Medios israelíes alegan que la víctima, cuya identidad no fue revelada, pretendía apuñalar a los militares israelíes en el barrio de Bab Hota.
“Los militares israelíes abrieron fuego contra el palestino y acabaron con su vida”, ha informado un portavoz del ejército israelí.
Tras el incidente, la policía israelí ha cerrado la Mezquita Al-Aqsa.
Este suceso se produce en un momento de alta tensión en la región, tras más de una semana de hostilidades en la zona divisora entre la Franja de Gaza y los territorios ocupados palestinos, donde Israel está bombardeando el enclave costero palestino.
A ello se suma la indignación palestina por la decisión de Emiratos Árabes Unidos (EAU) de normalizar lazos con el régimen de Tel Aviv, que ha generado protestas en la ocupada Cisjordania, la Franja de Gaza y en la Explanada de las Mezquitas en los últimos días.
Los soldados israelíes han sido criticados por el uso generalizado y sistemático de la fuerza excesiva contra los palestinos. Además, los grupos pro derechos humanos han tildado de “ejecución extrajudicial” su política de disparar a matar, mientras una gran cantidad de palestinos ha muerto sin haber representado una amenaza seria para los israelíes.
Las autoridades israelíes suelen arrestar pocos días a los policías o soldados que atacan a los palestinos, para luego ponerlos en libertad sin recibir el pertinente castigo por el delito cometido. En el peor de los casos, optan por expulsar al agente agresor de la policía o del ejército.
