RAMÓN POMBLAS. Especial para TP
Miembro (s) del Comité Central del PCV
«Fue una aventura, pero una de las más maravillosas en que se haya empeñado la humanidad, pues abrió la historia para las masas trabajadoras y lo apostó todo a sus grandes y naturales aspiraciones». Así resume John Reed las impresiones que le dejaron los acontecimientos de octubre de 1917, cuando murió ante sus ojos la Rusia pre-revolucionaria y vio la luz el gobierno de obreros y campesinos.
Reed, periodista estadounidense de cuyo nacimiento se conmemoraron 130 años el pasado 22 de octubre, había servido como corresponsal en la Revolución Mexicana y en la Guerra Mundial. Hombre de izquierda con convicciones internacionalistas, partió al exilio en protesta y regresó a Europa cuando comprendió que su país iba a involucrarse en esa guerra imperialista. Su interés por las luchas de los pueblos lo llevó a Rusia, a cubrir el proceso que estaba en desarrollo desde febrero de 1917. Llegó a Petrogrado, capital del moribundo imperio zarista, a principios de septiembre, y quedó en pleno centro de la tormenta que estaba a punto de ocurrir.
TRASCENDENCIA INTERNACIONAL
Se trataba del acontecimiento revolucionario más importante del siglo XX, cuando la humanidad comenzó a cambiar su rumbo, cuando el pueblo trabajador se asumió como clase revolucionaria y tomó por primera vez en la historia el poder político. Reed presenció en persona y relató en detalle, en su libro Diez días que estremecieron al mundo, la insurrección de la Guardia Roja, el asalto al Palacio de Invierno, la instalación del II Congreso de los Soviets de Toda Rusia, y el histórico momento en que Lenin anunció al Congreso la caída del gobierno burgués.
La Gran Revolución Socialista de Octubre logró profundas transformaciones en Rusia. Millones de seres humanos lograron salir de la servidumbre y la explotación; se redujo la jornada laboral a ocho horas; se reivindicó el papel de la mujer; se alfabetizaron millones de personas; prevaleció la autodeterminación de los pueblos; se industrializó el país; se desarrolló el campo y la agricultura; se alcanzaron grandes avances en la ciencia y la medicina; se logró la conquista del cosmos. Rusia pasó de ser el país más atrasado de Europa a convertirse en la potencia más desarrollada del mundo, transformando el Estado burgués en uno popular y revolucionario –la Unión Soviética– que aseguró los derechos básicos de vivienda, salud, educación, alimentación, trabajo, servicios públicos y seguridad a toda la población, bajo la dirección colectiva de obreros y campesinos.
La Revolución de Octubre fue también la principal influencia para las luchas obreras en Europa; para los procesos de liberación nacional en América Latina, Asia y África; para la autodeterminación de los pueblos árabes; y para los procesos revolucionarios en todo el mundo.
De regreso en su país en 1918, Reed participó en la fundación del Partido Comunista de EEUU y se dedicó a promover la solidaridad con la naciente Rusia Soviética. Perseguido por las autoridades estadounidenses, escapó del país sin pasaporte, volvió a Rusia tras grandes dificultades, y se incorporó de lleno al partido bolchevique, al que sirvió con disciplina hasta su muerte de tifus en octubre de 1920. Sus restos permanecen enterrados bajo el muro del Kremlin de Moscú, entre los de los héroes máximos de las gestas soviéticas.