Un soldado de servicio en Augusta, en la zona de Siracusa, Stefano Paterno, de 43 años, originario de Corleone pero residente en Misterbianco, en la provincia de Catania, falleció el 8 de este mes de un paro cardíaco en su domicilio.
El día anterior, el soldado se había sometido a la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus de AstraZeneca. Paterno estaba casado y era padre de dos hijos. La Fiscalía de Siracusa ha abierto una investigación y ha ordenado incautar los lotes sospechosos para evitar que mueran más personas a causa de esta vacuna.
La fiscalía ha recurrido a la doctrina del “lote”. La vacuna administrada a Paterno pertenece al mismo lote ABV2856 del que la fiscalía ha solicitado la incautación.
Por su parte, el fiscal de Catania, Carmelo Zuccaro, ha hablado de la existencia de otro caso de un soldado vacunado con una dosis del lote ABV2856 que murió en Trapani, por lo que el número de soldados muertos a causa de las vacunas asciende a tres hasta la fecha.
La autopsia de Paterno la está realizando la Fiscalía de Catania mediante una comisión rogatoria. Por el momento no hay pruebas que puedan vincular la muerte a la administración de la vacuna.
“A partir de la primera inspección cadavérica, parece que el soldado murió de un paro cardíaco”, dice la fiscal de Siracusa, Sabrina Gambino. “Por el momento no existe una relación causal, sino que sólo podemos detectar una coincidencia cronológica. Debemos esperar el resultado de la autopsia para tener una imagen más clara”, añadió.
El reguero de muertes plantea del interrogante del número que cadáveres que va a ser necesario antes de que la vacuna de AstraZeneca se prohíba, ya que a los “expertos” las cifras les parecen escasas.
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