La producción de electricidad sueca se ha apoyado fuertemente hasta las últimas décadas en la energía hidroeléctrica y nuclear. Recientemente, ha tenido lugar un gran aumento de las energías renovables intermitentes (principalmente energía eólica), que en cierta medida ha reemplazado a la energía nuclear. De los 12 reactores de energía nuclear que teníamos en 1999, solo quedarán 6 después de 2020. Debido a este cambio, la carga base confiable ha sido reemplazada por energía intermitente. Por supuesto, esto tiene algunas ramificaciones para la capacidad de proporcionar energía bajo demanda, incluso si Suecia todavía tiene una gran parte de la electricidad procedente de la energía hidroeléctrica. Una particularidad es que los reactores nucleares, así como la mayor parte del consumo, se ubican en el sur del país, mientras que las grandes centrales hidroeléctricas se ubican en el norte, lo que genera una mayor dependencia de la capacidad de transmisión.
En el pasado se ha hablado de nuevas armas nucleares. Se eliminó una prohibición contra la nueva energía nuclear, y la empresa de servicios públicos Vattenfall solicitó al regulador en 2012 la sustitución de hasta dos reactores por otros nuevos. Sin embargo, no se tomó la decisión de construir estos reactores.
No está previsto que los reactores restantes en Suecia se cierren a corto plazo. Sin embargo, están envejeciendo y eventualmente deberán ser reemplazados. Además, se espera que el consumo de electricidad crezca rápidamente en las próximas décadas, debido a la conversión a automóviles eléctricos y otras formas de electrificación. La nueva energía nuclear sigue siendo una opción, según las eléctricas Vattenfall y Uniper. En particular pequeños reactores modulares.
Creo que tiene sentido económico seguir desarrollando la energía nucleoeléctrica, ya que la energía nuclear es una fuente de energía que se puede desplegar y no utilizar fósiles. Suministra potencia de carga base o, en principio, puede desactivarse bajo demanda. Además, la calefacción nuclear es una opción atractiva para reemplazar la energía de combustión, lo que puede reducir el impacto ambiental de nuestro sistema energético. La principal ventaja de la energía nuclear es que el combustible de uranio tiene la mayor densidad de energía disponible para nosotros y permite un amplio uso de energía con una huella ecológica mínima.
Siempre ha habido una gran conciencia de los peligros potenciales de la energía nucleoeléctrica. Esto no carece completamente de justificación, ya que existen aspectos especiales de seguridad de la energía nuclear; la reacción en cadena siempre debe estar bajo control y el enfriamiento del combustible siempre debe estar asegurado. Sin embargo, existen conceptos de reactores que dependen en gran medida de medios inherentes y pasivos para realizar estas tareas y, por lo tanto, es muy poco probable que se produzca una liberación accidental a gran escala del inventario radiactivo. Sin embargo, también hay que recordar que a pesar de los dramáticos accidentes que se han producido en la historia, el daño causado por los combustibles fósiles es mayor, tanto en términos de salud como medioambiental.
Peter Andersson, investigador del Departamento de Física y Astronomía, Física Nuclear Aplicada de la Universidad de Uppsala
