La Oficina Central de Estadísticas de Palestina publicó el miércoles un informe con ocasión del “Día Nacional del Mártir”, el 7 de enero, que marca el comienzo de la lucha armada del Movimiento Palestino de Liberación Nacional (Al-Fatah) contra la ocupación israelí.
Según los datos de esa institución, 100 000 palestinos han caído desde el Día de Nakba (de la catástrofe) que recuerda la creación de Israel y la expulsión de cientos de miles de palestinos de su territorio ancestral.
De la mencionada cifra, unas 11 000 personas perdieron la vida durante la Segunda Intifada palestina entre los años 2000 y 2005, indica el informe.
La agresión israelí a la asediada Franja de Gaza en 2014, conocida por Israel como la Operación Margen Protector, fue el año más sangriento en la historia palestina. En aquel entonces, el ejército israelí mató a 2240 palestinos en tan solo 51 días del conflicto.
El informe señala también que más de un millón de palestinos han sido desplazados desde 1948 y se han visto obligados a vivir en campamentos de refugiados superpoblados en Cisjordania, Gaza, Jordania, Siria y El Líbano.
De acuerdo con el reporte, el ejército israelí ha utilizado reiteradas veces armas no convencionales y municiones prohibidas en sus agresiones a Gaza y la Cisjordania ocupada.
Varios informes han revelado que Israel utilizó las llamadas bombas DIME durante la agresión de 2014 a Gaza; unas municiones que contienen wolfranio, un metal cancerígeno que ayuda a producir microexplosiones que atraviesan la carne y penetran en el hueso, a menudo destruyendo por completo las extremidades inferiores de las personas afectadas.
Asimismo, el régimen de Israel en otros ataques a la población de Gaza ha utilizado varias veces armas prohibidas, como uranio empobrecido y fósforo blanco.
La Oficina Central de Estadísticas de Palestina pone de relieve que un gran número de palestinos ha perdido la vida como consecuencia de torturas o negligencia médica por parte de Israel en las cárceles israelíes.
Más de 7000 palestinos están retenidos en las cárceles israelíes, entre ellos 180 menores de edad, 43 mujeres y 700 enfermos, la mayoría de los cuales padecen enfermedades crónicas, según las cifras ofrecidas por el Centro de Estudios de los Prisioneros Palestinos (PPCS, por sus siglas en inglés).
