Jesús Jank Curbelo
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El juicio del Moncada, por ejemplo, recuerda el consejo de guerra al que llevaron a José Martí en marzo de 1870. Ambos jóvenes tienen actitudes similares: sostienen la legitimidad de la lucha por la libertad de Cuba, y pasan del rol de acusados al de acusadores.

Y es que Fidel encontró en el Apóstol un caudal de pensamientos y acciones que le ayudó a comprender el momento histórico en que le tocó vivir.

En este tema se centró el debate ocurrido ayer en el Instituto de Periodismo que lleva el nombre del héroe de Dos Ríos, en el marco de la jornada por el Día de la Prensa Cubana.

Dolores Guerra López, je­fa de la cátedra de pensamiento del Comandante en Jefe del Instituto de Historia de Cuba, resaltó de Fidel que entró al mundo político de la mano de Martí; y que fue esa herencia la que le hizo comprender, en aquel momento, que a la Patria no le quedaba otra alternativa que la guerra para la libertad.

El Apóstol estaba vivo en la ideología cubana de los años 50 del pasado siglo, señaló asimismo Pedro Pablo Rodríguez, miembro de la Academia de Historia de Cuba. Fidel aprendió de Martí a ser original; a construir un pensamiento propio. Y si llegó a ser uno de los más grandes estadistas del siglo XX, fue gracias a la influencia de aquel gran estadista, que no llegó a estar al frente de un Estado.

Por otra parte, el escritor y periodista Luis Toledo Sande hizo referencia a la continuidad histórica entre Bolívar, Martí, Fidel y Chávez: cada uno teniendo en cuenta las ideas de su predecesor; diferentes, pero con la misma brújula.

Foto: Jorge Oller

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