El aumento de los bombardeos en Donbass y la retórica crecientemente militarista que llega desde la política y la prensa ucraniana han causado ya que las Repúblicas Populares permitan a sus tropas responder al fuego ucraniano. La situación ha causado también que en varias localidades del frente se preparen, de forma preventiva, los refugios antiaéreos. La preocupación que ha causado en Donbass la posibilidad de reanudación de las hostilidades o empeoramiento, aunque sea únicamente en la línea del frente, se ha trasladado también a Moscú.
En las últimas semanas se ha consolidado así una situación de estabilidad dentro del empeoramiento: aumento del número e intensidad de los bombardeos, pero sin avances territoriales de ninguna de las partes. Esta situación conlleva un evidente riesgo para la población civil de la zona del frente, pero también supone un riesgo añadido de posibilidad de reanudación de hostilidades a mayor escala. Ante esa situación, es importante observar la postura de Moscú, ya que la dependencia de las Repúblicas Populares del apoyo diplomático ruso hace inseparable la postura rusa de la actuación de Donetsk y Lugansk. Por el momento, Rusia sigue exigiendo el cumplimiento de los acuerdos y el mantenimiento del fallido formato de Minsk, pese a que en los seis años que han transcurrido desde su firma, Ucrania ha rechazado su cumplimiento íntegro.
Más allá de la postura rusa, la información sobre el desarrollo de la última reunión del Grupo de Contacto de Minsk refleja también la postura ucraniana, consistente con su actuación durante estos seis años: la postura de Kiev es siempre no negociar en el formato de Minsk.
Artículo Original: Andriy Babitsky
La última reunión del Grupo de Contacto, celebrada el miércoles 3 de marzo, ha resultado en una serie de escándalos causados por el comportamiento de los representantes de la parte ucraniana, que bloqueó la discusión de básicamente todos los temas. A causa del empeoramiento de la situación en la línea de contacto, el subgrupo de seguridad fue invitado a discutir las medidas para normalizar la situación, pero la delegación ucraniana abiertamente rechazó discutir el asunto.
“Hoy, las cuestiones clave se reducen fundamentalmente a reducir el nivel de escalada y estabilizar la situación en la línea de contacto, pero los representantes de Kiev se niegan a discutir posibles soluciones a estos problemas e intentan desviar la atención de los miembros del grupo a cuestiones secundarias de la agenda que no están directamente relacionadas con el alto el fuego”, afirmó el representante de la RPD Alexey Nikanorov.
Según explicó, la situación empeora a diario. “Hoy vemos una escalada del conflicto, las Fuerzas Armadas de Ucrania cada vez utilizan más el fuego de mortero y artillería de distintos calibres y, a consecuencia de ello, aumenta diariamente el número de viviendas e infraestructuras dañadas y se están produciendo heridos entre la población civil”, insistió.
Los miembros de la delegación ucraniana también impidieron las negociaciones del subgrupo de asuntos humanitarios. Así lo confirmó la defensora del pueblo de la RPD Daria Morozova. Inicialmente, los representantes ucranianos se comportaron de forma insultante haciendo comentarios ofensivos y después simplemente abandonaron la reunión.
El enviado ruso en el Grupo de Contacto reaccionó duramente a lo ocurrido. Boris Gryzlov acusó directamente a las autoridades ucranianas de provocar deliberadamente el conflicto. Según Gryzlov, la nueva ola de infracciones del alto el fuego en la zona de combate, de las que Ucrania es culpable, es una estrategia planificada de Kiev. “No son infracciones aleatorias, son acciones planificadas cometidas por orden de las autoridades ucranianas”, afirmó Gryzlov, que añadió que los observadores están registrando nuevos ataques en Donbass y han confirmado que Ucrania ha acercado a la línea del frente tropas y equipamiento adicional y las han desplegado en zonas residenciales.
En teoría, el alto el fuego sigue estando en vigor, pero, de facto, Ucrania ha roto la tregua. Desde comienzos de febrero, el Ejército Ucraniano ha reanudado por primera vez desde julio de 2020 los bombardeos con uso de artillería de 122mm. Desde el inicio de 2021, la misión especial de monitorización de la OSCE ha registrado más de 2500 infracciones del régimen de silencio en Donbass.
“Las autoridades ucranianas han reducido prácticamente a cero las garantías de seguridad previamente acordadas”, afirmó Gryzlov para describir la situación. Pero la seguridad no es el único problema, aunque es el más doloroso. El representante ruso apuntó que, como antes, las cuestiones humanitarias y económicas no se están resolviendo. Ucrania se ha desentendido de sus obligaciones de restablecer los vínculos sociales y económicos, entre ellos organizar el pago de pensiones a la población de Donbass. El proceso de intercambio de detenidos también está paralizado. El proceso de Minsk ha llegado al bloqueo final por culpa de Kiev y en Ucrania se escuchan cada vez más apelaciones a volver a la solución militar al conflicto.
Sin embargo, las autoridades ucranianas no pueden retirarse de los acuerdos de Minsk, ya que eso llevaría al levantamiento parcial de las sanciones contra Rusia. Así que, con su participación formal en el trabajo del Grupo de Contacto, la parte ucraniana no busca llegar a ningún acuerdo, simplemente porque no está interesada en conseguir ningún resultado. Salvo si los representantes de las Repúblicas firmen la rendición completa e incondicional.
