Miguel Fadrique (CGT): “De las fabricas de Nissan no se va a permitir sacar ni un solo tornillo”

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Miguel Fadrique, secretario general de la Federación Estatal de Sindicatos de la Metalurgia de la CGT, repasa los conflictos en el sector del metal, uno de los más afectados por los primeros anuncios de despidos y cierres en los primeros compases de la crisis económica.

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No por esperada la noticia del cierre de Nissan es menos impactante. Impacta sobre la vida de más de 25.000 familias que dependen de los puestos directos e indirectos que genera la planta automovilística. Impacta sobre uno de esos últimos bastiones de la clase obrera industrial peninsular, que aguantó la última ola de deslocalización que impulso el neoliberalismo. El caso de Nissan no es una excepción fruto fruto de un simple descalabro del mercado, coincide con el desmantelamiento de Alcoa en Galicia, la amenaza sobre otras plantas automovilísticas como Renault en Valladolid y la progresiva reducción de la productividad de otras plantas industriales como Airbus en Madrid.

No ha sido la reducción del Estado y la liberación para “el libre mercado” lo que ha marcado el desarrollo del capital en la fase de desarrollo del neoliberalismo. Sino acompañarlo de la mano allanando el terreno para ofrecer las mejores condiciones a las multinacionales. El mercado ha conseguido que los Estados ofrecieran las mejores rebajas fiscales y facilidades legislativas, cediendo permanentemente al chantaje de éstas bajo las amenazas de la deslocalización y la pérdida correspondiente de empleos.

Con un mercado en declive permanente desde hace décadas, la necesidad de asegurar el empleo camina en paralelo de pensar un nuevo modelo industrial orientado a las necesidades colectivas y ecológicamente sostenible.

Antes de dar por perdida esta batalla, charlamos con Miguel Fadrique, secretario general de la Federación Estatal de Sindicatos de la Metalurgia de la CGT (FESIM-CGT), quien no se echa las manos a la cabeza ante esta situación y deja a lo largo de esta entrevista varias alternativas sobre la mesa.

Antes de nada, ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Qué ha pasado para que una fábrica tan productiva durante años ahora se vea abocada al cierre y su desmantelamiento?

La pregunta debería ser ¿cómo se ha permitido que la dirección de Nissan llegue hasta aquí?. Al final son decisiones que se gestionan por parte de la dirección de la multinacional con años de antelación. En 2008 ya empezó a poner el posible cierre encima de la mesa, y hasta la fecha siempre se han encontrado soluciones de una “mejor o peor” forma. La pregunta es, ¿por qué los diferentes gobiernos permiten que una multinacional que recibe 180 millones de euros de dinero publico en los últimos años, pretenda irse de esta manera?

Como trabajador de la industria automovilística que eres, ¿qué supone que cierre una fábrica de la cual depende el empleo de más de 25.000 trabajadoras y trabajadores entre puestos directos e indirectos? ¿Qué siente un trabajador cuando anuncian que en unos meses solo habrá un solar vacío?

Lo primero que siente uno es que mañana puedes ser tú el que te veas en esta situación. Y es por eso que el sentimiento que tienen que tener las plantillas del sector no es otro que el de la solidaridad y el apoyo mutuo hacia las compañeras y compañeros de Nissan. Si la clase trabajadora de este sector no se moviliza para echar atrás la decisión de Nissan, la puerta que se puede abrir va a ser muy difícil de cerrar, y el resto de multinacionales, las cuales nos han demostrado durante décadas que para ellos solo somos números, no tendrán ningún tipo de reparo en tomar decisiones similares a la Nissan.

Para CGT lo primordial es no perder ni un solo puesto de trabajo, bien sea con la continuidad de la marca japonesa, bien sea con la llegada de un nuevo inversor, o bien sea con la reconversión y socialización de la empresa

El cierre de un centro fabril tan importante como este, con tantos años de historia, que viene recogiendo experiencias de lucha de una clase obrera industrial en peligro de extinción desde hace décadas supone un mazazo duro para las capacidades de lucha de nuevas generaciones en este o en otros sectores. En paralelo al caso de Nissan vemos también el proceso de desmantelamiento de la fábrica de Alcoa en Galicia. ¿Crees que estos representa un antes y un después para el sector industrial en el Estado español?

Tanto Nissan como Alcoa están siendo usados de conejillos de indias; están siendo utilizadas como una especie de “termómetro social” para comprobar la reacción tanto de las plantillas, como de la sociedad en general. En este aspecto, creo que la respuesta que se están dando desde las dos partes no se la esperaban, y menos aun ante la situación actual que vivimos, la cual ha sido utilizada por parte de ambas empresas para intentar anular la respuesta social y sindical.

Hasta la fecha por parte de las instituciones solo hemos recibido papeles mojados, sin ningún tipo de compromiso real para dar una solución a las plantillas afectadas

Hay conflictos laborales que marcan una muesca en el momento de la lucha de clases por lo que representan, el saber y experiencias que genera y por las lecciones que dejan. En nuestra memoria aparecen periódicamente huelgas como la de La Canadiense, también en Catalunya, que supuso un punto de inflexión por la jornada laboral de ocho horas. ¿Crees que la lucha en Nissan puede tener también ese valor de futuro en la lucha por ejemplo, por un modelo productivo sostenible con el medio ambiente, a partir de demandas como la reconversión, o el reparto del empleo si se consigue la reducción de la jornada laboral?

