Según informaron el viernes los medios locales, el primer ministro en funciones de Israel, Benjamín Netanyahu, ha anunciado que sus próximas reuniones tendrán lugar en un búnker militar subterráneo ubicado en la parte occidental de la ciudad ocupada de Al-Quds (Jerusalén).
El citado búnker, conocido también como el centro nacional de gestión, es un complejo sumamente fortificado que fue construido en 2011 para albergar a las autoridades de este régimen en caso de un ataque nuclear o misilístico.
“Este [búnker] es otra herramienta para gestionar, controlar, supervisar y rastrear” el nuevo coronavirus, así lo dijo a la agencia británica Reuters un funcionario israelí que pidió el anonimato. “Entendemos que esta crisis nos acompañará por un período prolongado de tiempo”, agregó.
Esta polémica medida, no obstante, ha provocado varias reacciones entre los propios funcionarios del régimen de Tel Aviv, ya que argumentan que este búnker les “protege de las bombas, pero no de los microbios”.
Según los reportes, este complejo subterráneo incluye viviendas e instalaciones de comando y tiene acceso directo desde los edificios de las altas autoridades israelíes.
Esta medida fue adoptada mientras Israel se está enfrentando a una grave situación por el nuevo coronavirus. Aunque los informes oficiales cifran hasta este sábado en casi 3000 los contagiados con el brote en los territorios ocupados de Israel, un estudio publicado el jueves por el propio ministerio de salud de Israel pronosticó un escenario en el que casi la mitad de su población se infectará con esta enfermedad letal.
Ese dossier, además, predijo también la muerte de casi 40 mil israelíes. Todo esto, a pesar de que Netanyahu se jactara de que los israelíes están bajo total protección ante el nuevo coronavirus, conocido como COVID-19.
El pasado 8 de marzo, cientos de israelíes protestaron contra las medidas dictatoriales de su premier, después de que ordenara un toque de queda por el coronavirus.
Ante tal panorama, los israelíes de diferentes sectores han acusado a Netanyahu de utilizar la pandemia para apretar las tuercas a la democracia e incluso de querer establecer una “dictadura del coronavirus” para solidificar su poder y librarse del juicio por corrupción que le espera a la vuelta de la esquina.
El portavoz del Centro de Estudios de Prisioneros Palestinos (PPCS, por sus siglas en inglés), Riad al-Ashqar, alertó también el pasado miércoles de la grave condición de los palestinos en las cárceles israelíes e instó al régimen de Tel Aviv a liberar a los presos enfermos.