Prensa JCV.- Escribir sobre el camarada Nelson López es rememorar capítulos gloriosos de la lucha revolucionaria del Partido Comunista de Venezuela –bastión principal de la vanguardia obrera contra la burguesía en el país–, el cual dirigía en la década de 1960 un combate frontal contra los organismos de represión de los gobiernos del «puntofijismo», serviles a los intereses del imperialismo norteamericano. Nuestros militantes sufrieron persecución, tortura y hasta asesinato.
Desde que Nelson se incorporó en 1958 a las filas comunistas, se destacó como fiel militante de la Juventud Comunista (JCV); no había actividad de la JCV o del Partido sin su presencia. Tras su participación directa en los frentes de combate en los años 1962 y 1963, fue apresado y enviado a la cárcel en Maracaibo junto a otros camaradas. A pesar de la prisión, las torturas y las crueldades del régimen anticomunista, se mantuvo firme. Al salir de prisión en 1964, ya no pudo seguir su actividad política en Falcón, su estado de origen, por lo que se trasladó a Caracas y se incorporó al aparato clandestino del PCV en la capital.
SIEMPRE EN LA LUCHA
En 1965, se le designó para formar parte del equipo encargado de ejecutar una delicada misión que requería la mayor disposición y sacrificio; se trataba de rescatar a los miembros de la dirección nacional del PCV que se encontraban encarcelados en el Cuartel San Carlos. Este equipo, del que formaba parte también «El Árabe» Simón Nehemet Chagin, se dispuso a planificar y ejecutar la construcción de un túnel desde una bodega vecina, regentada por Chagin, hasta el propio corazón del Cuartel, prácticamente ante los ojos de militares y policías. Semejante labor duró muchos meses de sigilosas obras, entorpecidas por las dificultades para romper suelos, cavar, remover escombros y movilizar equipos y camaradas sin despertar sospechas bajo la vigilancia cercana de la guarnición del Cuartel. La hazaña fue culminada exitosamente con la fuga de los dirigentes presos el 5 de febrero de 1967 a las 7 de la noche.
Esta operación marcó la historia de nuestro país, pues fue un certero golpe a las fuerzas anticomunistas encabezadas por el régimen de Raúl Leoni. En los días posteriores a la fuga, la reacción represiva del gobierno fue brutal; arreció la persecución especialmente en contra de Nelson y los demás camaradas que habían participado en la operación de rescate. Meses después de la fuga, Nelson López fue delatado por el infame traidor Echarry; el 31 de octubre, a las 11 de la mañana, en la zona de Prados del Este, el vehículo que conducía Nelson fue emboscado por la Dirección General de Policía (Digepol), uno de los más poderosos órganos de la represión, y tras un breve combate, el joven comunista cayó mortalmente herido.
Pero este no fue el final de su lucha, ya que, cuando conmemoramos los 50 años de su caída en combate, el ejemplo de Nelson López sigue vivo y constituye una invalorable contribución al fortalecimiento de las nuevas generaciones de comunistas, que nos esforzamos por emular su valentía, disciplina, audacia, combatividad, total dedicación y entrega a la justa y gloriosa causa del proletariado, para sobreponernos a todas las adversidades y dificultades que presenta la lucha de clases.