Poco después de que los trabajadores portuarios catalanes anunciaran hoy que no abastecerán a los cruceros enviados por el Ministerio del Interior con agentes antidisturbios, el Consejo Internacional de Estibadores se ha posicionado en su defensa.
El Consejo Internacional de Estibadores (IDC, por sus siglas en inglés) dice que pondrá a disposición de los catalanes la estructura internacional que requieran para apoyar las acciones que lleven a cabo contra los dos buques fletados por el gobierno español en el Puerto de Barcelona.
En un comunicado de prensa, el IDC expresa su rechazo por “la suspensión de facto del autogobierno en Cataluña, las detenciones y registros de la Policía Nacional y la Guardia Civil en sedes gubernamentales catalanas y la retención por parte de la Administración del Estado de las cuentas de la Generalitat”.
“En Cataluña existe un problema político, que debe ser resuelto por esta vía y no por la judicial o la policial”, dice el Coordinador General del sindicato, Jordi Aragunde.
Fundada en Santa Cruz de Tenerife en el año 2000, el IDC es una asociación formada por más de 110 mil trabajadores portuarios en todo el mundo. Dada su dimensión internacional, se compromete a trasladar a la Comisión Europea “su preocupación” por lo sucedido estos últimos días en Cataluña.
El colectivo de los estibadores parece tener claro el internacionalismo proletario, que la clase obrera es una y, además, solidaria con las diferentes naciones, razas o pueblos de los trabajadores que la componen.
¿Y qué demonios tiene que ver la pantomima independentista con el internacionalismo proletario?
Lo que deberían tener claro los estibadores es quién es el enemigo.
Y su enemigo es ese gobierno catalán, cuyos diputados en Madrid facilitaron la ley de la estiba contra los mismos estibadores que ahora les bailan el agua.