El voto del Parlamento iraquí para ilegalizar la presencia militar de EE.UU. en su país decepciona tanto a Washington, que pide a los diputados revisar la decisión.
La decisión de los parlamentarios se dio a conocer el domingo, cuando se aprobó una resolución pidiendo al Gobierno de Bagdad que cancele la solicitud de asistencia de EE.UU. y poner fin a la presencia de sus fuerzas foráneas en forma de la llamada coalición anti-EIIL (Daesh, en árabe), liderada por Washington, o en cualquier otra forma.
El Departamento de Estado estadounidenses anunció la misma jornada del domingo que Washington estaba “decepcionado” por la resolución, que fue aprobada dos días después que la aviación estadounidense matara al comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el teniente general Qasem Soleimani, y al subcomandante de las Unidades de Movilización Popular de Irak (Al-Hashad Al-Shabi, en árabe), Abu Mahdi al-Muhandis, en Bagdad, capital iraquí.
La portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, trató de convencer a los iraquíes de que la presencia militar estadounidense en este país árabe es importante para una mejor economía y la erradicación total de Daesh.
“Nosotros urgimos enérgicamente a los líderes iraquíes que reconsideren la importancia de existentes lazos económicos y de seguridad entre los dos países, así como, la prolongación de la presencia de la coalición global para derrotar a EIIL”, indicó Ortagus, según cita la agencia británica de noticias Reuters.
La diplomática, asimismo, señaló que Washington “espera mayor clarificación sobre la naturaleza jurídica y el impacto de la resolución” aprobada por el Parlamento iraquí.
El proyecto de la expulsión de los militares estadounidenses se arrancó justo después de que las fuerzas norteamericanas bombardearan el 30 de diciembre, varias posiciones del Movimiento de Resistencia Islámica de Irak, conocido como Kataeb Hezbolá, que forma parte de las unidades de Hashad Al-Shabi, en el distrito de Al-Qaim, en la provincia de Al-Anbar (oeste).
Las fuerzas populares aseguraron un día después que “el cobarde ataque” de EE.UU. contra sus posiciones jugará en contra, ya que allanará el camino para el fin de la presencia estadounidense en su país.
El asesinato del alto estrega iraní, que tuvo lugar el viernes, fue la gota que colmó el vaso y aceleró el proceso. El presidente de Irán, Hasan Rohani, dejó claro el sábado que se ajustará las cuentas el día en que EE.UU. se retire por completo y para siempre de la región, tal y como deseaba el general Soleimani.