Evidentemente, lo primero que se busca con la lucha que está llevando a cabo tanto la plantilla de Nissan, como las de las subcontratas y provedores, es la continuidad de la multinacional en Barcelona; nos guste más o menos, es la solución más sencilla a todo este conflicto. Dicho esto, desde CGT no descartamos ningún planteamiento, ya que para CGT lo primordial es no perder ni un solo puesto de trabajo, bien sea con la continuidad de la marca japonesa, bien sea con la llegada de un nuevo inversor, o bien sea con la reconversión y socialización de la empresa. No podemos descartar ninguna alternativa, lo que no es una alternativa es que 25.000 familias se vean en la calle a finales de año. Si Nissan no es capaz de gestionar unas factorías totalmente modernas, en las cuales podría fabricar prácticamente cualquiera de sus vehículos, lo mejor que puede hacer es dejar ese espacio a otro, siendo ese otro bien una multinacional, o bien los propios trabajadores y trabajadoras con un modelo de empresa autogestionado, más sostenible, que busque unas producciones mas lógicas dentro del panorama ecológico actual.

Unos días antes de que se anunciara el cierre, el pasado 28 de mayo, os reunisteis con representantes del Gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos, quienes aseguraron que en caso de cierre a la empresa Nissan le costaría 1.000 millones de euros ejecutarlo. ¿Qué esperáis por parte de este gobierno, esperáis que intervengan en favor de los intereses de las trabajadoras y trabajadores como aseguró la ministra Yolanda Díaz asegurando que por ejemplo no se perdería ningún puesto en Alcoa?

Hasta la fecha por parte de las instituciones solo hemos recibido papeles mojados, sin ningún tipo de compromiso real para dar una solución a las plantillas afectadas. Por lo tanto, y aunque suene mal decirlo, no esperamos nada de ningún gobierno. El futuro de Nissan pasa en estos momento por la continuidad de la lucha que se está llevando a cabo; si la lucha continúa, los diferentes gobiernos no van a tener más remedio que buscar una solución a la situación. Hasta diciembre quedan varios meses, y aunque para cualquiera de los afectados esos meses pasarán rápido, para un gobierno tanto local, como autonómico o estatal, el tener prolongada tantos meses una lucha tan contundente como la que se está llevando a cabo en Nissan, es inviable. En sus manos esta la solución, nosotros no nos vamos a cansar, nos estamos jugando nuestro futuro.

En la anterior crisis de 2008 se llevaron a cabo procesos de nacionalización, como fue por ejemplo el caso de Bankia. Es norma ya en esta etapa del capitalismo neoliberal la nacionalización por parte de los Estados de las pérdidas inasumibles por muchas empresas y la constante privatización de las ganancias que acaban en manos de unos pocos empresarios. ¿Consideras que está justificado poner encima de la mesa la posibilidad de la nacionalización y su reconversión a partir del dinero que el Estado español le lleva años entregando a la empresa Nissan, cifrado en algo más de 178 millones de euros?

El problema de las nacionalizaciones en el estado español, es que tan solo han servido para salvar empresas que estaban hundidas, y después devolvérselas a aquellos que precisamente las habían hundido. Desde CGT siempre planteamos la socialización como una de las soluciones factibles, ya no solo en Nissan, sino en numerosas multinacionales y grandes empresas que reciben miles de millones de dinero público sin ningún compromiso de estabilidad laboral. La riqueza de un Estado no la generan las multinacionales, la riqueza de un estado la genera la clase trabajadora, y estoy convencido que gran parte de esa clase trabajadora, tendría la capacidad más que suficiente de autogestionarse.

¿Qué aspectos consideras clave para el éxito de las trabajadoras y trabajadores en este conflicto?

El aspecto fundamental para que el conflicto de Nissan pueda tener un “final feliz”, es la continuidad de la unidad de acción, tanto de las plantillas de todas las empresas afectadas, como de los diferentes sindicatos que formamos el comité de empresa. Desde CGT no vamos a entrar en el juego de empezar a hablar de dinero ni de indemnizaciones en cuanto la dirección de Nissan quiera hacerlo; nuestro único objetivo es bien claro, y no es otro que la continuidad de la actividad, con un proyecto de futuro real, el cual establezca tranquilidad tanto laboral como mental a las plantillas, que vienen ya de años de inquietud e incertidumbre.

Hasta que no llegue dicha solución, la CGT, y espero que el conjunto de organizaciones, no va parar en su lucha; si hay que ocupar las fabricas, se ocuparán; si hay que paralizar el polígono de la Zona Franca, se paralizará; si hay que paralizar Catalunya, se hará; si hay que ir a Madrid, a Bruselas o a Japón, se irá; cualquier acción, por muy contundente y radical que sea, no tendremos ningún reparo en llevarla a cabo, sin importarnos las consecuencias, ya que la peor de las consecuencias es la que tenemos ya encima de la mesa, que no es otra que el cierre de Nissan en diciembre. El mensaje principal que se tiene que dar es que de las fabricas de Nissan no se va a permitir sacar ni un solo tornillo.

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1 COMENTARIO

  1. Si lo primero es el empleo lo único que puede asegurarlo es lo que llamáis “socialización” pero como TOMA directa de las instalaciones, lo demás es vacilar, perder el tiempo y debilitar a las fuerzas obreras.

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