Miembros de agrupaciones extremistas radicadas en el noreste de Siria cortaron el lunes el abastecimiento de agua potable a los civiles sirios residentes de las ciudades de Al-Hasaka y Tal Nemer y sus localidades adyacentes.
De acuerdo con la agencia oficial siria de noticias SANA, el corte de agua potable se debe al cierre de la planta de bombeo de agua Aluk, que está bajo el control de bandas terroristas y armadas.
Esa planta está ubicada cerca de la frontera sirio-turca y se considera la principal fuente del abastecimiento de agua potable para la ciudad de Al-Hasaka y las zonas residenciales circundantes, explica el medio.
En las últimas semanas las agrupaciones armados, apoyadas por Ankara, han intensificado sus ataques y actos criminales contra las posiciones civiles y del Ejército sirio en las provincias septentrionales del país árabe, como Alepo e Idlib.
El jueves, el Ejército sirio, flanqueado por la aviación rusa, pudo repeler una ofensiva de terroristas contra sus posiciones en la zona oriental de Idlib, especialmente contra la localidad de Al-Nairab. En este ataque, los terroristas actuaron con el respaldo directo de Turquía.
Aunque las operaciones antiterroristas no son bien vistas por Turquía, EE.UU. e Israel, entre otros, las fuerzas sirias están ganando cada vez más terreno frente a las bandas extremistas.
El lunes, las fuerzas sirias recuperaron el control de ocho nuevas localidades en Idlib de manos del grupo terrorista Frente Al-Nusra (autoproclamado Frente Fath Al-Sham) y destruyeron varios de sus equipos bélicos y vehículos blindados.
El presidente sirio, Bashar al-Asad, ha dejado claro que Damasco no abandonará las operaciones antiterroristas hasta liberar todo el país de los bastiones y reductos terroristas.