¡Derribar A Los Esclavistas Modernos!

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¡Caen las estatuas de representantes del esclavismo colonial! En EE.UU. y Europa los manifestantes del movimiento contra el racismo Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan) han derribado las estatuas de Edward Colston (inglés poderoso comerciante de esclavos), Leopoldo II rey de Bélgica (quien hizo del Congo su colonia privada), Robert E. Lee (General de los confederados opuestos a la abolición de la esclavitud en EE.UU. por el beneficio que rendía la explotación de los esclavos), y hasta una estatua de Cristóbal Colón fue decapitada…

Una forma simbólica de rechazar los recuerdos de la civilizada Europa colonial que amputaba las manos a los negros del Congo para no gastar balas, que pasaba a cuchillo a poblaciones enteras en la India, que cazaba esclavos en África para luego triturarlos trabajando en América…

Hoy la sociedad mundial está sometida a otra forma de esclavitud, la del imperialismo, donde los capitalistas, esclavistas modernos, causan a los trabajadores tantos y tan horribles sufrimientos peores que las atrocidades de la esclavitud colonial.

Las cadenas de la esclavitud moderna, son invisibles a simple vista pero pesan más que las viejas cadenas de metal, porque los miserables salarios amordazan al asalariado a gastarse su vida trabajando para enriquecer a los esclavistas modernos o a morir de hambre si es lanzado al arroyo del desempleo y la miseria. Esta cadena de la explotación y opresión de clase, lleva consigo ensartadas las demás formas de discriminación y de opresión capitalista por motivos de raza, sexo, creencias o nacionalidad.

El trabajador asalariado es un esclavo moderno libre a quien no tienen que cazar para obligarlo a trabajar. El mismo se entrega al suplicio la explotación asalariada, cercado por el hambre y la competencia de tantas manos disponibles en el mar del desempleo.

Basta ver el caso de los médicos y demás trabajadores de la salud en Colombia, cuya fuerza de trabajo han tenido que calificar con sacrificio y varios años de costosa formación, y sin embargo, ahora, que la pandemia despellejó la crisis mundial del capitalismo, salió a la luz que el 60% tienen contratos de trabajo basura, sin prestaciones, sin estabilidad y con salarios integrales que en algunos casos se aproximan al miserable salario mínimo vigente. Bien reza el Manifiesto Comunista de 1848: “La burguesía ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto. Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al sabio, los ha convertido en sus servidores asalariados”.

Los esclavistas modernos ya no cercenan las manos a los esclavos asalariados de un país; ahora cortan la vida misma al negarles el “derecho” al trabajo su única fuente de subsistencia a 480 millones de desempleados en todo el planeta.

Los esclavistas modernos imperialistas ya no solo consideran propiedad privada el territorio de algunos países; ahora han convertido a todos los países en campo de rapiña de sus territorios, de sus riquezas naturales y de su fuerza de trabajo. Los esclavistas modernos ya no acuchillan a los habitantes de una ciudad; ahora asesinan en masa a la población de países enteros en las guerras de rapiña imperialista, en las reaccionarias guerras étnicas de los Balcanes, Ruanda, Yemen, en la guerra reaccionaria por el dominio del Medio Oriente, en el sitio por hambre del pueblo Palestino…

Si el abuso brutal de la policía que causó la muerte a George Floyd desató un movimiento mundial de protesta reclamando reformas a los códigos, cambios de gobernantes y derribando estatuas de los esclavistas coloniales, hoy también las agudas contradicciones sociales avivan el resurgir de un gran movimiento revolucionario contra el sistema imperialista de opresión y explotación, que estrangula a la sociedad mundial, muele su fuerza de trabajo hasta la última gota de sudor y sangre, para amasar y acumular más capital en manos de unos cuantos pulpos monopolistas.

Para desgracia de los capitalistas, su maldito sistema ha forjado también las fuerzas sociales que lo han de sepultar. Son las clases sociales dueñas de la fuerza de trabajo, principalmente las fuerzas de los obreros y los campesinos, que como lo mostró el aislamiento con motivo de la pandemia del covid-19, son los verdaderos motores de la economía, son quienes mueven el mundo y también lo pueden transformar, sabiendo que si “la burguesía se mantiene no solo por medio de la violencia, sino también gracias a la falta de conciencia, la rutina, la ignorancia y la desorganización de las masas” (en palabras de Lenin), es imprescindible desechar las vendas del conformismo y la resignación con las cuales el oportunismo tiene maniatado al movimiento de masas, es necesario abrirle las puertas a la conciencia política revolucionaria, a la unidad en la lucha dirigida por el Partido proletario de vanguardia, ya no para reformar unos códigos, ya no para derribar estatuas, sino para derribar en una revolución violenta a los capitalistas cuyo parasitismo asfixia a la sociedad, y si Las Vidas de los Trabajadores Importan ¡que caigan los esclavistas modernos!

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