponemos los trabajadores, y con ellas, podemos obtener victorias contra enemigos poderosísimos. No olvidemos que una victoria de los estibadores sería la victoria de 6150 trabajadores organizados y combativos contra el Gobierno del capital, de los bancos, de la oligarquía y los poderosos. Sería toda una inyección de fuerza y moral, para todos.

¿Vamos a permitir quedarnos de brazos cruzados o mantenernos neutrales? Ni podemos ni debemos, por todo ello, este que escribe apoya a esos trabajadores de la estiba, su lucha, y sus reivindicaciones, hasta el final. Porque ya va siendo hora de decir basta. Porque ya va siendo hora de gritar, con ellos, ¡NI UN PASO ATRÁS!

Julián Jiménez, Profesor de Secundaria valenciano (@_ju1_)

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