La publicación señala que durante una de las expulsiones masivas más grandes de las últimas décadas, los países europeos, con el apoyo de la Agencia de Fronteras Exteriores de la UE, Frontex, expulsaron sistemáticamente a miles de refugiados impulsados por la guerra, incluidos niños, utilizando tácticas ilegales con el uso de la violencia y crueldad contra las personas durante la detención o el transporte.
Desde enero del 2020, a pesar de una disminución en el número de migrantes, Italia, Malta, Grecia, Croacia y España han endurecido sus políticas migratorias. Tras la introducción de cierres fronterizos parciales o totales para detener el brote del nuevo coronavirus, estos países han reclutado embarcaciones privadas para interceptar embarcaciones en peligro y enviar refugiados a centros de detención. Hubo repetidos informes de que la gente fue golpeada, robada, desnudada en la frontera o dejada en el mar, señala el periódico.
El Consejo Danés para los Refugiados (RDC) ha calculado que Croacia ha expulsado a casi 18.000 migrantes de sus fronteras a Bosnia y Herzegovina desde el inicio de la pandemia. La Red de Monitoreo de la Violencia Fronteriza (BVMN), que consta de 13 ONG, a su vez declaró que Grecia no ha permitido que más de 6 mil migrantes desembarquen en sus costas desde enero del 2020. A este respecto, en abril se presentó una demanda contra Grecia en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Atenas sospecha que decenas de migrantes fueron arrojados al mar en balsas salvavidas después de que algunos de ellos fueran golpeados. El caso alega que las lanchas patrulleras griegas remolcaron botes que transportaban migrantes de regreso a aguas turcas y arrojaron personas al mar sin comida, agua ni chalecos salvavidas.