Rusia está dispuesta a suspender el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) después de que Estados Unidos decidiera abandonarlo, acusando a Moscú de una serie de violaciones.
¿Qué es el INF?
El Tratado INF fue firmado en 1987 entre la URSS y Estados Unidos, con el objetivo de eliminar los misiles balísticos y de crucero con un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros con base en tierra, tanto nucleares como convencionales.
Este histórico acuerdo marcó la primera vez que las superpotencias acordaron eliminar una categoría completa de armas nucleares e introdujeron el mecanismo de inspecciones ‘in situ’ para su verificación. El acuerdo conllevó una distensión en el ámbito político europeo en medio de la Guerra Fría.
Puntos bajos del tratado
El acuerdo no afectó a los misiles con base en aire y mar, área en la que EE.UU. tenía una clara ventaja estratégica, por lo que la suscripción por parte de la URSS fue vista como un gesto de buena voluntad.
Otro problema importante con el Tratado INF fue que no involucró a otros Estados que disponen de ese tipo de armas, incluso aliados de Estados Unidos como Francia y el Reino Unido.
Reclamaciones y acusaciones de EE.UU.
A pesar de que Moscú cumplió con el acuerdo, Washington sigue afirmando ―citando datos clasificados de su inteligencia―, que Rusia ha estado desarrollando en secreto misiles de alcance intermedio, en particular, aquellos que supuestamente pueden ser lanzados desde sistemas de misiles tácticos Iskander-M, desplegados a lo largo de la frontera occidental del país.
Las preocupaciones de Moscú
Rusia tiene sus propias diferencias respecto a cómo Estados Unidos interpreta el acuerdo:
Moscú acusa a Washington de haber violado el tratado al instalar en Europa lanzadores de antimisiles Aegis Ashore, que se pueden emplear para disparar misiles de crucero.
También ha señalado que misiles balísticos como el Hera violan el tratado.
Moscú también mostró preocupación por los drones de combate pesados, un elemento básico del poderío aéreo estadounidense, que podrían realizar tareas de misiles de crucero lanzados desde tierra, constituyendo una violación del Tratado INF..
La Casa Blanca suspendió el Tratado INF a principios de febrero y prometió abandonarlo por completo en 180 días si Rusia no cedía a sus demandas. Antes de su suspensión, la Administración Trump había solicitado el desarrollo de un misil de mediano alcance «compatible con el INF».
El Gobierno de Trump también solicitó una ojiva nuclear de «bajo rendimiento» para su flota de submarinos, que fue desarrollada rápidamente y entró en producción en enero de este año bajo el índice W76-2. Se trata de un arma nuclear cuya potencia es de casi un tercio de la bomba que destruyó Hiroshima.
Sin embargo, desde la suspensión de Tratado INF Washington ha seguido una estrategia aún más agresiva. En mayo, el Pentágono anunció dos proyectos de misiles que, aunque no son nucleares, ‘encajan’ en los límites establecidos por el tratado. El primero es un misil de crucero capaz de atacar objetivos a 1.000 km de distancia, y que podría ser probado en agosto, una vez que Estados Unidos abandone formalmente el acuerdo. Las pruebas del segundo proyectil, un misil balístico con un rango de entre 3.000 y 4.000 km, podrían ser en noviembre.
Al comentar los proyectos, Trump sostuvo: «Así que tenemos una enorme cantidad de dinero para gastar con nuestros militares».
La posición de Rusia
El presidente Vladímir Putin avisó que si Washington decide abandonar el tratado, «la respuesta de Rusia sería equivalente».
Moscú esperó casi cuatro meses desde que EE.UU. suspendió el Tratado INF en febrero hasta que en marzo el presidente Putin firmó el decreto sobre la suspensión y en mayo presentó al Parlamento el proyecto de ley sobre la suspensión del mismo.