El estadounidense Otto Warmbier, que estuvo preso en Corea durante año y medio, fue deportado de Corea la semana pasada a causa de una enfermedad que podía causarle la muerte por paro cardio-respiratorio.
“Con tristeza debemos informarles de que nuestro hijo, Otto Warmbier, ha completado su viaje a casa”, explicó la familia.
“Sería fácil, en un momento como éste, centrarse en lo que hemos perdido, el futuro que no pasaremos con este joven cariñoso, entretenido y brillante, cuyo entusiasmo no conocía fronteras. Pero elegimos enfocarnos en el tiempo que nos ha dado esta persona extraordinaria”.
Cabe recordar que cuando el secretario de Estado, Rex Tillerson, confirmó la entrega de su funcionario no habló para nada de su estado de salud; sin embargo las autoridades coreanas, en un gesto humanitario, lo entregaron porque padecía la enfermedad del botulismo.
Que le pregunten al Rex si lo han dejado morir para cargar contra Corea, que, para régimen horrible y brutal, ahí tenemos a EE.UU. un país que ha efectuado experimentos con sus propios ciudadanos a los que ha utilizado como conejillos de indias.