a derogación de la reforma laboral del PP, que ha resultado ser tan desastrosa para el conjunto de la clase trabajadora, apenas fue de tres horas. Fue el tiempo que duró un acuerdo del gobierno con Bildu (a cambio de su abstención en la ampliación por 15 días del estado de alarma) y que a la tarde se anunció a los medios de comunicación. Entrada la noche, se rectificó. Alguna llamada de gente con poder de verdad, abortó la idea. El nuevo anuncio es la modificación de algunos artículos pero manteniendo el grueso de la ley del PP del 2012.
El líder de Bildu, Arnaldo Otegi, se había atrevido a tuitear -pensando quizás en un lema para las elecciones vascas de julio- «Cuando Bildu es decisivo, mejora la vida de la gente». Se espera con ansiedad el nuevo tuit del líder de Bildu, tras la marcha atrás del ejecutivo.
Lo cierto es que con la rectificación apenas se contemplarían tres modificaciones: el compromiso de derogar el despido por absentismo justificado, la recuperación de la ultraactividad de los convenios colectivos (que no caduquen a su vencimiento hasta que no sean reemplazados) y, por último, la eliminación de la prevalencia del convenio de empresa sobre el sectorial.
Así pues, la patronal satisfecha, el PP henchido porque el gobierno continúe con su reforma laboral y los sindicatos mayoritarios a hacer una nota de prensa manifestando su «enojo», o no.
