No considero ni lo haré, el dar cabida en este blog al mundo de séptimo arte yugoslavo o relacionado con él. Creo que puede ser más útil el reflexionar sobre otros aspectos de la historia, sociedad o política sureslava y a buen seguro los lectores-navegantes encontrarán magníficos blogs-webs especializados en la materia más estimulantes de lo que puedan resultar mis análisis.
No obstante me he visto impelido tras varias visitas a filmaffinity y la ocasional lectura de revistas sobre el panorama cinematográfico en no sólo apuntar el antiyugoslavismo y antiserbismo que empapa cualquier referencia a la historia de los Balcanes sino también en denunciar la ignorancia supina que amenaza con desbancar a la hasta ahora preeminente propaganda. Así pues al revisionismo hay que sumarle el más descarado y global de los analfabetismos.
Escribo estas líneas con la intención de rebatirlo y no ser partícipe de él como tampoco lo serán la esperamos, gran mayoría de nuestros lectores.
La película que titula el artículo que nos ocupa resulta una agradable sorpresa. Dirigida por el austriaco Andreas Prochaska en 2014 .
Pues es la de encontrarse con este telefilme, sin duda una de las mejores y más honestas obras audiovisuales realizadas para conmemorar el centenario del asesinato del heredero al trono austrohúngaro en Sarajevo.
Si bien peca de una duración excesiva y de los defectos propios de su medio, con líneas folletinescas, su rigor y afán de análisis crítico se desmarcan de la hueca y falsaria propaganda revisionista bosnio-musulmana, apoyada por buena parte de la opinión escrita y mediática española. Va bastante más allá. Sólo hay que ver como se retrata a Gavrilo Princip para comprobar que nos hallamos ante una película que huye de todo maniqueismo.
Contrariamente a lo afirmado por las calamitosas, ultraconservadoras, anti eslavas e ignorantes críticas publicadas por otros críticos, las líneas generales de investigación seguidas por el detective de la ficción son veraces y más que contrastadas.
Hay que ser verdaderamente estúpido para llamar nacionalista serbio a todo aquello que cuestiona la «verdad oficial», (¡la misma de hace un siglo!) que por el contrario si es groseramente antiserbia.
El heredero al trono Francisco Fernando nunca gozó de gran prestigio en la corte vienesa, sus «gestos» hacia las minorías eslavas así como su matrimonio con su desgraciada esposa también de origen eslavo, trágicamente asesinada en el mismo atentado y la decidida apuesta del estado mayor austriaco por la aniquilación de la siempre molesta Serbia no le hacían una figura deseable para dirigir el imperio en una época tan turbulenta y belicista.
Pruebas que la decisión de aplastar a Serbia fueron premeditadas y trazadas de antemano, son las tensiones tras la ocupación de Bosnia Herzegovina, bien reflejadas en la película en la que el elemento serbio era mayoritario entre la población. Por supuesto que existieron conversaciones previas con Berlín, hay abundante documentación oficial al alcance de cualquier historiador. Alemania dio el visto bueno para la invasión y destrucción del país balcánico.
El draconiano e inadmisible ultimátum que siguió el magnicidio es buena prueba de la voluntad austriaca de someter a la más rebelde, belicosa e independiente nación eslava junto a Rusia para centrarse en Italia.
Los servicios secretos conocían las amenazas terroristas, había habido ejecuciones previas de socialistas y anarquistas yugoslavos, la falta de medidas de seguridad se evidenciaron con el atentado previo en la cual fue arrojada una granada , y el perseverar en recorrer un itinerario ya conocido, todo ello es descrito en la película.
El antisemitismo mostrado en la película es una constante social de la época, y sólo la capital Viena daba un respiro a este execrable racismo. De hecho tradicionalmente los austriacos así como otros pueblos del imperio eran más antisemitas que los alemanes hasta la oprobiosa solución final. Que contó curiosamente con la entusiasta colaboración no sólo de austriacos, sino también de croatas(los peores según los propios nazis y fascistas italianos) ucranianos, algunos polacos, húngaros y rumanos con destacados y masivos genocidios en su haber.
El interés de Alemania por una guerra en el este, si tenía carácter de expansión territorial a costa de Francia, mayor presencia colonial, dominio económico y partición territorial como el caso polaco y el del imperio ruso, o simple tutela como se pretendía con los países bajos y Escandinavia. Los austriacos por su parte, como ya dije anteriormente querían cercar a Serbia, a tal fin inventaron Albania , como también mantuvieron y apoyaron a la clase dirigente bosnio- musulmana proturca para combatir el paneslavismo y ganar territorios en Italia y en el Adriático, así como asegurar sus fronteras por el este a costa de tierras ricas en recursos. En otras palabras, el mundo colonial austrohúngaro era el este europeo.
Del triste destino del comando terrorista y de las ejecuciones posteriores mencionar un dato que refutará buena parte de la desinformación y catequesis antiserbia, el único superviviente fue un bosnio (casi todos lo fueron) musulmán que huyó a Serbia.
El complot de la mano negra contó con las simpatías de militares serbios, parece ser que las huellas que conducían hacia Apis Dimitrijevic eran evidentes, pero nunca con el gobierno serbio que censuró, degradó y arrestó a dicho alto oficial serbio tiempo después.
De los personajes de ficción cabe destacar a los dos protagonistas, tanto por parte masculina como femenina, así como la familia de esta última que da una idea del ambiente de la época más que proclive a las diversas conspiraciones.
También me parece acertado el reparto multinacional , la confusión y sensación de avispero que va encontrando el detective en sus pesquisas policiales que ayudan a agilizar el ritmo del filme pero que no se traducen en una conclusión real y veraz de su investigación.
Como parece tampoco ha sido el caso para muchos que siguen creyendo el anatema tan falso como superado que la culpa de la guerra mundial recayó sobre los “malos”, los serbios.
La anterior versión yugoslava con grandes medios de producción fue dirigida por Veljko Bulajic en 1975 y es aún más prolija y densa en personajes y detalles si bien más irregular aunque resulta una pieza ineludible para acercarse al tema y entender el proyecto nacional yugoslavo.
No puedo menos que recomendar el gran trabajo documental del recordado director de Semanario Serbio , Aleksander Vuksanovic en el siguiente enlace para todo el que quiera profundizar en lo que sucedió aquellos convulsos y violentos días.
Muy odioso el comentario de la reseña contra los croatas, que estoy casi seguro de que en la película ni se mencionan. Una ofensa gratuita. Acá el único trol es Eduardo García, que trolea a los croatas. Y sin embargo se publicó su verborrágico comentario (lo malo, si largo, doblemente malo). Además ustedes son más racistas que (según García) los croatas: me discriminan por extraterrestre. «No pierdas tiempo, que tu mensaje no se publicará». Gracias por avisar, pero también nos hubieran advertido de una pérdida de tiempo peor: leer la «Crítica a Sarajevo. El atentado».